Granada

El SAS realiza el primer trasplante de piel con células del propio paciente

  • La Universidad de Granada, el complejo hospitalario de la capital y el Virgen del Rocío de Sevilla participan en un nuevo hito sanitario Se ha salvado a una joven con el 70% del cuerpo quemado

Cada día se producen en los hospitales de Andalucía buenas noticias. Pacientes que se salvan de situaciones críticas, operaciones que cambian la vida de los pacientes, terapias que mejoran el pronóstico de una enfermedad... El trabajo diario en la sanidad público está lleno de hitos diarios pero también se producen acontecimientos que merecen la pena su difusión y que están llamados a cambiar la práctica clínica mundial.

Este es el caso del último logro de la sanidad pública andaluza. El SAS ha realizado el primer trasplante del mundo de piel artificial humana en un gran quemado creada a partir de células del propio paciente. Hasta ahora, se comercializaba una piel artificial 'externa' en EEUU pero que se usaba para pequeñas heridas, o piel de cadáver. Los dos sistemas no solucionaban las necesidades de los grandes quemados, pacientes críticos con la mayoría de la superficie de su cuerpo abrasada. Esta novedad es su solución. Ya se ha realizado el primer trasplante, hoy se comenzará el segundo y Salud ya ha pedido a la Agencia Española del Medicamento se ha realizado bajo los estándares europeos de fabricación de medicamentos, GMP) que pueda utilizarse de forma hospitalaria de forma que pueda estandarizarse. Ahora, para el que ya se ha realizado y el que está en cartera, se da una autorización expresa por lo que antes se denominaba "uso compasivo".

Su creación, a través de ingeniería tisular, fue presentada ayer por los consejeros de Salud y Economía, Aquilino Alonso y Antonio Ramírez de Arellano; y los responsables de los departamentos implicados. La novedad de la piel artificial utilizada de forma pionera en Andalucía es importante para la ciencia y la asistencia clínica. Y radica en dos elementos: el empleo de una nueva fórmula, que incluye en su fabricación la agarosa (una sustancia química extraída de un alga marina no usada hasta ahora en cultivos de piel); y el empleo de la nanoestructura por presión, que mejora las propiedades de esa piel.

Con estas dos innovaciones, se ha conseguido una piel con mejor capacidad de adhesión y sutura y mejor capacidad de deformación para adaptarse a la superficie. Además, al realizarse con células del propio paciente se reduce casi totalmente la tendencia a infecciones y, sobre todo, el rechazo.

El origen de todo está en el equipo del Departamento de Histología de la Universidad de Granada, liderado por los doctores Antonio Campos y Miguel Alaminos. "Es una historia de mucho trabajo con final feliz", dijo Alaminos. Hace diez años comenzaron sus trabajos para la fabricación de tejidos. Ya permitieron el primer trasplante de córnea artificial pero su objeto fundamental de trabajo "era desarrollar piel humana" para aplicar en el paciente. Para generarla han generado cultivos celulares con queratinocitos (células predominantes de la epidermis) y fibroblastos (con un papel crucial en la curación de las heridas y en dar soporte a la piel). Esas células han permitido desarrollar un biomaterial para generar la estructura de la piel, con la que se han hecho ensayos in vitro e in vivo.

Cuando se presentó el caso clínico de la joven quemada -que, según pudo saber este periódico, fue víctima de una agresión por violencia de género-, todos los protocolos se activaron para "contribuir a salvar la vida" de la joven, de 29 años.

En ese momento, lo que había era que producir esa piel utilizando la fórmula del departamento de la Universidad pero multiplicándola para crear la cantidad de piel necesaria. Y no era poca. Ha sido necesario el trasplante en la zona cervical, tórax, brazos, piernas, abdomen, espalda... Ahí entró la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Complejo Hospitalario de Granada, cuyo responsable, Salvador Arias, explicó ayer cómo se adaptó ese modelo a la clínica. "Teníamos que crear la piel en el laboratorio y generar la superficie necesaria para tratar las quemaduras", dijo. El reto era crear entre 3.000 y 6.000 centímetros cuadrados de piel. Se crearon en un tiempo de tres semanas 5.900 centímetros cuadrados de piel (41 láminas de 144 centímetros cuadrados). Para eso, tenían que tener suficientes células para crearla en tres semanas. Y se hizo. "Era la única opción ya que no existía posibilidad de poner un autoinjerto de piel porque no quedaba zona de cuerpo con buena piel. Su pronóstico era infausto".

En ese tiempo, la paciente estaba ingresada en la unidad de grandes quemados del Virgen del Rocío de Sevilla. Purificación Gacto, la cirujana plástica que intervino a la joven, explicó la intervención y el tratamiento a la paciente, que mejora favorablemente y en unas tres semanas podría recibir el alta. "En abril de 2016 la paciente sufrió grandes quemaduras en el 70% de su cuerpo por un incendio domiciliario". Llegó en estado crítico y tubo que estar intubada y en la UCI durante un mes. Los médicos decidieron entonces realizar este trasplante de piel artificial como única solución a su estado. Así, para ganar tiempo, estando en la UCI se tomaron las biopsias cutáneas necesarias para ir realizando la piel artificial autóloga. A primeros de mayo se trasladó a la unidad de quemados, ya desintubada. De forma urgente se realizaron varias escarotomías para eliminar las quemaduras y que no presionasen el tejido; y dos intervenciones quirúrgicas para poner, de forma temporal, injerto de piel de cadáver.

El 1 de junio se quitaron esos injertos y se pusieron las láminas de piel artificial (después se produjo otra intervención para poner más piel en zonas que no habían evolucionado). Desde entonces, el pronóstico de la mujer ha mejorado, tiene funcionalidad de los miembros, no se ha generado rechazo y la piel está ya afianzada.

Con esta nueva piel se mejora el grosor, su resistencia a la manipulación, la elasticidad y tiene alta capacidad de repitelización. Con otros modelos hacían falta hasta 8 semanas y con este, en dos se empieza a notar la mejoría.

En el proceso han participado 80 investigadores y profesionales coordinados por la Iniciativa Andaluza en Terapias Avanzadas.

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