Las beach-girls, una de las máximas atracciones fotográficas de los Juegos Olímpicos, seguirán luchando por medallas luciendo sus minúsculos bikinis, pese a que la Federación Internacional les autorizó a última hora a emplear más tela. Desde hace años, los menudos retazos de tela de las jugadoras de voleibol playa son imagen habitual en las canchas del mundo y uno de los iconos del mundo deportivo, dominado por los hombres.
Poco antes de los Juegos, la Federación Internacional de Voleibol Playa (FIVB) autorizó el empleo de camisetas con mangas, así como el de shorts amplios, que deben terminar como máximo tres centímetros por encima de la rodilla. Pero a la mayoría de las jugadoras le gusta lo escaso. "No variamos nada. Nos gusta jugar en bikini. Es nuestra vestimenta de trabajo", dice la jugadora alemana Laura Ludwig. Y la doble campeona olímpica Kerry Wals, de Estados Unidos, tampoco piensa vestir en el futuro de manera distinta. "Me encanta jugar en bikini", dice.
"Precisamente con calor, los bikinis son claramente una ventaja", dijo la alemana Ilka Semmel, quien en víspera de los Juegos llamó la atención con fotografías en ropa interior. "Además, hemos ido reduciendo el tamaño de los pantalones voluntarimanete". Los ajustados bikinis garantizan gran atención a una modalidad deportiva marginal que tendrá como sede el Horse Guards Parade, muy cercano al Buckingham Palace.
Olvidadas quedan desde hace tiempo las duras críticas a los responsables de la Federación Internacional, que impusieron en su día la obligación de llevar bikini y a los que se acusó de fomentar el voyeurismo. La nueva regla beneficiará ante todo a deportistas de países a los que por motivos religiosos o éticos no les gusta tanta libertad. "Hay otras religiones que no permiten mostrar tanta piel", recuerda Ludwig. "Por eso me parece bien que ahora no se sea tan riguroso".
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