La crónica de la jornada

Bolt is the best

  • El jamaicano se eleva a los cielos con el cetro de los 100 con otra marca espectacular. La sevillana Alabáu, medalla virtual, muy cerca del oro.

Tomó el testigo de Michael Phelps su principal competencia en el olimpismo: USAIN BOLT. Este puma negro esculpido en la isla de Jamaica no tiene límites, devora retos, los tritura. La final de los 100 metros más valiosa de siempre, por los tiempos de los siete mejores, sin contar al lesionado Powell, fue deliciosa, sublime. Propulsado por su gigantesca zancada, animado por miles de aficionados en directo, el campeón olímpico de Pekín -tan histriónico antes y después de correr, tan respetuoso para escuchar el himno estadounidense mientras él hablaba en la zona mixta- se embolsó el oro también en Londres y querrá el triplete en Río. Hoy hace 50 años de la independencia de Jamaica, un festejo más para Bolt, el más grande de la velocidad.

La final de 100, viva el show business, puro espectáculo, puro negocio, se vendió de perlas anoche. Bolt batió el récord olímpico con una marca (9,63) que iba para plusmarca mundial (9,58). Su paisano Blake, el único capaz de toserle este año, igualó su mejor registro para enorgullecerse por la plata (9,75) y el estadounidense Gatlin hubo de superarse para con 9,79 dejar sin bronce a Gay, que con 9,80 lloró por la oportunidad perdida. La hegemonía demoledora de Bolt no tiene piedad con los rivales. En China pudo con Richard Thompson y Walter Dix, que lo acompañaron en el podio; ayer fueron Blake y Gatlin. Quien siempre permanece es él, el más rápido de todos los tiempos.

Oscar Pistorius se va de los 400 individuales con la cabeza alta. Último en su semifinal -bello gesto del ganador, Kirani James, intercambiándole su dorsal-, el sudafricano que ha copado miles y miles de noticias estos días seguirá al ser una de las postas de su país en el relevo largo. Sanya Richards, en la misma prueba, subió al cielo olímpico al llevar un ritmo sostenido y no cebarse con la rusa Krivoshapka, gran derrotada. Seguro que el marido de Richards, Aaron Ross, estrella del fútbol americano que firmó un contrato por 15 millones de dólares, le hace un grandioso regalo por el oro.

En el precioso maratón femenino, Tiki Gelana, sobrina del campeón olímpico de maratón en Sidney, Gezahegne Abera, devolvió a Etiopía el título 16 años después del triunfo de Fatuma Roba. Kenia, con Ezekiel Kemboi, sonrió con el éxito en los obstáculos, la carrera de la discordia de los españoles... sin españoles.

La figura de la mujer ha solapado por completo a la del hombre. El mundo no es nuestro, chavales de Mundoficción, sino de ellas. Mireia Belmonte, badalonesa con genes andaluces, fue sacada a hombros, apellido obliga, por sus dos gestas plateadas de la piscina londinense. El bronce de Maialen Chourraut en las aguas bravas conllevó un fiesta por todo lo alto en Lasarte.

Hay una sevillana, residente en Tarifa, que se unirá mañana a las dos heroínas hispanas, salvo hecatombe, en la relación de medallistas. Será la cuarta presea para nuestra delegación de la tercera dama del agua. Exultante, a Marina Alabáu le queda rematar en la Medal Race de RS:X. La vela está de enhorabuena por mucho que RTVE ignorara ayer las dos regatas de la hispalense por no disponer de la señal. Bueno, pues nada, a seguir la final del bádminton entre un chino y un malayo, acontecimiento de interés general desde La Coruña a Almería. Cosas que nunca cambian. Las cuentas, grosso modo, indican que con un séptimo puesto en la cita con las 10 mejores, que puntúa doble, Alabáu será oro; si termina octava o novena, también pilla podio, incluso oro en función de los resultados de las tres que están por detrás; ¿décima? Sólo la carambola con la alemana Dolle primera, y con el reparto de la israelí Korsiz y la finesa Petaja de la segunda y tercera plazas, propiciaría el cataclismo de no volver con una metal al cuello.

