Granada

El 'lobby' polaco gana terreno a Granada en su lucha por albergar el acelerador de partículas

  • La rectora afirma que "se está trabajando con interés", aunque pide cautela y tiempo para presentar oficialmente el proyecto

El tiempo juega en contra de Granada, que cada día que pasa pierde fuelle en su batalla por albergar el gran acelerador de partículas del macroproyecto científico IFMIF que pretende investigar sobre la implantación de futuros reactores de fusión. Mientras que desde España se sigue guardando un inquietante silencio, en Polonia se está dando el efecto inverso con el país totalmente involucrado para quedarse con una infraestructura que reportaría un gran impacto económico y miles de puestos de trabajo. La rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, confirmó ayer a preguntas de los periodistas que desde dentro de las instituciones "se está trabajando con mucho interés" y se está mirando con detalle la candidatura, aunque apuntó que todavía "debe permanecer sin presentación oficial porque se compite con otros países y esto por ahora es un acuerdo de la Secretaria de Estado de Investigación y la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio".

De esta forma un tanto críptica, la rectora puso el punto y seguido a una historia que comenzó a gestarse a finales del año 2013. No obstante, el momento álgido de la candidatura española para instalar un acelerador de partículas tuvo lugar en septiembre de 2015, cuando se presentó oficialmente a Granada como sede en el XII Simposio Internacional en Tecnología de Fusión Nuclear que se celebró en la ciudad coreana de Daejon. La opción granadina cobró mucha fuerza a partir de ese congreso, ya que una de las conclusiones a las que llegaron los expertos es que España, con su solicitud de instalar el acelerador de partículas en el sur del país, estaba lista para acoger con total garantía el proyecto científico de IFMIF-DONES. Asimismo, otro de los puntos a favor con los que contaba Granada era la relevancia que ha dado España a los proyectos ESFRI (Infraestructuras de Investigación), con lo que esta nueva instalación tendría un valor estratégico para la comunidad científico-tecnológica.

Sin embargo, ya a final del año pasado, el proceso electoral, frenó las aspiraciones de la propuesta granadina, que desde entonces se ha encontrado mucha reserva por parte de las instituciones, que no quieren desvelar nada de la competencia que mantienen con el resto de países. Este paso atrás coincidió con un empujón de Polonia, que no está escatimando ni recursos ni esfuerzos en llevarse a su suelo el acelerador. Su táctica ha sido crear un 'lobby' para presionar a Fusión for Energy, el organismo europeo que decidirá la ubicación final cuando vea que una propuesta ya está madurada. Las instituciones polacas se han organizado para celebrar un gran congreso científico, uno de los grandes pasos que hay que dar cuando se opta a un gran proyecto. Además, en Polonia, ya hablan del acelerador en presente y lo mencionan como la primera infraestructura de investigación de su país y están empezando a plantear las aplicaciones que podrían conseguir ubicando la planta allí.

Pero, aunque parezca que todo está perdido, la realidad es que España tiene un margen pequeño para apurar sus opciones y demostrar a Europa que está más capacitada que Polonia para desarrollar una iniciativa de estas características. A la fortaleza que supone tener una gran cantera de científicos y profesionales repartidos por todo el mundo se une el punto a favor de que el resto de socios internacionales involucrados en el proyecto (Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña) ven con mejores ojos la candidatura de Granada, por pertenecer a un país que ya lidera este tipo de innovación tecnológica. Por tanto, sólo queda que las instituciones den un paso adelante antes de junio y manifiesten su interés por quedarse con el acelerador de partículas. De esta manera, España contaría con su primera gran infraestructura internacional y se pondría a la vanguardia científica.

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