Granada

Cuenta atrás para un mandato de VÉRTIGO

  • Llegó la hora de la verdad; el nuevo equipo de gobierno del PSOE se enfrenta este curso político al examen más duro de los últimos años, en juego está el futuro de la ciudad

Se acabó el ensayo. Después de un año y medio de letargo ha llegado la hora de que Granada se ponga en marcha. El nuevo curso político que ahora empieza no es uno más. No lo es porque su devenir determinará si la ciudad sigue pataleando para no ahogarse, lastrada por unos pesados pies de barro, o si empieza a soltar cargas y recupera de una vez por todas el tiempo que nunca debió perder. El reto no es fácil. El curso que se avecina da vértigo, así que requerirá de una altura de miras inversamente proporcional al daño que hasta ahora se le ha hecho a la ciudad.

Los renglones más torcidos del curso se escribieron el pasado mes de abril, cuando Granada se paralizó tomada por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) en lo que se dio en llamar operación Nazarí. Una investigación sobre una presunta trama de corrupción urbanística que se saldó con la detención del ex alcalde 'popular' José Torres Hurtado y la concejal de Urbanismo Isabel Nieto, junto a buena parte de la cúpula del área de Urbanismo y varios empresarios.

Pero pasemos página para estrenar un nuevo curso. El que llevó al socialista Paco Cuenca y a sus siete concejales a la Alcaldía de Granada el pasado 5 de mayo con la convicción de que, visto lo visto, había que cambiar criterios y la forma de trabajar en el Ayuntamiento.

Vacaciones mediante, durante estos tres últimos meses los socialistas han puesto todo su empeño en construir una apariencia, una imagen que esté asociada a un nuevo tiempo marcado por la renovación, la juventud, la transparencia y el diálogo. Con este propósito vimos al nuevo alcalde de la ciudad, Paco Cuenca, reunido en Madrid con Laura García-Lorca, al frente de la pancarta de la Marea Amarilla por el AVE soterrado o reunido con el grupo musical granadino 091 en una clara apuesta por la música local. El tiempo dirá si las fotos eran mera estrategia política o un primer paso para desbloquear los grandes proyectos de la ciudad.

De momento la ciudad ha sido testigo de un extenso catálogo de intenciones que van desde la puesta en marcha de varias auditorías, al anuncio de convertir a Granada en una ciudad libre de cortes de agua y luz pasando por la necesidad de arreglar el gravoso sistema de transporte urbano. Cambiar el concepto de ciudad no es algo que se haga de la noche a la mañana así que los próximos 12 meses serán cruciales para demostrar hasta donde son capaces de llegar los ocho nuevos concejales o, mejor dicho, hasta donde los dejan llegar.

Voluntades y buenas intenciones aparte, el nuevo equipo de gobierno ya ha comprobado en este conciso espacio de tiempo que juega en terreno escurridizo. Los 19 concejales de la oposición que el PSOE tiene enfrente obligan más que nunca al entendimiento, pero no parece que ninguno (ni viejos ni nuevos partidos) hayan terminado de entender el concepto de nueva política.

En estas circunstancias habrá que exigir a los 27 corporativos una generosidad, un respeto y una altura de miras de dimensiones estratosféricas. Con ello no estarían mas que cumpliendo con su obligación, aunque el escenario público se ha deteriorado de tal forma en los últimos tiempos que hasta estas actitudes consustanciales al gestor público han brillado por su ausencia.

El temario del nuevo curso político tiene un capítulo más que destacado sobre todos los demás: la economía. Por encima de cualquier otro asunto Granada necesita dotarse para 2017 de una herramienta que le permita ir funcionando, mal que bien, con unos gastos ajustados a unos ingresos reales. Pero esos nuevos presupuestos requieren del consenso de todos los grupos políticos.

Durante el primer trimestre del año el PP fue incapaz de conseguir el beneplácito del resto de grupos políticos para sacar adelante unas cuentas que se intentaron cuadrar a costa del bolsillo del ciudadano. Ahora le toca al PSOE tirar de imaginación para cuadrar un presupuesto imposible y, aunque se han esforzado en dejar claro que ellos no recurrirán a la "política fácil" de subir impuestos, sí han anunciado ya medidas como la eliminación de bonificaciones para varios impuestos, (lo que el PP ha dado en llamar una subida de impuestos a la inversa) o la aceptación de medidas como la actualización de los valores catastrales. Para que el nuevo documento presupuestario 'cuadre', el primer borrador del documento no contempla ni la deuda con Rober ni la paga extra que se le adeuda a los funcionarios. Tampoco se contempla el pago millonario de sentencias que ahora mismo están en el aire pero que puede que toquen suelo en algún momento aplastando con virulencia la endeble economía municipal. Esto obligará al Ayuntamiento a vivir con un ojo pendiente de las sentencias relativas al Plan Parcial Oeste 3 (13 millones), la de la discoteca Aliatar (6,7 millones) y la reclamación de la UGR y Epsa en el T1, en los antiguos terrenos del Palacio de Hielo por valor de 2,7 millones. En total 21 millones en sentencias condenatorias que terminarían de hundir en las profundidades más oscuras al Ayuntamiento de Granada.

Para poder capear con habilidad todo este remolino de reveses los 27 concejales del equipo de gobierno deberían remar en la misma dirección y, a ser posible, intentando no darle palazos al compañero. El PP ya ha dicho en varias ocasiones que ejercerán su papel de oposición, donde el resto de partidos les colocó el pasado 5 de mayo.

Veremos si mantendrán la oposición a toda costa o serán capaces de apoyar iniciativas que sean buenas para la ciudad. Por eso este año será crucial, porque obligará a unos y a otros a poner las cartas encima de la mesa, y a retratarse mostrando hasta dónde están dispuestos a ceder y a pelear por Granada.

El último pleno del verano, el del pasado 29 de julio, mostró la cara más difícil de las minorías tan extremas. Ciudadanos demostró que sus cuatro concejales siguen poniendo las cosas difíciles al sumarlos a los 11 del PP, una aritmética que es capaz de construir un gobierno en la sombra desde la bancada de la oposición. Ocurrió con el nombramiento del jefe de la Policía Local, una decisión que, aunque corresponde por decreto únicamente al alcalde de la ciudad, puso en marcha la pinza PP-C's.

Ahora, por encima de las siglas, el PSOE tiene por delante la obligación de ejemplaridad. Llegar al gobierno sin el respaldo de las urnas les obliga más que nunca a trabajar para todos los ciudadanos que, a favor o en contra de su punto de vista ideológico, deben tener la seguridad de que se está gestionando con honradez la institución municipal... y su dinero.

La democracia necesita una virtud: la confianza.

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