La luna suculenta y bella de la muerte lorquiana prefirió no maquillar anoche el manto estrellado que cubría el cielo de Alfacar. Ella, quizás la única capaz de descifrar el rompecabezas que un día sepultó la voz de su gran admirador, se abstrajo tras la tierra evidenciando la cara más nítida de un Federico vivo. Sí vistieron de gala, en cambio, su frustración amorosa, la valentía, la melancolía y la pasión que un año más prevalecieron ardientes en el homenaje que Granada dedica a su hijo predilecto. Justo 76 años después, la noche estuvo dedicada a la música, una de sus primeras vocaciones artísticas.

Por segundo año consecutivo bajo el lema Federico Vive, centenares de personas se volvieron a concentrar en el parque que lleva el nombre del que fuera fusilado una noche de agosto en algún paraje de aquella zona junto al republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Encabezado por la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Alfacar, el homenaje abrió sus puertas a la memoria del poeta universal con la tradicional ofrenda floral depositadas en el monolito que alberga el parque por la alcaldesa de Alfacar, María José Pino, y el presidente de la Diputación, Sebastián Pérez.

"Todos sabemos que nunca será suficiente el homenaje que hagamos a la figura de este poeta del pueblo, este labriego de la palabra que se afanaba en cada verso y en cada pieza teatral, o en cada canción siempre de raíz popular", subrayó Sebastián Pérez durante el discurso que compone habitualmente el acto. Antaño, este homenaje llegó a ser uno de los más emotivos que se celebraban en la ciudad. Pérez también declaró que lo que ocurrió al poeta en aquel lugar "fue una cruel muerte que repudiamos, rechazamos y censuramos como triste e inútil sacrificio".

La Orquesta Filarmónica de Granada dio pasoacto seguido al recuerdo ferviente de Lorca a través de canciones populares como La Tarara o Los cuatro muleros. A éstas, en lugar de su querida Argentinita (con la que grabó e interpretó en diversos conciertos algunas de ellas), puso voz la solista Mely Zafra, luciendo un precioso vestido rojo, quizás evidenciando uno de los recursos más utilizados por el poeta, la sangre, que para él representaba tanto la vida como la muerte, así como lo sexual y lo fecundo.

De las trece canciones populares que se conocen, Zafra interpretó decorosamente doce, para sorprender a lo largo de la actuación a todos los asistentes con un recital de versos de los poemas del Romance de Don Boiso y Los mozos de Moleón. El broche de oro fue la interpretación de la única canción que Lorca grabó con orquesta, ¡Anda Jaleo!, para la que previamente también dedicó algunos versos del poeta de Fuente Vaqueros.

"Nosotros hemos querido respetar la versión original de melodía y texto pero con un poquito más de orquestación que suma más instrumentos al piano que originalmente acompañaba estas canciones, si el trabajo que hizo él ya era buenísimo lo hemos enriquecido, con su permiso", confesaba Ángel López Carrasco antes de la actuación. Y no defraudaron.

García Lorca grabó diez de estas canciones junto a la Argentinita en discos de pizarra, pero no solía llevarlas a conciertos de un gran público, normalmente se ceñían a reuniones familiares y de amigos. Una excepción fue el concierto en Madrid con Rafael Alberti y La Argentinita que dio voz a todas ellas. Más tarde, han inspirado a muchos artistas que las han versionado desde el lírico a lo alternativo.

Ángel López Carreño comentó que la idea surgió de un concierto que la Orquesta Ciudad de Granada organizó en noviembre, también como homenaje a Lorca. López Carreño recuperó algunas de ellas que se interpretaron únicamente en versión instrumental.

Además durante este acto institucional, un grupo de asistentes abucheó a los representantes portando banderas republicanas y reivindicando que se investigue acerca del fusilamiento del poeta bajo las palabras escritas en una única pancarta: "Verdad, memoria y justicia".