Todos los estudios demográficos tienden a señalar lo mismo. El número de nacimientos se va reduciendo paulatinamente, la esperanza de vida se va viendo ampliada gracias a la calidad de vida y a la sanidad y, en consecuencia, la población va envejeciendo. No hay tantos bebés y hay más ancianos. Y, mientras tanto, los jóvenes no encuentran una situación económica que les anime a la procreación mientras van alcanzando el horizonte de la edad reproductiva y van retrasando la decisión de tener un hijo. Porque en la mayoría de las ocasiones, las parejas de esta generación tienden a tener un único vástago, básicamente, porque no les da tiempo a más. Las consecuencias básicas son un envejecimiento paulatino de la población y el descenso en las nuevas generaciones que, llegado el momento, deberían tomar el mando de la situación. Y, como ejemplo, basta con comprobar la dinámica de la población en la capital granadina durante la última década. El número de ancianos de 85 años en adelante se ha duplicado en dos años. Mientras, la cifra de seres humanos entre 0 y 14 años baja paulatinamente.

Y eso que en la provincia, el envejecimiento de la población se mantiene más o menos en los mismos niveles de hace diez años. Según los últimos datos del padrón publicados por el Instituto Nacional de Estadística, INE, la proporción de personas de más de 65 años -edad crítica que hasta hace poco marcaba la jubilación y el fin de la etapa activa estadísticamente hablando de la vida- ha descendido muy levemente, de manera casi imperceptible. Así, en 2000, el 16,3% de la población de la provincia tenía más de 65 años, mientras que en 2010 la proporción era de 16,1%. Pero donde sí se ha notado la variación ha sido en la proporción de adolescentes, que ha bajado. De hecho, en 2000, la población de 0 a 14 años ascendía al 16,3% del total de los empadronados en Granada. Con los últimos datos en la mano, esa cifra ha disminuido hasta situarse en el 15% del total de los granadinos.

Pero, volviendo a la capital, el envejecimiento de la población puede observarse mejor si se compara con las cabeceras de comarca de la provincia. Así, según los datos de padrón, los capitalinos que tienen más de 65 años representan el 18,2% del censo de la ciudad -cuando, además, hace diez años, la proporción se establecía en un 16,4%-. O lo que viene a ser lo mismo, de cada cien personas que viven en Granada, 18 son ancianos. Este porcentaje únicamente es superado por los municipios de Huéscar, en la zona Norte de la provincia, y Lanjarón, donde la cantidad de personas con esa edad supone un 22,4% y un 20,8% de la población, respectivamente. Lugares, por otra parte, golpeados por la despoblación del entorno rural que durante las últimas décadas ha sacudido a comarcas eminentemente agrícolas, empujando grandes bolsas de vecinos a municipios cercanos a la capital o a la Costa, en el caso de Granada.

Porque si se observa la proporción de población envejecida de los grandes municipios de la provincia, el que menos padece este fenómeno es Motril. Está cuatro puntos por debajo de la media provincial y a ocho de la capital. En el término municipal motrileño, los ciudadanos empadronados que tienen más de 65 años suponen el 12,5% de la población, mientras que los que tienen más de 85 años son, proporcionalmente, la mitad de los que tendría Granada, ya que son el 1,2% de los vecinos de la localidad costera.

Y mientras en la capital, el número de niños y adolescentes es del 13% -trece de cada cien personas está entre los 0 y los 14 años-, en la Costa, esa cantidad es cuatro puntos mayor. Según los datos del padrón del INE, en Motril el número de vecinos enmarcados en ese arco de edades supondría el 17,7% de la población del municipio.

En el caso de la capital, el porcentaje de niños y adolescentes que de aquí a unos diez o veinte años serán el músculo productivo de la sociedad ha bajado en la última década. Así, si ahora representan el 13%, como anteriormente se ha señalado, en 2000 esa proporción era ligeramente superior, con un 14% del total de la población.

En las cabeceras de comarca de la provincia, la situación es bastante parecida, pero menos acusada que en la capital. Así, en Baza la cantidad de personas de más de 65 años supone el 16,6% de la población; en Guadix es similar a la media provincial, del 16,1%; y en el municipio de Loja, los jubilados son el 16,3% de los vecinos. Aunque en este último municipio, la proporción de niños y adolescentes es mayor, con un 17,07%; mientras que en Baza ascienden al 15,4%; en Guadix, al 14,5% y en Huéscar, del 15,5%.