josé antonio castro. coordinador provincial de iu y ex portavoz en el parlamento andaluz

"El cálculo electoral de Díaz es el consuelo de los tontos; tiene un grave problema de 'podemitis"

  • El ex portavoz parlamentario critica la ruptura unilateral del pacto de gobierno en Andalucía y espera que tenga "un voto de castigo al PSOE y de reconocimiento a IU"

-¿Cómo sienta ser el ex de Susana Díaz y del PSOE?

-Nunca hemos tenido la sensación de ser pareja de. Siempre hemos dicho que trabajamos en función de un acuerdo político, por eso ni estábamos casados con Pepe Griñán ni teníamos un matrimonio con Susana Díaz. Más bien es la sensación de haber estado en el gobierno en un paso de tres años en un momento muy excepcional a no estarlo, ahí sí hay diferencia. Cualquier pacto es un matrimonio de conveniencia.

-Después de casi una semana desayunando con el amago permanente de la presidenta de la Junta de romper con IU, ¿le ha quedado algo por decir?

-Quizás algo que puede parecer una paradoja pero me he acordado mucho de militantes y cuadros del PSOE, de algunos en particular y de todos en general, porque la traición de Susana Díaz es en primer lugar a gran parte de su electorado, de su militancia. Extensivo al pueblo andaluz, al que prometes un programa y si lo rompes de manera abrupta traicionas a ese pueblo.

-¿Qué es lo que más le ha molestado a IU? ¿Nunca previó una situación parecida?

-No, hasta el año pasado, cuando el calendario federal del PSOE, sus diatribas para tener líder, se cruza en el camino de Susana Díaz. Antes era la aplicación del acuerdo. Y por nuestra parte aprender mucho de la Administración andaluza. Es una decisión personal de ella. Cuando decía que me acordaba de militantes es que muchos esperaban tener la información a través de los medios porque no sabían cuáles eran los designios de Susana Díaz.

-La decisión de Díaz hace pensar que en sus cálculos sale favorecida por este adelanto electoral. ¿Le cuadra esta previsión?

-Es que el cálculo de la presidenta es como el consuelo de los tontos, el único cálculo es ser la primera fuerza política, y hasta ahora no ha habido una sola encuesta que le otorgue una décima más que los resultados de Griñán en 2012. Quiere vender el 23 de marzo como un triunfo el haberse quedado presumiblemente por debajo de lo obtenido hace tres años pero como la primera fuerza. Es el consuelo de los tontos. Abre un escenario muy imprevisible, de mucha incertidumbre, con un Parlamento más fragmentado, con grupos mayoritarios muy minoritarios y con la necesidad de alcanzar pactos para ser investida al menos. Abre una caja de pandora porque hoy las encuestas te valen para hoy, pero la tendencia puede variar de manera rápida. Ha hecho una jugada demasiado arriesgada.

-¿Todo condicionado por Podemos?

-Le ha pesado bastante. El PSOE tiene un grave problema de podemitis.

-Usted comentaba ayer que IU sale fortalecida del pacto andaluz. ¿En qué sentido?

-El ex consejero de Turismo Rafael Rodríguez lo decía gráficamente, porque hoy no solo podemos predicar, hemos demostrado que sabemos dar trigo. No sólo era conocer por dentro una administración del volumen, sino tener conocimiento de esa administración, gobernada por los mismos de una manera que deja mucho que desear durante 30 años. Ha sido una masterclass. Hoy IU tiene clarísimo su programa, porque tenemos un conocimiento muy a pie de suelo de la realidad andaluza y de cómo se puede incidir en la misma a través de la administración actual y sabemos qué cambios operar para que sea más eficiente.

-¿Hasta qué punto cree que le beneficiará a IU en las elecciones próximas la decisión unilateral del PSOE de romper la alianza?

-Confío en que sí. La ruptura unilateral de Susana Díaz, que no se esperaba el pueblo andaluz, debería tener un voto de castigo al PSOE y de reconocimiento hacia IU. En eso confiamos.

-Habla de una administración, la andaluza, con 30 años bajo el mismo color político. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido para mal?

-El sentimiento patrimonialista que los altos cargos del PSOE tienen de la administración andaluza. Cuando se dice que el PSOE entiende Andalucía como su cortijo, Andalucía no lo sé, pero la Administración andaluza sí. Sí era su cortijo. Y había una laxitud en determinados mecanismos administrativos, no sólo de control, sino de procedimiento administrativo, que por el simple hecho de llevar ahí desde que se crea la administración parece que estás habilitado para vulnerar. Es un proceder del PSOE continuo. Lo hemos visto en el modo en que se tramitaban las ayudas a la formación. Y eso se veía con una segunda línea de altos cargos que llevan lo mismo que el PSOE. Viceconsejeros, directores generales que han pasado por cuatro o por seis consejerías que terminan mandando más que los consejeros o que los funcionarios a la hora de desarrollar su trabajo. Por donde ha pasado IU el primer reconocimiento que hemos tenido ha sido el de los funcionarios y empleados públicos, porque le hemos dado el lugar que tenían que tener. Era otra manera de trabajar, no había pequeños caciques, sí altos cargos de la Administración andaluza que sabían que estaban por un tiempo determinado.

