Granada

Currantes, jubilados y vecinos en paro se reparten el Gordo de la ONCE

  • El quiosco de José Manuel Sedano distribuyó ayer en La Chana 1,7 millones de euros · Los bares de la zona vendieron casi el total de los 37 números premiados llevando la suerte a unos 30 vecinos

Una señora consulta en un quiosco de la ONCE si algún cupón del fajo que lleva en la mano ha resultado premiado pero, aunque no anda muy lejos, la suerte decidió el miércoles dejarse ver en otro puesto de venta situado unos metros más abajo. El lugar tocado por la fortuna se encuentra en la calle Sagrada Familia de La Chana, donde se vendieron 37 boletos que dejaron 1.7500.000 euros en el barrio.

Allí, seguía ayer trabajando José Manuel Sedano. Más contento de que de costumbre, eso sí. Es el único que está casi tan feliz como los vecinos que le compraron el 56.839, un número que les ha hecho ganar la nada despreciable cifra de 35.000 euros por cupón. "Son gente humilde que veo todos los días y al final un cliente acaba siendo como un amigo", cuenta. Manuel está más feliz si cabe porque el premio ha sido muy repartido, calcula que los 37 números se han distribuido entre unas 30 personas y, además, hay muchos parados entre los afortunados.

Después de 26 años vendiendo en la ONCE, éste es el tercer gran premio que sale de sus manos, pero el primero que lo hace en euros. Ayer tuvo "una buena mañana" y vendió unos 50 cupones más. "Los próximos días se correrá la voz y acudirá aún más gente", vaticina. Para José Manuel, el trabajo cobra un sentido especial cuando va acompañado de premios, por lo que desea que el azar vuelva a fijarse en La Chana: "Espero poner el barrio rico. Todo lo que pueda lo voy a dar".

Mucha alegría y champán se pudo encontrar también en el bar La Señora, que actuó como sucursal de la suerte para festejar el premio. Allí, desde hace diez años José Manuel deja 20 cupones que son comprados por los clientes. La dueña del establecimiento, Ana Frías, se felicita porque todos los agraciados son "gente trabajadora que pasan por aquí a las cinco de la mañana antes de comenzar la jornada".

La noche del sorteo recibió una visita inesperada. Era el vendedor que venía a darle la noticia: "Llegó muy contento, me abrazó y me dio un beso. Le pregunté si estaba celebrando ya las fiestas navideñas". Rápidamente corrió a comprobar que ella también se había quedado con un número. "No lo esperaba y casi no me lo creo", apunta.

Una de sus clientas, Concepción Jerónimo, se encontró de sopetón con que había ganado 35.000 euros cuando se disponía a pedir un café en este bar. Además de dedicar una gran parte a la hipoteca, gastará el premio en visitar a su hijo que se encuentra enfermo y vive en Polonia.

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