Granada

Alhambra Palace, un lujo para todos

Entrar al Alhambra Palace es sentirse como en un trozo de historia. Es tan emblemático que pensamos en él sobre todo para celebrar acontecimientos, pero desde el mirador donde está situado parece gritar a los granadinos que nos acerquemos a él sin miedo. Para tomar un gin tónic, un San Francisco, una cerveza con almendras o un simple café en su emblemática terraza, para disfrutar de una cena o almuerzo en su restaurante, para vivir el encanto de un concierto en su teatrillo o conocerlo mejor con las visitas guiadas que se están organizando. "Queremos que la ciudad sepa que estamos aquí, que vengan a visitarnos porque no saldrán decepcionados, que nadie se sienta intimidado", me explica el director de ventas Ignacio Durán.

Es cierto, la mayoría del personal es cien por cien granadino. Es un hotel fiel a sus empleados, donde apenas nadie se va hasta que no se jubile. Y entre esas personas emblemáticas está Paco Rivas, el encantador jefe de cocina que lleva nada menos que 42 años trabajando aquí. Con él, cómo no, hablo de comida. Asegura que su cocina es "tradicional con toques vanguardistas, una cocina que rinde homenaje a las raíces y los productos kilómetro cero, es decir, a los de la tierra". Para este tiempo caluroso de verano recomiendo probar su gazpacho o su vichyssoise, una ensalada fresca de bolitas de melón con jamón de pato sobre mango de Motril; a continuación un bacalao confitado en aceite con guacamole, un solomillo de ternera gallega a la parrilla con salsa de foie o unas chuletillas de cordero segureño sobre berenjenas y aceite de orégano. De postre unos piononos, la tarta nevada o unos ligeros sorbetes de mango o hierbabuena. Para beber la carta es extensa, desde cerveza Alhambra muy bien tirada a vinos granadinos. Darlos a conocer es la apuesta actual del restaurante. Los banquetes aquí son perfectos porque se dan todas las facilidades, incluso la posibilidad de que los anfitriones diseñen un menú a su gusto.

El 1 de enero de 1910, el Rey Alfonso XIII inauguró el Hotel Alhambra Palace, obra del Duque de San Pedro de Galatino, un aristócrata, político y empresario que construyendo el hotel hizo realidad un sueño. 18.000 turistas visitaban ya por entonces a La Alhambra, y el Palace era el complemento perfecto para el viajero romántico de la época.

Galatino, gran visionario, anticipó que el turismo sería una gran industria con dos grandes motores: la Alhambra y Sierra Nevada. No se equivocó. También construyó el Hotel del Duque en Sierra Nevada, al que dotó de su propia central eléctrica y de un tranvía. Desde 1910, el Casino del Palace tuvo gran éxito, a su teatro-cinematógrafo acudían Federico García Lorca, Manuel de Falla, José María Rodríguez-Acosta o Angel Barrios.

En abril de 1936 fallece el Duque de Galatino y durante la guerra civil el Hotel se convierte en Hospital de Campaña. Las azoteas del edificio se pintan con cruces rojas. El hotel reabre en 1942, y a partir de esa fecha vive su época más glamurosa, hasta ahora. Reyes, aristócratas, Eva Perón, el Dalai Lhama, Rockefeller, Lauren Bacall o Brad Pitt han disfrutado de él. Es el segundo hotel en activo más antiguo de España, y el único que conserva a los mismos propietarios durante sus 105 años de historia.

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