En el mundo hay cosas que cambian de vez en cuando, pero agosto por ahora sigue inamovible como el mes auténtico de las vacaciones estivales. De ahí, que la operación salida del 1 de agosto sea la más complicada de cuantas contempla la Dirección General de Tráfico (DGT) a lo largo del año. Tan sólo en las carreteras andaluzas se esperan alrededor de 966.000 desplazamientos de largo recorrido desde ayer a las 15:00 horas hasta las 0:00 de mañana. De todos estos viajes, 110.000 corresponderán a la provincia de Granada, donde la capital se queda vacía y la Costa triplica su población.

Las carreteras de Andalucía con mayor intensidad de tráfico serán la N-IV, N-340, AP-4, A-4, A-44, A-45, A-49, A-66, A-7 y A-92. El dispositivo especial de la DGT cuenta con la participación de todos los agentes disponibles de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en la comunidad andaluza, quienes realizarán los servicios habituales de ayuda, asistencia y vigilancia del tráfico, en toda la red interurbana de carreteras en la comunidad autónoma, prestando especial atención a aquellas que previsiblemente soporten mayor número de desplazamientos.

La operación salida se vivió ayer con normalidad en la Costa, pues la afluencia de vehículos en las carreteras se ha producido de manera paulatina a lo largo de la temporada estival. La N -340, que sigue siendo la más utilizada por los habitantes del litoral granadino, presenta estos días una mayor densidad que el resto del año, aunque no tiene nada que ver con las colas interminables que se producían en veranos anteriores, durante los lustros en los que la A-7 era un proyecto.

Ahora, cuando apenas queda un tramo, el de Castell de Ferro, toda la Costa Tropical está conectada por autovía, y los conductores que vienen de Granada o Málaga, tienen la opción de ir por una vía rápida que les conduce en pocos minutos a destinos como Motril, Salobreña o Almuñécar. A mediodía de ayer, tampoco se registraron problemas en otro de los que era un 'punto caliente' en el pasado: En la incorporación de la A-44 a la N-340, en concreto, en la rotonda que conduce a Playa Granada o a la recta de Salobreña tampoco había ni rastro de embotellamientos.

En Torrenueva, bajo el puente de Maraute, que antes pedía una autovía y ahora exige que la Torre se convierta en municipio, las mismas escenas de otros veranos: semáforos, densidad de tráfico y peatones que siguen cruzando por cualquier sitio, de manera peligrosa y desafiante. Sin embargo, ya no hay conductores enfadados por llevar dos horas parados en alguno de los puntos kilométricos torreños de la N-340, donde se llegaron a hacer protestas ofreciendo bebidas a los pacientes visitantes.

En Carchuna y Calahonda sí se ha notado una mayor afluencia de vehículos, no sólo porque estos días la entidad local autónoma celebra sus fiestas, sino por la incorporación de la A-7 junto a la gasolinera de Cepsa, además de los semáforos de entrada a la población caleña, aunque de momento no se han registrado mayores problemas. Es la mejor noticia de un fin de semana que se convierte en la antesala del mes más importante para la economía de la Costa Tropical.