Elecciones Andalucía

Después de las canchas y del tractor, a las urnas

  • Isabel Iruela tratará de convertirse en alcaldesa de Castril a través de la lista del Grupo Independiente y después de haber sido internacional con la selección nacional de balonmano

La historia de Isabel Iruela es algo rocambolesca. Con 48 y después de media vida ligada al deporte, ha decidido que quiere ocupar sus días entre su labor en el campo y el Gobierno de Castril. Iruela es vecina, concretamente, de una pedanía de ese municipio, llamada Campo Cebas. De nuevo, vuelve a ser candidata por tercera vez a la Alcaldía de la localidad por el Grupo Independiente por Castril (GIC). No en vano, en los anteriores ocho años, ya ha sido portavoz de la oposición y teniente de alcalde.

Pero Iruela no siempre fue política. "He sido jugadora profesional de balonmano, jugadora internacional y he recorrido medio mundo con la selección y con mi club", señala con orgullo. "Al final de mi carrera y después de haber jugado mis últimos cuatro años en Francia e Islandia, volví a España, al pueblo donde nací, al pueblo de mi familia y, a la vez, entrené durante dos temporadas al equipo de balonmano de Iznalloz en División de Honor".

Pero ha dejado las canchas. Hoy es agricultora. Cuida de sus olivos y de sus almendros, como ella misma relata, "nada extraño" en un pueblo donde el 70% de la población se dedica a las labores del campo. "No es raro cruzarse conmigo cuando voy al volante de mi tractor o estoy recogiendo aceituna", bromea. Su llegada al 'juego' político fue "casual". "El GIC buscaba candidatos de todas las pedanías y pensaron en mí". No obstante, su vida no es muy distinta a la de cualquier vecino. "La erótica del poder todavía no la he visto por ningún lado", afirma alegremente.

A pesar de la desigualdad en cifras entre candidatos hombres y mujeres, el hecho de ser de sexo femenino -argumenta- le ha "ayudado" en su labor en el Ayuntamiento: "Las mujeres tenemos cabeza y a la misma vez esa sensibilidad femenina que te hace tener mayor empatía con los otros". Aunque si hay algo con lo que se quede de su trabajo es con el "cariño" que sus vecinos le "demuestran" día a día, cuando "se cruza" con ellos.

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