Álvaro Salvador. Poeta

"La poesía es siempre subversiva"

  • El poeta presentó ayer su último libro 'POPoemas', una recopilación de sus poemas juveniles con prólogo de Fernando Guzmán en la que se incluyen obras escritas entre 1969 y 1975

-¿Por qué ahora un libro que es una antología de sus poemas juveniles?

-En realidad el promotor de la publicación de este libro ha sido el profesor Fernando Guzmán, el prologuista del libro. Él ha estudiado muy bien la poesía de los años 70 y fue quien caracterizó mi poesía de entonces como una poesía "pop", junto con la de otros pocos autores de la época. Además, es un intento de demostrarles a ciertos jóvenes que creen haber descubierto América al utilizar una estética pop, que en realidad se trata de un revival y que ya lo hicimos nosotros en su momento.

--En su novela 'El prisionero a muerte' también se centra en un periodo más o menos similar, aunque sea sobre todo en los últimos meses de 1975. ¿Qué le atrae de esa etapa?

-Bueno, en El prisionero a muerte me centro en el 75, pero me remonto ciertamente a los finales sesenta. Te respondo con una frase de Umberto Eco: "No es lo mismo haber vivido 1968 con 18 años que haberlo vivido con cualquier otra edad". Quizá desde ahora no se comprenda, pero la suerte que tuvo mi generación es que vivimos muy jóvenes un cambio radical. Antes de los años sesenta no existía nada de lo que hoy nos parece "lo más normal del mundo".

-Desde el punto de vista literario, ¿tiene más interés por la situación histórica o por las vivencias personales?

-Es que no se puede separar una cosa de otra. Nos formábamos como personas, en unos años en los que, por primera vez en la historia de la humanidad, se reconocía la personalidad de la gente joven, su cultura, sus aspiraciones. Y muy particularmente, la personalidad sexual de las mujeres, gracias a la píldora anticonceptiva. Como comprenderás, lo amoroso-sexual, la rebeldía juvenil, la lucha antifranquista, eran la misma cosa.

-Ahora que ha vuelto la vista atrás en este poemario. ¿Qué siente que queda formalmente de aquel Álvaro? ¿Y de aquellos ideales? ¿De aquellas amistades?

-Una amiga reciente, que no conocía en absoluto esos poemas míos y que es muy buena lectora, se ha entusiasmado con el libro porque encuentra en él el germen de mi voz posterior. Creo que si es así, merece la pena haber publicado el libro. En cuanto a los ideales, bueno yo era ya bastante escéptico en esa época y creo que se nota en algunos poemas.

-En la contraportada del libro Miguel Ríos afirma que eran "apóstoles disolutos de un credo exógeno y revolucionario", sin embargo todos están ahora muy bien asentados. ¿De verdad eran tan disolutos?

-Sí, date cuenta de que en aquel momento cualquier cosa era transgresora. Un ejemplo: uno de los libros que incluyo tuvo un premio universitario. Pues bien, uno de los miembros del jurado intentó que no me diesen el premio porque, según él, "yo tenía muchas amantes".

-Fernando Guzmán habla en el prólogo de "indistinción entre vida y literatura" y de "transgresión constante no sólo en lo artístico sino también en la propia actitud vital", pero ¿había también algo de pose en esa rebeldía?

-Depende de lo que entendamos por pose. Es que es muy difícil entender desde la situación actual lo que era aquella atmósfera. ¿Te imaginas lo que es caminar por el "tontodromo" con el pelo a media melena, chaquetas cuello mao, minipull enseñando el ombligo, pantalones de pitillo, botines negros apretados, comprados en una tienda de flamencos, y que desde Correos a la fuente de las batallas todo el mundo te dijera: ¡maricón pélate! ¡maricones iros a vuestra casa! ¿qué eres niño o niña? No sé, quizá fuese pose.

-¿Quiénes tuvieron para usted más peso en aquella época: Allen Ginsberg, Jack Kerouac y Lawrence Ferlinghtti o Bob Dylan y los Beatles?

-Los primeros Dylan y Los Beatles. Después conocí a Kerouac que me fascinó y más tarde, gracias a Juan de Loxa, otro poeta pop, conocí a Allen Ginsberg que me fascinó con su poema Aullido.

-¿Ahora más que nunca está vigente la frase de Lenon "...el poder sigue en manos de los mismos bastardos y es la misma gente dirigiéndolo todo. El sueño ha terminado"?

-Lennon dijo esa frase para señalar el final del intento revolucionario pacífico que supuso la "contracultura" juvenil. Ahora las podríamos aplicar para señalar el fracaso del "Estado del Bienestar".

-¿Por qué se excluyeron estos textos de la antología 'Suena una música'?

-Porque a mi juicio no entraban bien ahí, sólo mantuve tres poemas de esa época. Cuando hice la antología, que quería ser una especie de "obra en marcha", me interesaba que tuviese unidad, que reflejase una voz y creí que esos primeros poemas no entraban bien.

-Aquellos primeros poemas que no pertenecen a ningún libro y han quedado aquí recogidos, aquellos versos que vieron la luz en la revista 'Tragaluz', que fundó con Antonio García Rodríguez y que en un momento trataron de deslegitimar la tradición, ¿han pasado con el tiempo a formar parte de esa misma tradición y le toca ahora a otros deslegitimarlos o siguen siendo subversivos?

-La poesía, desde fuera de ella misma, es siempre subversiva. Quevedo es subversivo. Pero desde luego son ya tradición, forman parte de la tradición "pop" de la poesía contemporánea.

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