Paloma Ruiz de Almodóvar. Colegio de abogados. Hasta finales de octubre.

Aunque ha heredado de su bisabuelo la pasión por el retrato, Paloma Ruiz de Almodóvar ha elegido una versión un tanto más modernista de lo que considera todo un mundo por descubrir. Fiel a referentes artísticos como Andy Warhol, Chuck Close o Esther Ferrer, la granadina expone su primera muestra individual con una clara intención investigadora: "Dicen que el retrato limita la posibilidad del artista pero creo que el error está en considerarlo una reproducción mecánica. Para mí el retrato es un mundo por descubrir".

Dando la cara supone un encuentro no sólo con los rostros de los diez elegidos que aparecen en la exposición, familia y amigos la mayoría. La artista consigue atrapar el aura de los retratados a través de fondos muy vitalistas. Contrasta la oposición que hace entre el blanco y negro de las caras y el color y los adornos que elige para acompañarlos. Primero los fotografía y luego los pinta sobre madera.

"Todos son retratos de frente", explica Ruiz de Almodóvar, pero la principal dificultad de su trabajo radica en que utiliza carboncillo y café para conseguir la tonalidad que quiere para la tez del rostro. No obstante, es el fondo lo que mayor información ofrece.

En un autorretrato, la propia pintora se desnuda y elige flores para contar que es "positiva y alegre". Para hablar de su padre prefiere el celeste, porque él es "una persona que trasmite mucha paz y tranquilidad". Para retratar a su tío, prefiere el cobrizo, ya que es una persona "de carácter"...

El interés por el paso del tiempo o la interculturalidad también están presentes en Dando la cara, así como la influencia que Ruiz de Almodóvar ha ido absorbiendo de sus viajes por Argentina, Marruecos o Italia, donde inclusó vivió durante unos años. "Creo que mis rostros tienen algo del grabado italiano a través de técnicas que consiguen crear una superficie mágica y orgánica".