Michael Thomas. Director de orquesta

"Tener una orquesta separa a una ciudad importante de una mediocre"

  • El artista británico, afincado en Granada, será el encargado de llevar la batuta de la OCG en la 'Fiesta de la Zarzuela' de esta noche. La música española es una de sus grandes pasiones.

Michael Thomas no es sólo un gran músico, sino una gran persona. Tímido a la hora de hablar, tras sus ojos azules y su sonrisa amable se esconde una gran trayectoria profesional. Nacido en Reino Unido en 1960, llegó a ser el violinista más joven de la Joven Orquesta de Gran Bretaña. Tras afincarse en Granada hace 25 años, desde entonces ha dirigido a numerosas orquestas nacionales e internacionales. Hoy, Michael Thomas será el encargado de coger las riendas de la Orquesta Ciudad de Granada en la 'Fiesta de la Zarzuela', el baño de masas recuperado después de cinco años donde la Orquesta se reúne con su ciudad, y la ciudad con su Orquesta.

-Lleva en Granada 25 años, ¿qué le hizo enamorarse de esta ciudad?

-Cuando vine por primera vez con mi cuarteto a dar un concierto en la Facultad de Ciencias, al día siguiente decidí no volverme a Inglaterra con ellos para poder conocer un poco mejor la ciudad. Subí al Auditorio a ver a una orquesta inglesa, y en el descanso conocí en la cafetería a la mujer que luego sería mi esposa, por aquel entonces una estudiante de historia. Ella me había visto en el concierto del día anterior, comenzamos a hablar... y cuatro meses después nos casamos. Y desde entonces, aquí sigo.

-Sin embargo, en tantos años aún no había tomado la batuta de la OCG...

-Estuve dirigiendo a la American Chamber Orchestra hace más de 20 años, una agrupación de la que saldrían muchos de los músicos de la OCG. Sin embargo, tal y como existe ahora, es la primera vez. Estoy realmente contento.

-Los directores invitados suelen alabar a los músicos de la OCG por su profesionalidad y calidad. ¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?

-Son excelentes. Yo intento añadir mi experiencia como director de cuarteto para que todo suene como un gran ensemble y no haya fisuras. Hay gente de muchas nacionalidades, muy bien formada y de gran nivel.

-En el concierto le acompañará como solista el tenor granadino Pablo Martín Reyes. ¿Cómo ha sido trabajar con él?

-Es estupendo trabajar con Pablo. Aparte de que sea fácil seguirlo (y no porque no haga rubatos, que los hace a menudo) y de que nunca le haya escuchado cantar una nota desafinada, es una persona muy simpática.

-Va a dirigir un macroconcierto popular, tanto en público como en repertorio. ¿Qué le parece este formato?

-Me parece estupendo que se hagan conciertos de este tipo, pero creo que las 13.000 personas no deberían limitarse a ir a la Fiesta de la música. Deberían ir a todos los conciertos, hacer colas en el Auditorio y presionar para que cada evento de la orquesta se hiciera cuatro o cinco veces. Entiendo que la Plaza de Toros es un sitio espectacular, y que es un evento especial, pero lo importante no es llenar ese espacio una vez al año. Es que la gente quiera escuchar música clásica de todos los géneros: zarzuela, ópera, sinfónica... y que acudan a apoyar a la que es su orquesta, ya que tener una orquesta es lo que separa a una ciudad importante de una ciudad mediocre. Si tienes en tu ciudad una orquesta, hay que apoyarla por el bien de todos.

-En nuestro caso, los Amigos de la OCG (que, por cierto, acaban de cumplir años) se encargan de ello. ¿Los conoce?

-Pues la verdad es que no personalmente, pero me parece que este tipo de grupos son fundamentales. En Estados Unidos, por ejemplo, lo tienen muy bien pensado. No simplemente apoyan a la orquesta acudiendo a sus conciertos o en cuestiones políticas, sino que organizan eventos concretos para recaudar fondos. Es fundamental que la gente de un pueblo se sienta parte del proyecto de una orquesta, tanto por el bien de la música como por el suyo propio.

-¿Cree que Granada hace los deberes en este tema?

-Es una ciudad con mucha música, de eso no cabe duda. Aun así, pese a tener un Auditorio precioso, no está en Gran Vía... eso quizás echa para atrás a alguna gente que pueda ir por casualidad a algún concierto. Aunque bueno, hay autobuses a todas horas, es sobre todo una cuestión de voluntad.

-Hay quien le diría que el público de un concierto de clásica no cogería un autobús, sino un taxi. ¿Sabe a qué me refiero?

-Sí, claro, y para nada pienso así. No hay clases en la música clásica. Es verdad que el público inventa sus códigos, y por ejemplo todo el mundo suele arreglarse para venir. Pero si a alguien se le ocurriera poner esto como requisito, quien perdería sería la música clásica.

-Usted ha trabajado mucho con gente joven. ¿Qué opina de nuestra cantera?

-En Granada el panorama es muy positivo. Tenemos varias orquestas y ensembles jóvenes con un nivel altísimo: OJA, JONDE, JOSE, JOSG...Creo y sé que hay problemas de infraestructuras en los conservatorios, y tendríamos que intentar cambiar algunas cosas, pero a la vez cada año hay mejores profesores. Es fácil decir que todo es un poco caótico y no funciona, pero lo que veo yo en las orquestas jóvenes me demuestra que algo se está haciendo bien. Ya quisiéramos tener en Inglaterra, mi país, el sistema de escuelas de música municipales que hay aquí. Allí, si no hay un profesor bueno en tu pueblo, mala suerte.

- Aunque sea inglés, hoy cogerá la batuta ante un repertorio enteramente español. ¿Qué opina de nuestra música?

-Es un repertorio que gusta muchísimo en el mundo entero. No obstante, igual que para mí escuchar las Variaciones Enigma de Elgar es algo especial siendo inglés, hay cosas de la zarzuela que entran directamente a las venas de un andaluz. Ser 'guiri' es una responsabilidad enorme a la hora de dirigir música española, pero disfruto muchísimo. Cuando era niño, mi madre me ponía a Falla y yo bailaba encima de la mesa de la cocina... es una música muy rítmica, y aunque a mí me cuesten a veces por su complejidad, he de decir que estos ritmos están increíblemente ajustados. Domarlos supone domar la base de la música clásica: el ritmo.

-¿Algún compositor especial para usted?

-No podría decir sólo uno. Sorozábal, por ejemplo, tiene cosas de muchísimo nivel. Yo toqué en un cuarteto una obra suya que no era para nada española (estilísticamente). Que él y otros tantos compositores fueran capaces de 'cambiar el chip' y escribir música de zarzuela y culta a la vez dice mucho de su gran nivel. No quiere decir que por escribir música light un compositor sea menos bueno que cualquier otro.

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