Granada

El Ingeniero Santa Cruz

  • Hizo posible que se pudiera llegar hasta el Veleta en coche, trazando la carretera más alta de Europa. Lamentablemente poco queda de ese primer trazado histórico, pero el hecho no debiera olvidarseJuan José Santa Cruz, Marqués del Veleta, que estás en los cielos, perdona la poca memoria de algunos granadinos, sus envidias y sus celos · Casado con una gitana canastera y fusilado en el 36

Hay en el Zaidín una callecita que lleva el nombre de Ingeniero Santa Cruz; su biografía ha sido mil veces referida, pero no está mal recordar algunos curiosos y dramáticos sucesos de su vida a punto de inaugurarse la nueva temporada de esquí en Sierra Nevada. Protocolo de actuación, cañones de innivación, balizadores y pisteros aplanando, remontes, seguridades, aparcamientos y botiquines. Muy pocos de los que componen ese multitudinario desfile anual a nuestra Sierra sabrán que fue el ingeniero Santa Cruz el que hizo posible que se pudiera llegar hasta el Veleta en coche, trazando la carretera más alta de Europa. Lamentablemente poco queda ya de ese primer trazado histórico pero el hecho ingenioso, atrevido y heroico nunca debiera ser olvidado.

Juan José Santa Cruz, madrileño de nacimiento, ingeniero de vocación y político de afición se vino a vivir a Plaza Nueva en los días en los que el Duque de San Pedro de Galatino soñaba con abrir una carretera hasta el Veleta y Natalio Rivas ejercía a tope su caciquismo.

Nació el ingeniero el 15 de septiembre de 1880 y precisamente el 15 de septiembre de 1935 se inauguró la obra magna. En un coche conducido por su hija Teresa llegó D. Juan José a lo alto; allí recibió al ministro de Fomento y demás autoridades. Todos los periódicos de España y parte del extranjero recogieron la sensacional noticia.

Santa Cruz debiera tener un lugar de honor en la memoria de la ciudad: Ingeniero Jefe de Obras Públicas, proyectó una nueva red de aguas potables desde el río Aguas Blancas, intervino en la construcción del Puerto de Motril, en el del Pantano del Cubillas, en el trazado del Camino de Ronda con Julio Moreno, en el del tristemente desaparecido tranvía de la Sierra, y no sé en cuantas cosas más. Fue escritor, conferenciante, científico, presidente del Centro Artístico y sobre todo buena persona.

Sus profundas convicciones republicanas, como a tantos otros, le llevaron al paredón de fusilamientos del cementerio granadino a las seis de la mañana del 2 de agosto de 1936. Nada pudo hacer su abogado Fernando López Nebrera. Absurda muerte, absurda guerra incivil, absurda España. Otros muchos escriben largo y tendido sobre este drama. Mi homenaje a Santa Cruz es más relajado.

Sin duda su amor de verdad fue el que sintió por su hija Teresa, mujer guapísima que murió en 2006. Dicen que era un espectáculo verla pasear a caballo por la calle Reyes. Un hombre muy listo, Adolfo Hidalgo, jurídico militar, la llevó al altar y la hizo madre y abuela de numerosa prole.

Nació Teresa de sus relaciones con una hermosa gitana llamada Antonia Heredia, de la familia de los Canasteros, con la que acabó casándose en la cárcel la noche antes de su fusilamiento. Curioso idilio casi de película: el ingeniero republicano y la gitana soltera que viven "en pecado" en una Granada cerrada y con los granos muy apretados. Así lo recoge la tragedia granadina que nos dejó Manuel de Pinedo, El hombre que acercó las nubes.

La noble familia de los Santa Cruz tal vez recelara de esta unión; hubieran preferido la boda con una aristócrata: Francisca Gómez de las Cortinas, su novia, guapa, culta y con dinero. Don Juan José, amante de la brujería, prefirió lógicamente a la preciosa gitana granadina.

Cuando recaló Santa Cruz en Granada se vino a Plaza Nueva con Balbina, su cuidadora desde niño. Pero tras el fusilamiento del 36 quedó la viuda Antonia Heredia como dueña y señora de la casa. Balbina no lo podía soportar y no se le ocurrió otra cosa que fugarse llevándose las joyas que Santa Cruz dejó a su hija Teresa. Imagino las maldiciones de la gitana: ¡permítalo Dios que…!.

Los que van tan felices a la Sierra que sepan por lo menos quién fue Santa Cruz. Juan José Santa Cruz y Garcés de Marcilla, Barón de Andilla, que estás en los cielos, perdona la poca memoria de los granadinos, sus rencores, sus envidias y sus celos.

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