Santos Zunzunegui. Teórico del cine

"La crítica está obligada a descubrir obras maestras cada semana"

  • El catedrático de Comunicación Audiovisual participa en el XXI Festival Internacional de Jóvenes Realizadores.

-El cine español actual, ¿refuerza una identidad y un imaginario cultural español?

-En este momento, en momentos de globalización, el cine español más taquillero dudo mucho que tenga que ver con ese tipo de corrientes cinematográficas. Por otra parte no creo ya que el cine sea un instrumento de conformación, que pueda parecerse a eso que se denomina identidad nacional. El cine desgraciadamente ocupa cada vez un lugar más secundario, si es que alguna vez ocupó uno importante. Hoy, no es sólo eso: en general todos los procesos de conformación de lo imaginario se juegan en otro terreno, en el terreno de la red de redes, el cine es nada más que un aspecto ínfimo.

-"El cine español padece de una salud creativa pésima, con excepciones", dijo usted una vez. ¿Sigue afirmándolo?

-El mundo del cine es un mundo complicado. El cine español, en los últimos años, ha tenido unas cuotas de taquilla pésima. En cambio, este último año, por algunos éxitos imprevistos, ha tenido unas cuotas más que notables. La cuota de taquilla no tiene nada que ver con esa cualidad creativa; no estoy muy seguro de que esos éxitos tengan esa dimensión. Pero no creo que el cine español, con las excepciones que se cuentan con los dedos de una mano, pueda competir con los mercados internacionales en ese campo, el de la creatividad.

-¿Cómo es un cine innovador?

-Un cine que se preocupa por no alargar las bajas pasiones del espectador, que no se construye sobre el modelo de la banalización televisiva, que investiga caminos nuevos, y que se hace alguna pregunta sobre de dónde viene y hacia dónde va.

-¿En esta innovación le importa más 'qué' cuenta la historia o 'cómo' lo cuenta?

-Tendríamos que ver si nos ponemos de acuerdo en cómo valoramos las historias. El 'qué' y el 'cómo' no son separables. Una historia se cuenta siempre de una manera, y no se puede contar más que de una manera. Los grandes cineastas son los que entienden cuál es la manera más adecuada para contar las historias que quieren contar. No defiendo un cine que no cuente historias: eso es imposible; defiendo un cine que sea consciente de qué es contar historias. Ir más allá del modelo banal de las series televisivas de consumo, 'Kleenex', que son de usar y tirar.

-En relación con eso último, ¿qué le parece el auge de las series y la idea de que quizás tengan más relevancia artística en el futuro, alcanzando el estatus del cine?

-Creo que hay series interesantes, y muchas que no tienen ningún interés. Las series tienen una ventaja, y es que permiten un desarrollo mucho más extenso del relato. Dicho esto, no estoy seguro, como muchos que afirman tan rápidamente, que hoy en día el cine de verdad se hace en la televisión. Soy más prudente a la hora de hacer esas afirmaciones.

-¿Qué serie le parece excelente?

-Personalmente, la que me parece más creativa, más interesante, la que plantea también problemas incluso en el campo ético más vinculado con nuestra vida, es Breaking Bad.

-En relación con el FIJR, y con el otro invitado, Víctor Erice, ¿qué representa este autor en el panorama cinematográfico español?

-No sólo panorama español, sino europeo e incluso mundial. Víctor Erice es una persona singular. Es un cineasta de cuerpo entero. Suelo tomar prestado a Roland Barthes, que hace una distinción entre escritores y gente que escribe. Muchos escribimos pero no somos escritores, mucha gente hace cine pero no son cineastas. Creo que Erice es uno de nuestros más grandes cineastas y uno de los dos, con Luis Buñuel, más presenciales del cine español. Su cine es sin par, no sólo dentro del cine español, sino del arte español.

-Cuando se hable de estos años, dentro de un tiempo, ¿de qué cine se hablará?

-El otro día leí un artículo de Javier Marías donde decía que había leído sobre la crítica literaria en el último año, y decía que era terrible leer las críticas que todas las semanas descubrían un escritor genial o una novela fantástica. En el cine pasa algo parecido: la crítica habla cada semana de películas nuevas, está obligada a descubrir obras maestras todas las semanas. La inmensa mayoría de esas películas tienen fecha de caducidad. ¿Cuál es el cine que va a quedar? Creo que el cine que se hace consciente de qué lugar ocupa en la historia del cine, con qué películas anteriores se relaciona, cómo hace avanzar el arte y, por tanto, que abre caminos para el futuro. Todo lo demás es relleno, por así decirlo.

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