Ayer y hoy

El Carlos Marx del Zacatín

  • Empezó socialista y acabo falangista y subdirector del 'Patria'. Los giros políticos de algunos granadinos resultan sorprendentes- El caso Oriol Catena ha sido minuciosamente estudiado.

EN la breve Silueta del Día que firmaba el periodista Constancio (Constantino Ruiz Carnero) en el periódico El Defensor de Granada el sábado 18 de julio de 1931, titulada Caciques, dio en llamar 'Carlos Marx del Zacatín' a uno de los socialistas más preclaros que hubo en la Granada de los años 20-30. El profesor de Economía Política de la Facultad de Derecho Francisco Oriol Catena (1904-1938), figura granadina de la que ya nos habló Cristina Viñes en 1995, de la que se nutren docenas de estudiosos y de la que luego hemos sabido bastante a raíz de la tesis doctoral de Mercedes Oriol titulada El giro ideológico de Francisco Oriol Catena (2015). Así lo escribe Constancio en su Silueta "…usted desconoce la preciosa existencia de nuestro admirado amigo Francisco Oriol, un Carlos Marx del Zacatín…".

Entre los historiadores es conocida la obra ya clásica que Oriol dejó en diversos artículos y luego en el libro titulado La repoblación del Reino de Granada después de la expulsión de los moriscos (1933). Obra mil veces consultada por los especialistas en ese siglo XVI de tan difícil convivencia cristiano-morisca en Granada.

Pero lo que aquí venimos a destacar es ese giro político que el granadino dio en menos de un par de años. Amigo y secretario de Manuel de Falla, al que le llevaba como abogado los asuntos de los derechos de autor; amigo de Lorca, de Ruiz Carnero, de Gallego Burín, de Fernando de los Ríos y de media Granada más. Colaborador de prensa y hasta actor de teatro; intervino haciendo el papel de Rico en la obra de Calderón El Gran Teatro del Mundo. "Qué pensamientos le rondarían por la cabeza a este ser de carácter conciliador, que miró siempre por el bien de los trabajadores, por el reparto equitativo de la tierra, por la justicia y la igualdad…durante los últimos años de su existencia". Se cuestiona Mercedes Oriol en su muy documentada tesis. Un socialista que llegó a ser presidente de la Agrupación Socialista de Granada en 1931 sufrió lo que algunos, tal vez muy a la ligera, han calificado de brusco viraje de socialista a falangista, muy parecido al que venimos observando desde hace unas décadas, pero al revés. Encontramos con frecuencia a furibundos falangistas de antes de ayer que ostentan hoy destacados cargos en la administración socialista y a los que les falta tiempo para proclamarse marxistas "de toda la vida", cuando todavía conservan el brazo medio levantado y el yugo y las flechas en el baúl de los recuerdos. Estos vaivenes políticos que matizan los colores de la chaqueta, como hacen los camaleones, pueden estar plenamente justificados porque todo el mundo tiene derecho a evolucionar cuando va completando su información. O cuando ve oportunidad de prosperar y colocar a sus parientes. Nada que objetar. Lo que pasa es que algunos lo hacen con tan especial descaro y falta de convencimiento que provocan hilaridad y vergüenza ajena. Vivieron bien en el barco de ayer y siguen a flote en el de hoy sin importarle quién dirige la nave ni su rumbo. Abundan los políticos de tres al cuarto, hijos de papá que también lo fueron, pasajeros acomodados ayer rumbo norte que siguen hoy en camarotes de primera dirección sur.

El caso Oriol Catena, hombre bueno, progresista y de profundas convicciones religiosas, resulta espectacular; empezó apoyando la causa de la República y acabó de subdirector del Patria, Diario de Falange Española y de las JONS. Algunos creen que sus viajes a la Alemania nazi lo devolvieron a España con otra chaqueta. Muchos de sus amigos y familiares fueron sin embargo luego fusilados o exiliados. Él murió de una insuficiencia cardiaca en enero de 1938. Pero estamos acostumbrados a los conversos en Granada. Capaces somos de ver que un día nos gobiernen los indios y aparezcan algunos con plumas en la cabellera.

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