Granada cuenta con el laboratorio de microbiología de referencia a nivel andaluz para realizar las pruebas de detección de la fiebre del nilo, una enfermedad vírica, que se da en aves y animales mamíferos, pero que puede transmite por las picaduras de mosquitos a las personas. Hay hasta 40 especies de éstos que pueden transmitirla, entre ellas del género Culex.

El 19 de agosto, Francia confirmó que el virus se había detectado en un paciente que había estado viajando por las provincias de Sevilla y Huelva -Salud no ha especificado más- con lo que lo notificó al Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades que informó a la sanidad española.

Es el primer caso que se relaciona, aunque sea de forma indirecta, con Andalucía desde que en 2010 se detectaron, por primera vez, dos casos en humanos, en Cádiz.

La Junta de Andalucía ha explicado que el protocolo de vigilancia y alerta de esta enfermedad -que normalmente pasa asintomática o como una gripe, pero que puede ser grave en el 1% de los casos, con afección al sistema nervioso- está activo. Se viene activando, de hecho, entre abril y noviembre, cuando suelen estar más activos los mosquitos. Antes de esos dos casos que evolucionaron de forma favorable, el virus se detectó también en algunas explotaciones de caballos en las provincias de Sevilla, Cádiz, Huelva y Málaga.

El protocolo, que sigue las recomendaciones que la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, incluye información a los centros de atención primaria y hospitales de la zona para la detección precoz. Las pruebas para confirmarlos se realizan en el laboratorio de referencia, en Granada. En el caso de que se haya detectado en una persona, también se realiza un test específico para detectar su presencia en las donaciones de sangre.

La fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad infecciosa transmitida por picadura de mosquitos. La Consejería de Salud aclara que las complicaciones graves se desarrollan en menos de un 1% de los afectados, que pueden desarrollar una meningitis o meningo-encefalitis, entre otras complicaciones menos frecuentes. Como suele ocurrir, las personas mayores, con enfermedades crónicas o que tienen el sistema inmunológico debilitado tienen mayor riesgo. No es muy frecuente, pero están aumentando los casos que se detectan en humanos. Más allá de detectar la presencia de virus precozmente, no hay vacunas para uso en personas, ni medicamentos específicos para atajarla. "La mejor forma de actuar es desde la prevención, evitando las picaduras, sobre todo entre abril y noviembre, que es cuando hay mayor presencia de mosquitos", aclaran desde la Delegación Salud.

Las mismas fuentes apuntan incluso algunas de las medidas más eficaces para prevenir. Nada que no se suela hacer ya en las zonas donde es frecuente la presencia de mosquitos: el uso de repelentes registrados para uso doméstico, sobre todo por la tarde y por la noche, aunque se recomienda que en el caso de insecticidas se aireen bien las habitaciones. También son efectivos los difusores eléctricos en el interior de habitaciones, "que deben usarse siempre con la ventanas abiertas al menos cuando se pernocten en ellas", se insiste, además de la colocación de mosquiteras en ventanas y puertas y cubrir con ropa la piel a la caída de la tarde o apagar la luz cuando se pueda. Salud recuerda la importancia de mantener una adecuada limpieza en los depósitos de aguas estancadas, como piscinas, fuentes o cualquier otro recipiente en el que pueda acumular.

Este virus fue aislado por primera vez en los años 30, en Uganda, en el distrito del Nilo Occidental -de ahí su nombre- y se ha detectado sobre todo en mosquitos, aves y mamíferos de Europa, África, Australia e India. Sólo "esporádicamente" provoca síntomas en humanos, pero los expertos destacan que, en los últimos años, se ha producido una expansión en las áreas afectadas y el número de casos notificados en humanos está creciendo. Entre 1999 y 2010 hubo una importante epidemia en Estados Unidos.