Cómics

De Smallville a Metropolis

Superman, el Hombre de Acero. Vol 8. John Byrne, Kurt Schaffenberger y Win Mortimer. ECC. 200 páginas. 19,95 euros.

El octavo tomo de Superman, el Hombre de Acero, la serie que reedita el trabajo de John Byrne con el personaje, contiene dos miniseries íntegras, ambas de cuatro números, El mundo de Smallville y El mundo de Metropolis. Dichos cómics forman un tríptico con El mundo de Krypton, ya publicado en esta misma colección, y los tres títulos se fueron publicando sucesivamente entre diciembre de 1987 y agosto de 1988.

Con ellas, Byrne (que ejerció de guionista) quiso repasar los distintos escenarios de Superman (su planeta natal, su pueblo de adopción y la ciudad a la que se traslada de adulto), redefiniéndolos convenientemente para adaptarlos a su nueva visión del personaje. Y si en El mundo de Krypton contó con los lápices del incipiente Mike Mignola, para el resto dispuso de dos dibujantes clásicos donde los haya: Kurt Schaffenberger y Win Mortimer, ambos asociados al superhéroe desde tiempo remoto. Schaffenberger se subió al carro de Superman en la década de 1950 y su estilo es muy querido por los amantes de la vieja era Weisinger (entre los que me incluyo). Por algún motivo que se me escapa, la editorial encargó a Alfredo Alcalá el entintado de Schaffengerber en El mundo de Smallville, y la mezcla es rara a más no poder, a mitad de camino entre la elegante simpleza de uno y el circunspecto barroquismo del otro. Mortimer, por su parte, comenzó su carrera en los años 40 y fue el encargado de sustituir a Wayne Boring en la tira diaria de Superman en el primer lustro de los 50. Sus lápices para El mundo de Metropolis fueron terminados por Dick Giordano, Sal Trapani y Frank McLaughlin, una decisión bastante más comprensible, que genera unas páginas limpias, aunque también (todo sea dicho) bastante añejas.

Los que compren la colección por los dibujos de Byrne se llevarán un chasco, pues aquí solo van un puñado de portadas de su puño, pero el tomo no carece de interés. Es la oportunidad perfecta para comprobar la filiación del artista con las raíces más clásicas de Superman, así como el alcance de esta celebrada modernización.

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