No llueve. Los primeros días del año hidrológico -que acaba de estrenarse- han sido como los últimos meses. Secos. Y eso ha hecho mella en las reservas hídricas de la provincia. A una meteorología poco previsible -nadie puede aventurar si en los próximos meses lloverá o no- se une la merma de agua en los embalses, propiciada por la poca generosidad de las nubes desde la pasada primavera. Como consecuencia de estos dos factores, se ha elevado hasta el nivel de emergencia la situación del sistema del Cubillas-Colomera. En el de San Clemente está activa la alerta, mientras que en Bermejales, Quéntar-Canales y Hoya de Guadix se indica que el panorama es de prealerta. Estos umbrales, publicados en el Informe de la Sequía que de forma mensual elabora el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, colocan a Granada en una situación delicada en cuanto al consumo de agua tanto para abastecimiento humano como para riego agrícola. En una situación de emergencia -como la que ahora vive Cubillas- únicamente se garantiza el abastecimiento para consumo humano durante un año, mientras que para riego únicamente se podrá cubrir en esos doce meses el 60% de la demanda.

Granada es, de hecho, la provincia andaluza con menos reservas en los embalses gestionados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CGH), que controla todos los granadinos a excepción de las infraestructuras de Béznar y Rules. Actualmente, el informe diario del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la cuenca determina que los embalses de la provincia están al 43,02% de su capacidad. El resto de la cuenca no luce un panorama mucho mejor. Así, Jaén está al 45,90%, Córdoba al 45,98%, Sevilla al 56,71% y, por último, Huelva, al 81,72%. Fuera de Andalucía, Ciudad Real está al 62,76% de su máxima capacidad. La media total se sitúa en el 48,42%, 5,4 puntos por encima del valor que presenta Granada. Si se tiene en cuenta al resto de provincias andaluzas, la situación es todavía peor en Almería (6,7%) y Málaga (40,9%).

El pasado año hidrológico -que concluyó el 30 de septiembre- ha sido más seco de lo normal. Según informa la Confederación, el registro de lluvias en la provincia se ha quedado un 26,3% por debajo de la media histórica. De octubre a septiembre, la precipitación registrada en Granada ha sido de 335 litros por metro cuadrado, cuando la media histórica de los últimos 25 años es de 455. Otra particularidad de los últimos doce meses, además de la escasez en las precipitaciones, fueron los altibajos en los registros de pluviometría. Así, desde la Confederación se recuerda que el pasado octubre estuvo, en cuanto a las precipitaciones, por encima de la media. El grifo se cortó y durante los siguientes meses apenas llovió. Sí lo hizo, y con generosidad, en abril y mayo, lo que "permitió remontar la situación de déficit de lluvias que se venía registrando a lo largo de todo el año" en la demarcación. Aquella agua de mayo sentó bien al campo y a los registros estadísticos, ya que se consiguió igualar la media del último cuarto de siglo. El verano, como es normal, vino de la mano de cielos totalmente despejados, por lo que la provincia se ha surtido de las reservas hídricas.

Con este panorama, el saldo para los embalses granadinos es negativo en este último año hidrológico. Según la información facilitada por embalses.net, las reservas en Granada están al 44,77%, once puntos por debajo del dato de 2015, cuando entre todas las infraestructuras de almacenaje de la provincia (lo que incluye, además de las gestionadas por la CHG, a Béznar y Rules) estaban al 56,16%. La curva también es claramente descendente si se compara con la media de los últimos diez años (52,8%).

Pese a la falta de lluvias, desde la Confederación se asegura que la campaña de riego -que se ha prorrogado hasta el próximo 15 de octubre- se ha desarrollado con "normalidad" y que pese a que en abril se previó la posibilidad de recurrir a sondeos, finalmente "no se han activado los pozos".