Granada

Las firmas granadinas cumplen con holgura con el Protocolo de Kioto

  • Las 25 empresas controladas emiten a la atmósfera casi medio millón de toneladas de dióxido de carbono, aunque están lejos del techo · Mejoran los datos con respecto a las emisiones de 2008

Las empresas de la provincia de Granada han vuelto a cumplir con las exigencias marcadas por el Protocolo de Kioto sobre emisiones a la atmósfera. Según los datos facilitados por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), las empresas granadinas no rebasaron el tope a lo largo de 2010, es más, se quedaron a un 19,5% del límite marcado por la Administración, un colchón suficientemente amplio que, incluso, supera el de 2008, que fue de un 13,1%.

El Protocolo firmado en la ciudad nipona en 1997 compromete a los países firmantes a regular las emisiones de gases que pueden generar el temido efecto invernadero a la atmósfera, responsable del calentamiento que se ha registrado a nivel global en las últimas décadas.

La lucha contra este fenómeno llevó a este compromiso internacional, que tiene como objetivo reducir las emisiones a largo plazo. Y se puede decir, con los datos en la mano, que las empresas granadinas cumplen con lo estipulado desde el Ministerio. En las instalaciones afectadas por la ley 1/2005 -que regula el régimen del comercio de derechos de emisión de gases-, la diferencia entre el debe y el haber de emisiones indican que la provincia tiene un saldo positivo de 110.686 toneladas. Esta diferencia es mayor a la registrada en 2008, cuando el sobrante fue de 74.717.

Los acuerdos de Kioto aplicados por el Ministerio de Medio Ambiente prevén que las tasas límites de toneladas de gases sean cada vez más ajustadas. Así, si en 2008 el límite estaba en 570.963 toneladas, en 2010 se rebajó sensiblemente hasta los 570.031 toneladas a repartir entre las 25 empresas sujetas a la ley.

Por sectores, las que más problemas han tenido para ajustarse a las exigencias son las dedicadas a la producción de energía Andasol 1 y 2, ubicadas en Aldeire, que arrojaron un saldo negativo de 6.707 toneladas a lo largo del pasado año.

El resto de empresas que no han conseguido acoplar sus emisiones a los topes son Cotton South, radicada en Fonelas, con casi tres mil toneladas por encima del cupo, Granada Vapor y Electricidad (-58), Orujera Sierra Sur (-2.742) y Torraspapel (-1.672).

Parte de los buenos resultados obtenidos el pasado año puede deberse al hecho de que en la provincia apenas hay empresas dedicadas a la generación eléctrica -prácticamente todas las que rebasan los topes se dedican al sector energético, menos Torraspapel y Cotton South, dedicadas a la pasta y papel- que son, según indica la Secretaría de Estado para el Cambio Climático, responsables a nivel nacional del 46% de las emisiones. Al ser el sector energético poco potente en Granada, las cuentas cuadran con mayor holgura.

El resto de industrias, vinculadas a la producción de bienes de distinta naturaleza, se mantuvo dentro de las cifras marcadas por el tratado internacional y su transposición a la normativa española. Si sólo se tienen en cuenta los datos de las empresas cuya actividad es la combustión, las instalaciones contaban con un máximo de emisiones de 289.325 toneladas de CO2, y generaron hasta 183.728 toneladas, lo que generó un excedente de 105.597 toneladas.

En el farolillo rojo de la clasificación está Andasol 1, que superó en prácticamente cuatro toneladas su tope. Le preceden en la clasificación Cotton South (2.959 toneladas de más) y Orujera del Sur (2.742).

Todas las industrias excedentarias en CO2 compensaron sus cifras recurriendo al mercado de derechos de emisión, tal y como marca la legislación. Aunque el dióxido de carbono no es contaminante en sí mismo es el principal agente causante del efecto invernadero y de ahí el esfuerzo internacional en cuanto a su control y reducción.

La menor producción de dióxido de carbono en el sector de bienes y servicios tuvo su razón de ser en dos fenómenos: la crisis y la aplicación de medidas para la mejora de la eficiencia energética. Las industrias buscan aprovechar al máximo los recursos energéticos (por su poner un alto coste) lo que redunda en mayor rentabilidad y menores emisiones. A su vez, la caída del consumo a consecuencia de la crisis también tiene su reflejo en las producciones y, lógicamente, en las emisiones asociadas. Resulta prácticamente imposible disociar cuánta reducción se corresponde con la caída del consumo y la mejora de la eficiencia.

Las cifras también tienen una lectura positiva si se analiza la evolución desde 2005, primer año de aplicación del programa. En dicha anualidad se verificaron quince industrias, mientras que en 2008 fueron 22 y en pasado año 25. Así, el crecimiento del tejido industrial no parece estar reñido con el cumplimiento del Protocolo de Kioto.

Todas estas toneladas 'salvadas' estuvieron disponibles para el mercado común de los derechos de emisión. Europa y España no pueden superar el techo de emisiones, por lo que la venta de los derechos excedentarios supone una vía de ingresos para las convergentes con Kioto.

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