David Otero (Madrid, 1980), conocido como El Pescao, regresa a Granada este viernes para presentar su segundo disco, Ultramar, compuesto por 11 canciones con "variedad de colores y estilos" creadas durante su estancia en Buenos Aires. La sala Fórum acogerá este concierto (22:00) en el que el artista también recordará algunos de los temas de su primer trabajo, Nada lógico, que supuso el inicio de su carrera en solitario tras su etapa en El Canto del Loco.

-En este disco ha hecho partícipes a sus seguidores. ¿En qué se ha reflejado? ¿Le ha dado buenos resultados?

-Por ejemplo, la canción de Azul y blanco fue una de las tres maquetas que colgué antes de grabar el disco para que la gente escuchase lo que estaba componiendo. Azul y blanco le dio mil vueltas a las otras dos a nivel de plays, en youtube, en veces compartidas... Eso me dio a entender que era una canción que iba a molar dentro del disco. Cuando terminamos la producción la elegimos como single para presentarla a las radios. La verdad es que fue un experimento que moló mucho. Luego hemos hecho otras muchas cosas, como llevar a gente al estudio a que grabase algunos coros y palmas para el disco, hasta llevarlos a Londres, que es donde hemos estado grabando, para que escuchasen las mezclas y vivirlo de tú a tú. La verdad es que hemos hecho un montón de cosas, podría enumerar muchas pero las más importantes han sido esas.

-En su carrera en solitario, y quizás más tras la publicación de su primer disco, se ha volcado mucho en las redes sociales. ¿Le han ayudado? ¿Ha sido un descubrimiento en la forma de acercarse al público?

-Justo lo empecé a descubrir cuando salió mi primer disco. Siempre estoy compartiendo cosas y haciendo partícipe a la gente a través de ellas. Me gusta, me lo paso bien, me divierte y me siento bien ahí dentro. Pero lo hago de una manera muy orgánica, o sea, cuando me apetece estar estoy, cuando no me apetece no estoy. Es decir, no me siento muy atado a ellas. Cuando he estado en Buenos Aires he estado menos activo durante un año y no me ha importado.

-Pide mucho la opinión de sus seguidores...

-Sí, me gusta porque me parece que a la gente le es divertido opinar sobre cosas que tengan la trascendencia que tienen, por ejemplo el color de la portada del disco, o les enseño algunas cosas que normalmente no se ven cuando se está haciendo un nuevo trabajo; fotos de la promoción, la tipografía o cosas así. Ellos las ven y les mola participar y comentar si mejor en rojo o en blanco, o cuál opción prefieren. Me parece divertido conectar con la gente de esa manera.

-En este proyecto ha optado por la autogestión. ¿Le hacía falta esa libertad? ¿Por qué ha elegido este modelo?

-Porque me apetecía probar, experimentar conmigo mismo, ser yo quien tomase las riendas del proyecto, y como tal me parece que la mejor manera es apostar por ti mismo y siendo tu propio inversor. Cuando entras en una compañía de discos, ellos son los propietarios de tu música, de tu imagen y casi de tu ser, entonces quería salir de esa dinámica, dejar de pertenecer a y pertenecer a mí mismo.

-Aunque esa libertad también conlleva un gran riesgo.

-Totalmente. Casi es lo más difícil porque dices "ostras, si sale mal me la juego, pero si sale bien también". Somos un grupo de formato medio que no llena grandes estadios pero nos viene gente a ver, que suena en las radios, que nos contratan para conciertos, y seguimos en esa línea. Pero si sale mal, sale mal para ti el primero, y si sale bien sale bien para ti el primero también.

-¿Está el futuro de la música en la autogestión?

-No tengo ni idea. Creo que el futuro de quien lo quiera vivir así está ahí, y el futuro de quien su ilusión sea una compañía de discos está en eso. Las compañías van a seguir estando, lo que pasa es que creo que cada vez van a tener menos margen para sacar discos porque los beneficios son menores, y eso repercute directamente en la cantidad de producto que sacan. Eso hace que cada vez esté más difícil entrar en una discográfica. Creo que el futuro lejano está en la autogestión propia y en hacer música casi desde tu casa, pero eso lo veo a muy largo plazo.

-Ultramar es fruto de su estancia en Argentina durante un año. ¿Necesitaba esa vía de escape?

-Necesitaba un poco de aventura y quedarme en casa no me la proporcionaba. Entonces la aventura ha sido cambiar de país y de ciudad durante un año para escribir canciones desde ahí. Pero podía haber sido Buenos Aires como Nueva Zelanda o igual me quedo en casa para hacer el próximo disco. Era justo que en ese momento me apetecía hacer algo distinto, me arriesgué y cambié mi vida un poco durante un año para buscar eso.

-¿Le ha influido Argentina a la hora de componer? ¿En qué se refleja?

-Por supuesto, todo el disco lo he escrito allí, y la calle, las gentes, las conversaciones te influyen mucho. Esa influencia no se nota en sí, no hay un bandoneón, un aire de tango o una palabra argentina, sino que está por debajo, en el subconsciente del disco. En la parte consciente, la que se ve, puede ser un disco de pop que se puede componer en cualquier lado, pero en el subconsciente sí que está.

-En este disco hay mucho pop pero también experimenta con la música electrónica e incluso con el hip hop. ¿Cómo describiría esta trabajo?

-Es muy ecléctico. El hip hop lo aporta Ms Maiko, que por suerte hace hip hop, yo no me meto tanto en ese fregao. Hay mucha variedad de colores, de estilo y de estética. Creo que es un disco muy divertido, no te aburre. A mí me gusta mucho, y a la gente que le gusta lo que hago creo que también le va a gustar.

-Tras publicar este segundo trabajo en solitario. ¿Qué se plantea ahora?

-Muchas cosas. He empezado como una segunda carrera en mi vida. Después de todo lo que he vivido, ahora me queda mucho por hacer, prácticamente todo, no he hecho casi nada todavía. Ahora estoy con la gira y espero que para verano salgan muchas actuaciones para estar con el público.