Un párrafo para quienes no son supersticiosos: el oro de Alabáu sería el primero con España de un deportista sevillano en los Juegos -nota, el triunfo del futbolista nazareno Lauren en Sidney 2000 fue con Camerún-. Los otros seis, en cinco deportes, que regresaron con medalla, todas de plata, fueron Leopoldo Sainz de la Maza (Amberes, 1920. Polo), Andrés Jiménez (Los Ángeles, 1984. Baloncesto), Fernando Climent (Los Ángeles, 1984. Remo), Faustino Reyes (Barcelona, 1992. Boxeo) y Carlos Marchena y José Mari (Sidney, 2000. Fútbol).

Un inciso para hablar de un caballero de La Línea de la Concepción. Rafa Trujillo se trastabilló en el inicio en Finn, aunque con orgullo torero se coló en la Medal Race y al final sacó un diploma, octavo, con sabor agridulce al llegar con más ambición a Weymouth y, en cambio, que significa un premio por su torcida puesta en escena. Al menos disfrutó de compartir modalidad con el británico Ben Ainslie, el primer regatista en anotarse cuatro oros y una plata olímpicos.

Más mujeres al poder. Gemma Mengual se marchó pero la sincronizada no se quedó huérfana. Siguen sus compañeras y Anna Tarrés. La entrenadora apuesta por Andrea Fuentes y Ona Carbonell, terceras en la rutina técnica del dúo, para dar caza hoy a China, segunda tras el primer ejercicio y poner la primera pica en Londres. No hizo referencia, claro está, a las inabordables rusas.

La felicidad de las féminas se expande a dos deportes de equipo. El waterpolo va camino de reventar la historia. Siendo debutante el conjunto de Miki Oca en unos Juegos, está a dos pasos del oro después de ganar sufriendo de forma inesperada en cuartos a Gran Bretaña (9-7). Toca Hungría, que ya cayó ante las hispanas, en las semifinales. Fascinante. También es heroico el concurso de las chicas de Jorge Dueñas en balonmano. España, sobreponiéndose al tropiezo inicial contra Corea del Sur y al empate sobre la bocina de Francia, venció a la poderosísima Noruega (20-25) y las guerreras se las verán en cuartos con Croacia. Invitan a soñar las acuáticas y las terrenales.

Un comentario con sorna viene a decir que Andy Murray es británico cuando gana y escocés cuando pierde. El tenista, según eso, vivió en la bipolaridad. Fue el mejor súbdito de Su Graciosa Majestad cuando logró la segunda mayor paliza en una final olímpica ante el gran Roger Federer (6-2, 6-1 y 6-4). Oro para el británico. Cambió la denominación cuando Murray, horas después, se llevó la plata en dobles mixtos con Laura Robson -británica nacida en Melbourne, ¿será australiana?- al caer ante los bielorrusos Victoria Azarenka y Max Mirnyi tras un 10-8 en el último set.

Los dobles son cosas de hermanos. Yanquis. Los Bryan celebraron su primera corona el sábado; Serena y Venus Williams están acostumbradas. De hecho, se llevaron su tercer oro, derrotando por un doble 6-4 a las checas Hlavackova y Hradecka. Las americanas llevan pleno olímpico en dobles: 15 victorias y ningún tropiezo.

Morrocotudo enfado gastaba ayer Djokovic, que presume de serbio como Nadal de español, por no poder regalarle a su país el bronce en indivivual. En Pekín, el balear hizo llorar al balcánico al eliminarlo de semifinales; en Londres, un titán argentino llamado Del Potro menguó el potencial del número dos del mundo, siendo de justicia esa medalla por la preciosa semifinal que jugó con Federer.

Las finales por aparatos en gimnasia ya encumbraron a sus primeros ídolos olímpicos: el chino Zou Kai, en suelo, el húngaro Krisztian Berki, en caballo con arcos, y la rumana Sandra Izbasa, en salto, son leyendas tras subir al escalón más alto del podio.

No hay que perder en esta jornada algunos focos para el deporte español: desde el partido del morbo entre España y Brasil en baloncesto a la final de Marta Domínguez en los obstáculos, pasando por la aparición del medallista olímpico Cal en piragüismo, por la ciclista Olaberria en el omnium y por los sevillanos de los 800, que corren las series con el ejemplo de Alabáu, la hispalense de oro suceda lo que suceda mañana.

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