Tras una intensa madrugada peinando toda la Sierra de Segura (Jaén) en busca de la avioneta perdida que viajaba hacia Granada, los agentes de la Guardia Civil certificaban a las 9:30 de ayer los peores presagios al encontrar la aeronave siniestrada. A unos 50 metros de allí hallaban también el cuerpo sin vida del piloto, el empresario de 47 años Pablo Alemany Sogues natural de Castellón aunque vecino de Granada desde hace muchos años. Era el desenlace trágico de más de cerca de veinte horas de agonía después de que la avioneta desapareciera en la tarde del pasado martes tras pedir un aterrizaje de emergencia en el en el aeródromo jienense de El Cornicabral de Beas de Segura, a donde no llegó tras haber salido a las 15:00 del aeropuerto de Manises (Valencia) con previsión de llegar al de Granada a las 17:15.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Villacarrillo (Jaén), la cabeza de comarca, se ha hecho cargo de la investigación del accidente, según explicaron a este periódico fuentes de la Subdelegación del Gobierno de Jaén. Una vez que se proceda al levantamiento del cadáver, será trasladado al Instituto de Medicina Legal de Jaén donde aguardan familiares y amigos de Pablo Alemany llegados de Granada y Castellón. Este empresario ligado a entidades inmobiliarias está separado y es padre de dos hijos que estudian en la capital granadina.

Todo apunta a que el mal tiempo fue el principal motivo del accidente según la versión que ofreció el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, quien lamentó el "trágico" fallecimiento del Pablo Alemany y señaló que "las condiciones debían ser realmente adversas". Asimismo, fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Jaén también confirmaron que las rachas de viento de más de 50 kilómetros por hora pudieron ser el desencadenante del siniestro. La avioneta Cessna 172 que pilotaba el empresario castellonense fue encontrada en un paraje muy escarpado entre los términos municipales de Beas de Segura y Segura de la Sierra, conocido como barranco Catena, el mismo lugar donde se estrelló en 2009 el avión del ejército Mirage F1 del Ala 14.

El martes a las siete de la tarde se encendió la primera alerta cuando el Centro de Control aéreo de Sevilla avisó al aeródromo de El Cornicabral para que pusieran en marcha el plan de emergencias por un posible aterrizaje forzoso de la avionetas Cessna 172, ya que un poco antes se había perdido la pista del aparato. Además, varios vecinos de la Sierra de Segura avisaron de que habían escuchado un sonido estruendoso parecido a una explosión. Fue entonces cuando la Comandancia de la Guardia Civil de Jaén coordinó un dispositivo especial de búsqueda formado por cincuenta agentes del puesto de Beas de Segura y del Servicio de Intervención Rápida de la Comandancia de Jaén, además de efectivos de la Policía Local y diez componentes la Guardería Rural de la Comarca. Este operativo trabajó durante toda la noche con la participación de Salvamento Aéreo que aportó un avión con visión nocturna procedente de Palma de Mallorca y que sobrevoló la zona a 8.000 metros de altura. En un principio también se activó la ayuda de un helicóptero procedente de la base de Cuatro Vientos (Madrid) que no llegó a sobrevolar la zona por las inclemencias meteorológicas, fundamentalmente por las fuertes rachas de viento que soplaban en la zona. Desde el Ministerio de Defensa se facilitaron las últimas coordenadas de la posición del avión antes de su desaparición, lo que permitió cerrar el espacio de búsqueda hasta dar con el aparato siniestrado.

Fuentes cercanas la familia del fallecido detallaron que Pablo Alemany era un aficionado a los deportes de aventura como la mountain bike y el parapente. La nave pertenecía a la empresa Gesplane -con base en el aeropuerto de Granada- orientada a fotografía aérea, transporte de viajeros y escuela de pilotos donde se había formado el empresario fallecido.