Flamenco

Un nuevo cante

  • Un doble disco reivindica los cantes y cantaores, históricos y actuales, del pueblo cordobés de Puente Genil.

PUENTE GENIL, TIERRA DE CANTE. Varios Intérpretes. La Droguería.

Diego Bermúdez El Tenazas tenía 72 años cuando obtuvo dos premios en el famoso Concurso de Granada de 1922. Y con esta edad llevó a cabo la grabación con la que se abre este disco. A los 72 años El Tenazas aún conservaba la voz afinada y lírica que era la seña de identidad del cante de Silverio y del siglo XIX. En ella podemos apreciar lo cerca que estaban en esta época dos estilos tan distantes hoy como son la seguiriya y la guajira. La grabación original se titulaba, precisamente, Seguidillas de Silverio y se trata de un cante en tono mayor, conocido hoy como seguiriyas cabales o simplemente cabales. Es el mismo cante que también se conoce como cabal del Pena. Chemi López, productor del disco, ha escogido éste de entre los seis registros que hizo El Tenazas, incluida la primera grabación por martinetes de la historia.

El Niño del Genil, por su parte, ha pasado a la historia por su particular versión del garrotín, aquí incluida. El garrotín era un aire popular, que no folclórico, de principios del siglo XX, cuyo origen es aún hoy desconocido. Era una canción ligera que los flamencos adaptaron siendo sus primeros cultivadores, según refleja la discografía, El Pena, el primero que lo grabó, en 1909, Escacena, El Diana, Garrido, Fernando el Herrero y la mismísima Niña de los Peines, que lo grabó en 1912. Aunque quizá fue antes un baile flamenco, en los pies de La Malagueñita, según noticias de 1906 rescatadas del olvido por José Luis Navarro. Sin embargo la tradición flamenca atribuye este baile a Faíco, aunque no podemos fijar la fecha de su creación. En todo caso, el Niño del Genil hizo una personal versión de este cante que grabó en 1924 y que está aquí incluida. Se trata de una grabación muy importante porque el cantaor pontanés ofrece un garrotín muy diferente del que ha pasado al canon flamenco.

Una grabación que demuestra la gran vitalidad y libertad que tenía el cante flamenco a principios del siglo XX. De la misma manera que a finales del siglo XIX podemos encontrar una variedad de guajiras que hoy se ha reducido prácticamente a una, el garrotín también presentaba elementos melódicos hoy desaparecidos. Lo que demuestra que la historia del flamenco se compone de sumas, pero también de restas. Animo a los cantaores a que la próxima vez que interpreten el garrotín se acuerden del Niño del Genil. Él mismo rotuló en otros de sus discos este cante como Garrotín de los caracoles. En efecto, podemos escuchar elementos del cante de los caracoles en el arranque de este garrotín. Se completa la grabación del Niño del Genil con la otra cara de la placa original de 1924, malagueña de Fernando el de Triana, que en realidad es una taranta.

El Niño del Genil era un cantaor muy popular en su época, siendo hoy prácticamente desconocido. Grabó soleares, tientos, guajiras, fandangos, cantiñas, bulerías, tarantas y malagueñas, es decir, buena parte del repertorio jondo del momento. De Juan Hierro ofrece este disco diferentes grabaciones incluyendo una de 1932, cuando era conocido como el Niño Hierro, por tarantas. Se trata de un cante de Linares poco divulgado que el estudioso Rafael Chaves atribuye al cantaor jiennense El Personita. También se incluyen sus famosas saetas cuarteleras. Por supuesto que en un disco dedicado a Puente Genil no pueden faltar grabaciones del más ilustre de sus cantaores, Fosforito, del que se incluyen unas seguiriyas de sus inicios, 1956. Brillantísimo el cantaor con sólo 24 años.

Ejemplos de que también hay cantaores flamencos nacidos entre la clase pudiente y de todos los colores políticos son Antonio Ranchal, "el aristócrata del cante", y el ex miembro de la División Azul Maestro Chicano, ambos vinculados a Puente Genil. Pedro Lavado interpreta en esta recopilación el fandango de Puente Genil, conocido como Zángano. Encontramos tres cantes del malogrado Jiménez Rejano. Una soleá de la época en la que se hacía llamar Niño de Puente Genil y dos directos incluida su popular colombiana con verdadera mala calidad sónica. Un cantaor anárquico, de voz poderosa, que fue una auténtica estrella jonda con su flamenco comprometido en los años 70 y 80. La obra se cierra con una selección de jóvenes intérpretes pontanenses como David Pino y Julián Estrada, entre otros.

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