Granada

Miles de personas toman las calles para protestar por la Cumbre o aplaudirla

  • La marcha pro-saharaui es la más numerosa y une a tres mil personas; la de ganaderos y agricultores pincha y la que aplaude los acuerdos alcanzados es, por lo menos, rara

Breve conversación oída poco antes de la una de la tarde en el cruce entre Gran Vía y Reyes Católicos:

Ciudadano: "Perdone, ¿a qué hora termina la manifestación?"

Policía: "¿Cuál de ellas?"

Ciudadano: "¿Cómo?"

Policía: "Es que hay cinco"

Pues eso, que entre concentraciones y manifestaciones, cinco encuentros más o menos multitudinarios convirtieron ayer a Granada en poco menos que un torbellino de gente.

Las que atrajeron a más público fueron las relacionadas con la Cumbre que ayer finalizó en Granada: una, a favor de la autodeterminación del Sahara; otra, de agricultores contra los acuerdos comerciales entre la Unión Europea y Marruecos; y una tercera, a favor de ese entendimiento con el país magrebí.

De las tres, la que tuvo un seguimiento más importante fue la de los saharauis, que congregó a casi 3.000 personas, según fuentes del Cuerpo Nacional de Policía. Diez mil, según los organizadores. Comenzó poco después de las doce del mediodía en la Plaza del Triunfo y terminó casi a las dos en la de Bib Rambla, después de atravesar la Gran Vía. Al frente, en la cabecera, rostros conocidos como los de Cayo Lara, coordinador general de IU, Diego Valdera, responsable de la formación en Andalucía, y, la más fotografiada de todos, la activista saharaui Aminatu Haidar.

Más atrás, un variopinto panorama. Desde representantes de Unión Progreso y Democracia hasta otros de Izquierda Anticapitalista. Pancartas acusando a Marruecos de ser "culpable" y a España "responsable" de la situación, otras que exigían "no más privilegios a los torturadores" y muchas consignas en voz alta en favor de un "Sahara libre" y del Frente Polisario.

Ya en Bib Rambla, y a falta de uno, se leyeron dos comunicados. El cantaor Juan Pinilla, en el tono combativo que correspondía, protestó contra "unos acuerdos que generan más pobreza, excepto para los que ya son ricos" y abogó por que "la crisis la paguen los que la han provocado". Y el público, literalmente, rugía.

Antes de eso, en medio de la manifestación, Cayo Lara ya había cargado contra el Estatuto Avanzado con Marruecos, que a su juicio "consolida la vergüenza y la mayor violación que se puede hacer a los derechos humanos", de lo cual responsabilizó a Marruecos, pero también a España "por su consentimiento".

Casi en paralelo, a las doce del mediodía, los sindicatos Asaja, COAG y UPA reunían a poco más de seiscientas personas en la Plaza Nueva, según la Policía. La lluvia fue probablemente la causa de que al final la convocatoria no tuviera el seguimiento esperado. Aun así, llegaron agricultores y ganaderos de las provincias de Granada, Málaga y Almería, así como de la comunidad autónoma de Murcia.

"Los acuerdos con terceros países nos afectan a todos. Las frutas y hortalizas no son moneda de cambio", se leía en el cartel situado bajo la tarima de oradores. Entre el público, pancartas con mensajes directos: "Queremos vivir de nuestro trabajo", rezaba una. "Por la supervivencia de nuestra agricultura", reclamaba otra.

Miguel López, secretario general de COAG, recordó que el diez por ciento de la población vive de la agricultura y que por eso es necesario "apostar por ella" y no suscribir acuerdos con terceros países "que benefician a los cultivos del interior de Europa pero perjudican a los de la cultura mediterránea".

En parecidos términos se expresó Francisco Vargas, responsable del sector de hortalizas de Asaja, para quien están en juego casi 400.000 puestos de trabajo en Andalucía. Y Agustín Rodríguez, de UPA Andalucía, expresó que en ningún caso la agricultura debe ser "una contrapartida de la factura que Europa pague a terceros países para exportar tecnología".

La tercera manifestación relacionada con la Cumbre tuvo lugar por la tarde, en la explanada frente al Palacio de Congresos y Exposiciones y, pese a que teóricamente había sido convocada por la Asociación de Mujeres Inmigrantes y la Asociación de Estudiantes Marroquíes de Granada, dos colectivos minoritarios, logró reunir a más de dos mil personas, siempre según fuentes policiales.

Ese y otros detalles -abundaban las fotos del rey de Marruecos, Mohamed VI, con o sin su familia, llegaron autobuses de sitios tan lejanos como Hospitalet, había varias banderas de Cataluña, Bélgica y Francia...- invitan a pensar que detrás de todo estaba el propio Gobierno de Marruecos, por más que se difundiera que todo era obra del boca a boca y de internet, se disimulara con pancartas ligeramente reivindicativas -reclamando la "autonomía", nunca la autodeterminación, de la "región" del Sahara- o con carteles firmados por un genérico Colectivo de Asociaciones Marroquíes. El caso es que la gente se lo tomó como una auténtica fiesta. En las gradas, muchos parecían estar en un partido de fútbol y jaleaban consignas en árabe, muchos de ellos envueltos en la bandera española.

Se volvían especialmente activos en cuanto veían una cámara, y más aún si era de televisión. Al verla llegar, procuraban formar grupos más o menos numerosos que de buenas a primeras empezaban a dar botes y a gesticular sonrientes y felices, mientras sostenían banderolas de su país, de España o de la Unión Europea y mostraban carteles en tamaño folio reclamando "una visión estratégica y dinámica de las relaciones" o proclamando que "La Unión Europea y Marruecos se necesitan".

Y, por supuesto, eludieron la confrontación. Preguntado por la manifestación pro-saharaui celebrada sólo unas horas antes, la presidenta de la Asociación de Mujeres Inmigrantes, Sabah Oufi, dijo que no era partidaria de "mezclar las cosas" y que estaban ahí "para celebrar un día muy importante".

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