Granada

La 'cultura de la calidad', a debate

  • El Ateneo de Granada organiza una mesa redonda sobre el control interno y externo que se ejerce en los servicios educativos y sanitarios y las consecuencias que afloran de la nueva evaluación política

En una década se ha instalado una cultura de control de la calidad en los servicios públicos de educación y de sanidad que ha conseguido "arrebatarnos la condición de ciudadanos para convertirnos en clientes". Con esta reflexión arrancó ayer la mesa redonda La cultura de la calidad y de la evaluación: un debate pendiente, que organizó en Ateneo de Granada en la Facultad de Derecho, y que fue conducida por el inspector y ex delegado provincial de Educación, Antonio Lara; el historiador y ex director de la ETS de Arquitectura, Juan Calatrava; el sociólogo Juan Irigoyen y el psicoanalista Jesús Ambel.

El coordinador de la mesa y miembro de la dirección del Ateneo, Sergio Hinojosa, experto en la estandarización y control de la calidad en educación, destacó a este diario algunas de las reflexiones que han motivado el debate en torno a este tema. Para atender la convergencia europea, se apuesta por un sistema educativo con mecanismos internos de autoevaluación y un control externo de la calidad. La cultura de la calidad, como lo denomina Hinojosa, es una condición sine qua non de la competitividad que supone Europa. "Sin embargo, está basada en una conjunción teórica artificiosa que promueve el control en la utilidad y el uso del capital humano como herramienta, pero que olvida la particularidad del individuo", detalla el moderador.

Este olvido, al que aludieron ayer los ponentes, va asociado a una desaparición de la capacidad de decisión del sujeto en la educación, la sanidad y la producción cultural.

El nacimiento en Andalucía de las agencias de evaluación de la calidad, encargadas de analizar el sistema público educativo y sanitario, "han desencadenado una tendencia , hasta la asfixia, de las normas que deben regir una institución", destaca el experto.

En la práctica, "las instituciones se convierten en partes de un contrato social: la institución ofrece el servicio a los clientes mediante un contrato con sus cláusulas explícitas, en lugar del ordenamiento legal del ámbito".

Respecto a las consecuencias de esta cultura, se debatió algunas detalladas por Hinojosa (jingshenfengxi.blogspot.com): quienes gestionen las instituciones serán el objeto privilegiado de la nueva formación. "Un ejército moderno de expertos salidos del 'cursillismo' invadirá las conciencias y las agitará para imponer científicamente un nuevo estilo de trabajo y una nueva concepción de la enseñanza", alerta el profesor de Filosofía del IES Churriana de la Vega.

Y lo que es peor, que "los responsables con una conciencia política más amplia se vayan aburridos o quemados y accedan a puestos dirigentes formados y evaluados en la cultura de la calidad".

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