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Reverencias a Sir Michael

  • Phelps corona de gloria su legendaria carrera superando el récord olímpico de medallas: 19. Elosegi roza el podio y en waterpolo España es maltratada.

La reina Isabel II debe condecorar a Michael Phelps, a Sir Michael Phelps, con alguna distinción para convertir al nadador estadounidense en miembro de la Orden del Imperio Británico. El nadador ya pertenecía a la leyenda de los Juegos, pero en Londres, la capital británica, coronó su trayectoria de fábula con un récord esdrújulo, mayúsculo, olímpico. Diecinueve medallas jalonan el camino de este joven de Baltimore -que encarna una imagen diametralmente opuesta de la ciudad costera a la que se muestra en la serie The Wire: tiros, drogas y corrupción-. En ocho años, de Atenas a Londres sin contar Sidney, aunque también estuvo, ha dado un vuelco al olimpismo al superar a la gimnasta ucraniana, que competía bajo la bandera soviética, Larisa Latynina, que subió a los cielos entre el 56 y el 64.

Quince oros, dos platas y dos bronces. A ver quién es el guapo que lo iguala. Bueno, Phelps. Ha llegado a diecinueve y pueden ser tres más en esta cita: 100 mariposa, 200 estilos y 4x100 estilos. Ganó la medalla plateada en 200 mariposa y, ofuscado por no llevarse el oro, se colgó la dorada en los 4x200 libres. La china Shiwen Ye, una de las sensaciones en la piscina, logró su segundo oro con 16 años, aunque quedó eclipsado por la gesta del estadounidense.

Desbordaron alegría las compatriotas de Phelps en gimnasia, hegemónicas ayer en la final por equipos y unas máquinas preparadas para ganar, para no fallar, para ser perfectas. Dejaron muy atrás a las rusas, plata, y a las rumanas, bronce, mientras el sofoco gordo se lo llevaron las chinas, que del título en su país hace cuatro años bajaron a la cuarta posición.

La fábrica de chocolate es el doloroso titular que acompaña a Ander Elosegi -la omisión de la tilde y la u llega de Guipúzcoa-. El palista irunés tenía 20 años en Pekín cuando arañó con los dedos el podio y en Londres tampoco celebró la medalla, otra vez cuarto. Con 24 años y observando la edad de los medallistas en C1 de aguas bravas -el eslovaco Martikan, bronce, lleva desde el 96 cazando premios en todos los Juegos y Mundiales: 17-, en Río debe tocar pelo. El francés Tony Estanguet, oro también en Sidney y Atenas, trasladaba palabras de consuelo al español: "Es un amigo con el que entreno a menudo y un gran competidor, no se merecía quedar cuarto dos veces". La crisis de los guiñoles la hubieran resuelto en un santiamén estos colegas.

Las olas le sentaron de maravilla a Marina Alabáu. No ha ocultado nunca que Weymouth le beneficia respecto al campo de regatas de Qingdao en 2008. Fue cuarta allí, triste sino de Elosegi, aunque en estos Juegos levantó la mano cuando preguntaron por los aspirantes al podio. La sevillana salió como una moto acuática y es líder tras dos regatas, en las que formó un número capicúa: 1-2-2-1. En la primera fue segunda, en la segunda terminó primera. Buen síntoma.

A toda vela en la remontada van Iker Martínez y Xabi Fernández en 49er, multicampeones mundiales y continentales, amén de medallistas olímpicos. Son octavos tras la cuarta regata. Al tercer día resucitó Rafa Trujillo en Finn. Algún malvado dejó de hacer vudú con el linense, perseguido por el infortunio los dos primeros días, y, tras ser séptimo y cuarto, ya merodea un puesto para la Medal Race: undécimo. En Match Race-Elliott 6, categoría nueva en los Juegos, Echegoyen, Toro y Pumariega son segundas en esta disciplina con enfrentamientos directos. Huele bien.