-Todos hemos conocido asuntos de especial trascendencia como el de los ERE, las subvenciones a la formación. Pero oyéndole da la impresión de que puede haber mucho más.

-Cuando llegamos a la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA) nos encontramos con algo que nos llamó la atención. El PSOE creía que iba a perder las elecciones en 2012 y una de las decisiones que tomó fue hacer indefinidos, blindar contractualmente a muchos de los cargos políticos que había metido a dedo. Como diciendo 'el que venga que se lo trague'. Pero llegó IU y todavía estábamos pleiteando con ellos por el último céntimo público. Mayor ejemplo que ese...

-¿Y se puede pactar con alguien así?

-No conocíamos estas cuestiones. Pero se puede pactar siempre que tengas clara la política que vas a hacer y que cuando entres en esos sitios a esa gente que entró a dedo las vas a echar a dedo y vas a pleitear y no te lo vas a callar, lo vas a dar a conocer.

-Usted insiste en que de plantearse tras el 22 de marzo una posibilidad de pacto con el PSOE serán "muy exigentes". ¿Quiere decir eso que no lo fueron tanto cuando pactaron con Griñán en 2012?

-Ha de entenderse que no habíamos pasado por un gobierno de la Junta ni conocíamos lo que hoy conocemos ni teníamos la práctica. No quiero pensar en ningún tipo de pacto. No vamos a permitir a la derecha gobernar ni las políticas de derecha. Y trabajaremos para que Antonio Maíllo sea investido. Seremos muy exigentes con el PSOE o con quien se siente delante.

-¿En el asunto de los ERE se arrepienten de algo, de no haber sido más exigentes?

-Fue el primer zas en toda la boca que nos dieron. Por un lado nos dio el PP y cuando volvimos la cara nos dio por el otro el PSOE y salimos bastante escaldados. La propuesta de dictamen que presentó IU fue cercenada con los votos de los dos partidos.

-Desde la perspectiva del tiempo, ¿no cree que lo adecuado hubiese sido plantear un adelanto electoral en el momento en que Griñán da el relevo a Susana Díaz?

-No lo veíamos así. Nosotros conocimos minutos antes que se iba a producir el relevo. Pero teníamos un acuerdo con un partido. Lo que me resulta bastante curioso es cómo Susana Díaz fue investida presidenta tras intentar pasar por un proceso de primarias en su partido. Lo digo porque después ha criticado el no referéndum de IU.

-¿Ese referéndum se iba a celebrar?

-No iba a ser necesario, porque de los cinco elementos que planteábamos entendíamos que llegábamos a junio sin problema.

-¿Cómo es Susana Díaz?

-Es muy sevillana, ejerce de sevillanía. Es un animal político, es más autoritaria de lo que parece, tiene un tinte y una carga de autoritarismo, ambición no le falta, aunque bien medida es necesaria en política; ella tiene una ambición alta. Es inteligente, en las distancias cortas incluso puede ganar, sabe moverse bien en ese punto, y si de política hablamos, a pesar de los pesares y de su procedencia obrera y humilde, es carente de ideología. Criada en un partido de gobierno, hecha para gobernar en un marco determinado, se puede caracterizar como de izquierdas pero se mueve en unos parámetros de lo que se puede o no se puede hacer en el marco de una administración. Es como muchos dirigentes jóvenes o de mediana edad del PSOE, su ideología es el partido.

-Habla de ambición más allá de la comunidad?

-No me cabe duda de ello. Porque mucha gente le intenta convencer de ello, el propio Felipe González, de que es la única alternativa a la situación que vive el PSOE. La experiencia andaluza no era bien recibida por muchos de esos dirigentes y había que acabar con ello y para eso había que convencerla de que Susana Díaz es la esperanza blanca del PSOE.

-¿Y las ambiciones de José Antonio Castro?

-La gente de IU siempre tiene ambiciones que se van viendo frustradas poco a poco (risas). Soy un privilegiado. No aspiraba a más. He podido ser consejero del Gobierno andaluz, coordinador general de IU y no lo he sido porque creía que no debía y que objetivamente había gente mejor que yo. Mi ambición está bastante colmada.

-¿Piensa en dar un paso al lado?

-Falta muy poco. Estatutariamente tenemos marcados el máximo de mandatos. Como representante institucional, el tope son tres mandatos. Y a nivel orgánico también hay limitación, este es mi tercer y último mandato. Sería bueno para IU que yo no finalizase este mandato, que acaba en 2017, como coordinador provincial, para poder proceder a una renovación. En mi condición de portavoz andaluz he tenido que dedicar mucho tiempo a Sevilla y el día a día de la organización de Málaga han sido otros compañeros los que lo han llevado.

-¿Quiere usted repetir como candidato al Parlamento andaluz por Málaga?

-Sí tengo interés en serlo.

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