Granada

Manuel Castilla Blanco, de comunista a falangista

  • Unos documentos hasta ahora inéditos revelan la filiación falangista del señalado enterrador de Lorca Penón y Gibson recogieron su testimonio sobre el lugar en el que fue sepultado

PRIMERO fue Agustín Penón, a mediados de los años cincuenta. El ciudadano puertorriqueño con pasaporte estadounidense, y por lo tanto patente de corso con el régimen franquista, era el primero que conseguía entrevistarse con Manuel Castilla Blanco, Manolo 'El Comunista'. Lo presentaban como el joven castigado a enterrar a los asesinados en Víznar, un testigo más de la muerte del poeta Federico García Lorca. Pero él no se encontraba aquella madrugada de agosto entre Víznar y Alfacar. Llegó más tarde. Señaló el área donde en la actualidad se encuentra el monolito del parque de Alfacar como el espacio en el que fue enterrado el poeta. En esa misma zona se llevó a cabo una excavación en la que no se halló resto alguno. Gibson siempre creyó la versión de Manolo 'El Comunista' e indicó que el sitio señalado por el joven enterrador se encontraba a varios metros de donde se excavó. El hispanista se entrevistó con Manuel Castilla, quien incluso lo llevó al lugar exacto, pero la grabación de aquel encuentro, una más de los fondos donados por Gibson el Instituto de Estudios Lorquianos de Fuente Vaqueros, lo deja claro. Manuel Castilla le señaló el lugar, pero dijo textualmente: "Aquí fue donde me dijeron que le enterraron". Estas palabras confirman lo que ahora vienen a revelar estos documentos hallados por el investigador lorquiano Miguel Caballero: Manuel Castilla Blanco no estuvo la noche del trágico asesinato del poeta y tampoco participó en su enterramiento. Los documentos indican que aquel joven ingresó en las Milicias de Falange Española de las JONS el 26 de septiembre de 1936, "días después de su llegada a Víznar", indica Caballero. "Nestares reclutaba a estos jóvenes para las milicias falangistas y de esa manera los 'salvaba' de peores castigos", comenta el investigador. Los documentos prueban que Manuel Castilla no llegó al puesto de Víznar comandado por Nestares el día 21 de agosto, como muchas crónicas e investigaciones afirman, "sino que 'El Comunista' llegó el 21 de septiembre, días antes de 'ingresar' en las milicias falangistas", sentencia Miguel Caballero. A partir de aquella fecha el joven se enrola en el cuerpo armado falangistas y es enviado al frente. Lo que revelan también los documentos es cierta confusión sobre la edad del joven enterrador en aquella negra Colonia de Víznar, la antesala de la muerte de quienes iban a ser asesinados. En los papeles existentes se juega con un año de error, así aparecen dos fechas distintas, la del 12 de octubre de 1917 y la del 31 de octubre de 1918. Este año de margen pudo servir para camuflar la edad y propiciar el ingreso en las milicias del joven castigado por sus supuestos ideales comunistas. Es cierto que Manuel Castilla Blanco coincidió con algunos de los presos políticos y masones condenados y castigados en Víznar a trabajos forzados, entre otras tareas el enterramiento de todos los allí asesinados.

La ficha de filiación describe a un Manuel Castilla como un "hombre católico, soltero, de 1,64 metros de estatura, pelo negro, nariz regular y poca o escasa barba, boca regular, color blanco". Ese joven, según la hoja de servicio, "prestó servicios de destacamento en el sector de Cogollos Vega, Víznar, tomó parte en la ocupación del Peñón de la Mata el 30 de junio de 1937, rectificación de líneas de Pinos Puente el 15 de enero de 1938, operaciones de Cogollos vega del 4 al 8 de febrero del mismo año, destacamento en Pinos Puente, Puerto Lope y Llanos de Silva. Ocupación de Guadix y pueblos del partido, guarnición en Jaén, hasta el primero de octubre de 1939, que causó baja en esta milicia (Falange) para pasar al Regimiento de Infantería de Montaña nº5". Sólo tuvo una mancha en su expediente, el 8 de mayo de 1939, por "ausentarse sin permiso", lo que le valió "treinta días de arresto en el pelotón de castigo". El completo expediente concluye de manera que no deja dudas sobre su entrega a la causa franquista, la frase final sentencia el carácter que se observó de Manuel Castilla Blanco como miliciano falangista: "En todo momento observó buena conducta, amor al servicio y entusiasmo por la Causa Nacional (sic)".

Además de sus acciones en el frente y como miembro de las tropas franquistas, Manuel Castilla prestó 'servicios especiales' a su mentor el capitán Nestares. Combatió durante toda la guerra civil y le tocó un año más al ingresar en el ejército, en su 'quinta'. Fue el hombre para todo de Nestares, "con tareas como pasear en pony a un hijo del capitán, a Fernando, y según Molina Fajardo también atendía el teléfono del capitán, entre otras labores". A cambio de estos 'favores', Manuel Castilla contó con la ayuda de su capitán, valedor y salvador.

¿Por qué un falangista, ayudante de Nestares y joven comunista converso para el régimen colaboró con varios investigadores lorquianos? ¿Qué le movió a Manuel Castilla a indicar tanto a Agustín Penón como a Gibson el lugar del enterramiento de García Lorca? ¿Qué le hacía presentarse como enterrador del poeta? La respuesta de Miguel Caballero a estas cuestiones se resume en dos palabras: "Protagonismo y dinero". En palabras del investigador lorquiano e historiador, "Manuel Castilla Blanco era un 'mindundi'". Habría que situar el momento de la visita a Granada a mediados de los años cincuenta de un Agustín Penón, de quien la mayoría de los cargos falangistas locales sospechaban su pertenencia a la CIA. Las relaciones de Franco con Estados Unidos estaban en plena 'luna de miel' y los americanos se habían interesado por las circunstancias de la muerte de Federico García Lorca. En ese momento llega un adinerado puertorriqueño con pasaporte estadounidense a Granada. Los falangistas granadinos, que en esos momentos pretendían desprenderse de toda culpa y participación en el crimen del poeta se ponen a manos a la obra. Manuel Castilla era el testigo perfecto, la persona que en aquellos días había estado a los dos lados, el de enterrador y el de falangista. No pudieron encontrar mejor testigo. Penón se entrevistó con muchos de los protagonistas del asesinato, testigos y personas cercanas a los hechos, pero casi todas formaban parte de ese escudo falangista creado para repeler todo aquello que los involucrara en la muerte del poeta. La grabación que tomó Gibson, quien fue tras los pasos de Penón, delató al miliciano falangista: "Allí fue donde me dijeron a mi".

Manuel Castilla Blanco, residente en la llamada Barriada de los Doctores, tras ser licenciado en el ejército trabajó como camarero en el ya desgraciadamente desaparecido Bar Celuán, en la calle San Juan de Dios. Falleció en Granada el 9 de septiembre de 1995. El testimonio de este granadino, abocado por las circunstancias de una guerra a tomar un camino determinado, se une a otros sobre las circunstancias de la muerte de García Lorca que, tras ser sometidos a una comprobación e investigación seria, han caído y sido destapados como falsos y movidos por la situación y contexto de sus protagonistas. El que fuera apodado como 'El Comunista', con estas revelaciones resulta ser 'falangista'.

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