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Reto a la crisis

  • La Fura del Baus, cuatro orquestas, entre ellas la del Teatro de la Scala, destacados directores y solistas, danza clásica y flamenco avalan esta edición

Se han confirmado las positivas impresiones que hemos ido ofreciendo acerca de la 62 edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. El principal reto que tenía Diego Martínez, su director, no era sólo estar a la altura de la importancia del evento, reflejado en su rica historia o en la plausible etapa de su predecesor, Enrique Gámez, sino en cómo hacer frente a la crisis que ha mordido cerca de medio millón de euros en subvenciones institucionales -el presupuesto de este año es de 3.190.000 euros-, problema que ha aliviado con un incremento de patrocinios de diversas entidades.

Con estas mimbres ha podido hacer frente al reto de mantener la antorcha de calidad de la más importante oferta cultural de Granada. Bien es verdad que para poder atraer la atención del público mayoritario ha recurrido, sobre todo, a un programa de repertorio, popular en la amplia concepción de la palabra, conocido y que no defrauda a ese gran público al que va destinado fundamentalmente. Pero lo ha hecho con altura de miras y cimentándolo sobre excelentes conjuntos, una pléyade de nombres de directores y solistas de primera categoría y la búsqueda de la oportunidad de referencias programáticas.

Así podremos escuchar orquestas de la talla de las Nacionales de Francia y España, dirigidas respectivamente por Daniele Gatti y Vladimir Fedoseyev. La primera, dedica su concierto a los bicentenarios de Wagner y Verdi, con fragmentos de sus obras, cosa atractiva aunque sí es verdad que los dos grandes músicos hubiesen merecido mayor atención a su inmensa obra, incorporando al Festival alguna de sus óperas -el Don Carlo, de Verdi, por ejemplo, en el Palacio de Carlos V, donde estuvo a punto de ser escenario alguna vez de la misma-. La española rinde homenaje a los centenarios de Britten y al del estreno tumultuoso de La consagración de la primavera, de Stravinski, ofreciendo, además, el popular Concierto para violín, de Chaikovski, con Arabella Steinbacher. La OCG y The Sixten, se unen al capítulo orquestal interpretando el Réquiem, de Mozart, bajo la dirección de Harry Christopher. Culminando este ciclo con la presentación en el Festival de la Filarmónica del Teatro Della Scala, de Milán, bajo la dirección de Chistoph Eschenbach que ya nos admiró, como en otras ocasiones, con su extraordinaria versión de la Sinfonía Resurrección, de Mahler, hace dos años. Ofrecerá otras dos obras conocidas de repertorio: El Concierto para violíny orquesta, de Beethoven, que interpretará Michael Barenboim, hijo del gran director y pianista tan considerado en Granada, y la Sinfonía núm. 4 en Fa menor, de Chaikovski.

No le va a la zaga en cuanto a popularidad el ciclo de ballet clásico con Les Ballets de Monte-Carlo, el Ballet Nacional de Marsella, el del Teatro de la Ópera de Roma y la Compañía Nacional de Danza, con programas tan conocidos como Sheherezade, La Sylphide, Don Quijote, que bailará Tamara Rojo, o Romeo y Julieta

Reseñar en el capítulo de cosas destacadas la versión que ofrecerá La Fura dels Baus de la ópera de Gluck Orfeo y Eurídice, en la versión ya conocida en el Festival de Perelada en 2011. Y También, por cierto, la vuelta de Manuel de Falla con la versión que la compañía Etcétera, heredera en espíritu del legado de Hermenegildo Lanz, hará de El Retablo de Maese Pedro, con la participación de la OCG.

Naturalmente hay un espacio muy importante para el flamenco del Milenio, con José Mercé, Dorantes, Arcángel, el espectáculo de Carlos Saura, Israel Galván y Paco de Lucia. Y referencias a otras músicas, entre ellas la del cabaret y el tango, con la voz de Ute Lemper, en El último tango en Berlín, el piano de Michael Nyman, con arreglos -o desarreglos- de Bach y de él mismo, la guitarra de Javier Rusell, Savall y las músicas que recuerdan la Granada del Milenio. Música de cámara, donde destaca el Cuarteto Bretón, que programará un cuarteto de Juan Alfonso García, que se estrenó recientemente en Santander, un repaso a músicas diversas con los matinales y las llamadas Música en Palacio, amén del Festival de los Pequeños con Constelaciones.

El FEX continuará su conocida y admirada andadura, los cursos Manuel de Falla han experimentado una ampliación e interés renovado, con clases magistrales, conferencias, ciclos diversos…

En fin creo que es un Festival muy digno que, seguramente se hubiese enriquecido si no atravesáramos estos momentos difíciles, popular como digo y donde habrá que ir revisando en sucesivas etapas la idea de constante renovación programática, para no caer en encasillamientos ni repeticiones. Un Festival que, además, acerca músicas árabes para justificar la misma idea del Milenio que le da nombre. Un evento hecho para atraer públicos diversos, con la natural preocupación en estos tiempos de obtener el apoyo en la taquilla, aunque haya muchas actuaciones gratuitas o a precios reducidos.

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