Mucha mala baba tuvo un tipo con nombre de ser la mano derecha de Vito Corleone o Tony Soprano: Boris Margeta. Este esloveno arbitraba el España-Croacia de waterpolo. Formó la traca al no conceder un gol legal del cuarentón Iván Pérez en un lanzamiento lejano a la media vuelta que hubiera dado el empate a ocho. Lo dio por válido el juez de línea, no así Margeta por más que las repeticiones en la propia piscina desacreditaban su decisión. Protestó con una educación exquisita -como debería ser- el seleccionador español, Rafa Aguilar. Hizo caso omiso el engominado juez y la decisión del recurso fue desfavorable al equipo hispano, aunque hoy será oficial. Cuidado con el cruce: los húngaros llevan dos de dos... derrotas en el otro grupo.

Que España pueda prescindir de Navarro, ya mejor no acordarse de Ricky, y que sólo pase apuros al principio en el madrugador choque ante Australia dice mucho del talento del grupo de Scariolo. Pau Gasol y Rudy se desperezaron en el segundo parcial (32-37 a favor al descanso) y echaron del partido a golpe de triples y acciones preciosistas en el arranque del tercero: 32-47. La diferencia superó la veintena y la relajación mermó la renta a poco más de la decena. Pese a la seguridad que transmiten estos jugadores cuando se ponen, habrá que pelear duro ante la roca rusa y con Brasil, que ayer se enredó en la maraña británica aun ganando.

Casi calcado al España-Francia de balonmano femenino del lunes fue el desenlace del partido de los de Valero Rivera contra Dinamarca. Siempre miró por el retrovisor al campeón de Europa hasta que asestó a falta de tres segundos un excesivo revés para los méritos del equipo español, al que se le habría puesto de cara un benévolo cruce en cuartos si hubiera ganado, incluso empatado. Perdió un balón decisivo a menos de medio minuto, tampoco los colegiados ayudaron... y derrota.

En el tenis, la cosa fue de partos. Tres días, tres, duró el duelo en dobles entre Anabel Medina y Arantxa Parra ante las italianas Pennetta y Schiavone por culpa de la lluvia, un elemento climatológico a la orden del día en Londres. Perdieron las españolas tras ir por delante en el primero por 5-3, ya no sabe uno si ayer, anteayer o el otro. Tsonga y Raonic se marcaron un tercer set con 48 juegos con victoria para el galo en 3 horas y 57 minutos. Dos españolitos quieren que la gente no recuerde la ausencia de Nadal, sino su presencia, junto a la de Almagro, en octavos desde la víspera. Ferrer y Feliciano, pareja de hecho en dobles, alimentan el sueño. El valenciano se paseó ante Kavcic y el toledano pudo con el argentino Mónaco. María José Martínez deja huérfana de españolas el cuadro femenino.

Liliana y Elsa tienen nombres caribeños y segundos apellidos extranjeros -Steiner, madre croata, y McMillan, madre estadounidense-, pero compiten por España, carpetovetónicas ellas de pura cepa: la primera, de Benidorm; la segunda, de Madrid. Esta collera unida también en internet (www.lili-elsa.com) lleva dos triunfos en voley playa. Pudo con las argentinas Gallay y Zonta, y aun perdiendo con las estadounidenses Kessy y Ross debe pasar la fase de grupos. Más jugadas para la moviola. Por supuesto contra España. Pablo Herrera y el sanroqueño Adrián Gavira le arrebataron el primer set a los campeones olímpicos, los yanquis Dalhausser y Rogers, que se recuperaron en el segundo. En el tercero, con 13-12 en contra, los americanos dieron cuatro golpes al balón en vez de tres, los árbitros no lo vieron y se colocaron 14-12. Dos puntos de partido. Los españoles salvaron el primero, no el segundo, y acumulan un triunfo y una derrota.

¿Quién no ha querido algún día escribir bilbilitano? Pues eso. Pablo Abián, maño de Calatayud, le puso cuesta arriba la victoria al oro de Atenas en bádminton: el indonesio Hidayat. El aragonés se va siendo el primer español en ganar un partido de este deporte en unos Juegos y estando cerca de sorprender a su oponente. No le ayudaron las decisiones arbitrales ni tampoco se escudó en ellas para argumentar su adiós.

La despedida del boxeo amateur en los Juegos también trajo el adiós rápido de los españoles: Alonso, a casa en welter ligero y el onubense De la Nieve, en minimosca. A todo esto, ya calientan motores en el Estadio Olímpico. El viernes comienza el atletismo, rey de reyes.

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