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Un 'Misántropo' del siglo XXI revisa la obra cumbre de Moliére

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Los enredos de la hermosa y coqueta Celimena y la honestidad del fiel Aleste del clásico de Moliére del siglo XVII son el punto de partida para desenmascarar a los 'misántropos' del siglo XXI en la adaptación de la obra del director Miguel del Arco.

Esta adaptación, basada libremente en el original de Moliére, llega este fin de semana al Teatro Alhambra de la mano de Kamikaze producciones, que la pondrá en escena los días 1 y 2 de noviembre.

La obra, que se estrenó hace un año en Asturias, está interpretada por Israel Elejalde, Bárbara Lennie, Raúl Prieto, Cristóbal Suárez, José Luis Martínez, Miriam Montilla y Manuela Paso.

El elenco se pone en la piel de Alcestes, ese ser complejo y contradictorio, reñido con el mundo; la bella Celimena, ambiciosa y seductora; o ese amigo sincero, aunque algo hipócrita, de nombre Filinto. También a Oronte, exitoso y sin escrúpulos; la rígida y calculadora Arsinoé; la culta y reflexiva Elianta o el despreciable y corrupto político Clitandro.

La obra, escrita originalmente en verso alejandrino, es una comedia de costumbres que demuestra la hipocresía del mundo y eso sirve igual para la época en la que se escribió y para la actualidad, escenario al que la ha llevado el director.

Del Arco explica que Misántropo aborda interrogantes incómodos, pero necesarios para entender un mundo como el nuestro, "sometido a las leyes del mercado, subyugado por las variables del beneficio".

En la versión que pone ahora en escena, Alcestes, el protagonista, quiere, anhela, vivir en la verdad, quiere ser honesto y sincero y que los demás lo sean con él, "pero como cualquier ser humano está lleno de contradicciones; son estas contradicciones y su incapacidad para encontrar el término medio que le permita vivir lo que le lleva a retirarse al desierto".

"Alcestes libra una lucha desesperada que me emociona profundamente", explica. Tal vez la pasión de sus actos contrasta con unos tiempos laxos como los nuestros en los que parece que se impone el "todo vale".

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