Productos granadinos de Calidad

Soplillos de la Alpujarra, un postre cien por cien natural

  • Los moriscos mezclaban la harina, la miel, las almendras, los huevos y el aceite de oliva, para lograr postres como los soplillos de esta comarca. En Murtas, Cádiar o Ugíjar hay buenos pasteleros que los preparan diariamente

QUE la Alpujarra es una comarca donde abundan productos elaborados de manera artesanal, con productos auténticos, que se está revalorizando precisamente por esa moda de volver a vivir 'como antes', de todos es sabido. De ahí que las delicias que preparan sean cada vez más apreciadas por los paladares más entendidos.

Un dulce que ha pervivido gracias a la tradición son los soplillos. Los musulmanes ya supieron aprovechar la abundancia de agua y la calidad fértil de los terrenos alpujarreños, formados por valles y barrancos donde se plantaban todo tipo de legumbres y frutales. Aquellos sabios aprendieron a utilizar mediante un sistema de bancales la distribución espacial de los terrenos, para ubicar unos cultivos en los bordes y otros en el interior, lo que permitió que en sus fincas, almendros, higueras, nogales y viñas convivieran por sus laderas junto a otros frutales y productos hortícolas, otorgando su personalidad al peculiar paisaje alpujarreño.

La cocina de esta comarca es sencilla, como sus gentes, y sus habitantes presumen de que es "muy natural". Está basada en la riqueza y variedad de los productos de la tierra, como la fruta, la hortaliza y el ganado, productos autóctonos que el alpujarreño "mima" durante todo un año, con ese cariño que confiere lo propio, aunque surgió de la necesidad de tener que subsistir a base de ellos durante todo un largo año.

Uno de los productos más representativos de esta agricultura es la almendra, que formó parte de la dieta de los pueblos que habitaron la cuenca mediterránea. Los fenicios y los romanos la utilizaron en su gastronomía, pero fueron los árabes los mayores responsables de su introducción en la cocina alpujarreña. También ellos recibieron su influencia de la zona. A lo largo de los siglos que habitaron la provincia de Granada dejaron tras de sí costumbres alimentarías traídas de Oriente como la utilización de los frutos secos, dátiles o uvas pasas triturados o picados para endulzar los platos y modificar su consistencia. Así, utilizaron la almendra para todo tipo de platos, dulces y salados, pero fue en la repostería a base de almendra y azúcar o miel donde estos usos culinarios alcanzaron cotas insuperables: pestiños, roscos o soplillos son algunos de los estandartes de este goloso ejército.

Los moriscos mezclaban con sumo arte la harina, la miel, las almendras, los huevos y el aceite de oliva, para lograr postres como los soplillos característicos de esta comarca. En Murtas, Cádiar o Ugíjar hay buenos pasteleros que los preparan diariamente. Los pueblos de la Alpujarra han sabido conservar la elaboración de tan exquisito dulce, transmitiendo de padres a hijos estas tradiciones culinarias.

La receta con la que se elaboran los soplillos ha perdurado a lo largo de los siglos: Se pelan las almendras con agua hirviendo, cuando están secas se parten en trozos largos y se tuestan. En un recipiente se echan las claras de huevo con el azúcar y la ralladura de limón. No se puede echar el limón solo pues el huevo se corta, y se separan las yemas. Estas últimas se reservan para hacer otro postre delicioso: los almendrados, que tienen de base la misma receta, sólo que en vez de claras huevo se echan las yemas. De ahí que cuando se elaboran unos, a continuación, se preparan los otros.

Se pone al fuego y, cuando el azúcar se derrite, se bate hasta que se pone a punto de nieve. Hay que añadir las almendras picadas y tostadas del tamaño de piñones, para lo cual hay que ayudarse de un mortero. Con esta pasta se van haciendo montoncitos con aspecto de unas cucharadas grandes de masa, dejándoles una separación adecuada, en concreto, de unos 4 a 6 centímetros. Se meten en el horno a temperatura moderada y cuando los soplillos empiecen a abrir ligeramente y a dorar (pero sin llegar a tostarse por encima) los retiramos del horno.

En la actualidad, la calidad de la repostería alpujarreña se ha abierto al mercado nacional, es por ello que adaptándose a las demandas cada vez más exigentes de los consumidores, se han introducido nuevas tecnologías: amasadoras, batidoras, por supuesto, sin menoscabar la calidad de la materia prima y del proceso de elaboración, siempre respetuoso con la naturaleza y el entorno, para elaborar artesanalmente un postre cien por cien natural.

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