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Un manual para decir "te quiero"

  • Juan Luis Tapia presenta su nuevo poemario, 'Mar de frente'

Se puede ir a la playa a mirar o a ser visto; se puede ir a achicharrarse en la tumbona o se puede caminar por la arena en invierno con una chaqueta y un fajo de periódicos bajo el brazo; se puede echar la gota gorda jugando a las palas o se puede jadear haciendo el amor a hurtadillas en una hamaca. A esta última estirpe pertenece Juan Luis Tapia, que ayer presentó en el Ayuntamiento su nuevo poemario, Mar de frente (Colección Granada Literaria), "un libro de descubrimiento, un estado de felicidad", explica el periodista que, tras abandonar el medio de comunicación en el que trabajaba, ha cambiado con determinación su perfil de Facebook para poner en el casillero de profesión 'escritor'. Pero Tapia se muestra más detallado en su cuenta de Twitter, donde se describe como periodista cultural, crítico literario, poeta, activista contracultural, underground, vanguardista, dadaísta, libertario, indignado, inconformista, humanista... Todo esto confluye de alguna manera en su nuevo y flamante océano poético que es una exaltación de la vitalidad con una cara b, Cuadernos del naufrago, una segunda parte escrita cuando cogió el destino por los cuernos y que es el germen de otro poemario. "Yo iba habitualmente a playas y allí iban apareciendo imágenes y poemas, algo que coincide con el descubrimiento maravilloso de Caños de Meca, porque el mar es un espacio de liberación pero también es un encuentro personal", asegura Tapia, colaborador de Granada Hoy con una serie de reportajes que titula Alter + Gra.

En este descubrimiento sigue las huellas que dejó en la arena el poeta Javier Egea, quien encontró en Cabo de Gata un lugar de reflexión y, sobre todo, de regeneración personal. Juan Luis Tapia reconoce esta influencia y recuerda que, tras leer un adelanto de Mar de frente en el Festival de Poesía de Granada, una amiga le llamó para decirle que tenía que irse a la Isleta del Moro como hizo en su momento el autor de Paseo de los Tristes. Así que se escapó a Cabo de Gata para ver el paso del tiempo en las barquitos que se pierden en el horizonte y para tener la certeza de que, diga lo que diga el DNI, todas las personas siguen guardando un niño dentro. "El libro es vitalidad y descubrimiento, aunque hay bastantes puyas sociales, sobre todo en la segunda parte, porque es un náufrago que se está hundiendo y la gente va a lo suyo, que es lo que está pasando con esta crisis, que hay gente que no quiere saber y se cree que está protegida y a salvo de la que está cayendo", señala el autor.

En el prólogo, Daniel Rodríguez Moya sostiene que Tapia se presenta en los poemas como un "quinceañero enamorado" que bordea la "cursilería", aunque recalca que, en su caso, esto hay que entenderlo como un acto de rebeldía. "¿Por qué el miedo a incluir un 'te quiero' en un poema? Parece cursi pero yo he buscado la simpleza en mis versos", defiende un autor que no escribe buscando el aplauso de la 'casta' literaria. "A mí no me interesa el mundo académico, me interesa la gente. Hay mucha endogamia y por eso la poesía sale cada vez menos a la calle. Yo cogería mi Mar de frente, me iría al mercado y gritaría están frescos, están frescos... La gente tiene el prejuicio de que el poeta es alguien que es para minorías, cuando es algo que está en muchas cosas de la vida cotidiana, como un anuncio de publicidad", señala el autor que ilustra su cambio vital en unas gafas plegables de pasta verdosa en lugar de los clásicos anteojos con los que acudía a las ruedas de prensa. En este defensa de la sencillez Tapia afirma que, de los grandes autores, siempre quedan los poemas más simples, caso de Luis García Montero en Dedicatoria cuando escribe: "Si alguna vez la vida te maltrata, acuérdate de mí, que no puede cansarse de esperar aquel que no se cansa de mirarte". "Esto es justo lo que yo busco cuando escribo", apostilla Tapia, un hombre activo en las redes sociales siempre con el arma de la ironía cargada para reflejar el mundo en el que vive. Pero huye de eslóganes aprendidos y de dictar doctrina desde las redes sociales porque, para él, los compromisos son personales y con pequeñas acciones. "La revolución no tiene por qué ser un estallido en el que estemos quemando contenedores, la revolución empieza por tu forma de vivir, tampoco vale meterte en Podemos y ya eres un perfecto revolucionario, el compromiso con la sociedad es algo más interior, de cambio vital", asegura el autor para poner como ejemplo su poema Miedo, uno de los más sociales en un libro dominado por el amor, aunque sin dejar de lado su erotismo, que bebe de fuentes berlanguianas. Un ejemplo es Mar muerto, donde tras un inicio dramático, despierta la libido del lector: "En una esquina se hace la luz en la cinta de tu tanga". Y es que Juan Luis Tapia presentará próximamente su proyecto editorial, Lápices de luna, que tendrá el sello de temas eróticos Tacón Rojo.

Son los proyectos más cercanos de un escritor que, como Indiana Jones en La última Cruzada, se asomó al abismo y, en un acto de fe, saltó para comprobar que no existía tal vacío y que seguía habiendo suelo con arena de la playa bajo sus pies.

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