Actual

Soledad Sevilla completa su círculo granadino

  • La artista valenciana inaugura en el Centro José Guerrero y en la casa morisca Horno de Oro la exposición 'Variaciones de una línea, 1966-1986'

Soledad Sevilla es una artista a la que no le suele gustar mirar hacia atrás, pero en esta ocasión había dos grandes razones para volver a rastrear el camino andado entre el año 66 y el 86. Por un lado exponer en el Centro José Guerrero, un pintor que siempre manifestó su más sincero entusiasmo por su obra. Por otro, Variaciones de una línea comienza justo donde terminó The presence of black, la gran muestra del centenario del autor de La brecha de Víznar, que mostraba su periplo entre los finales de los cincuenta y 1966. Y para seguir desbrozando su camino artístico, la muestra inaugurada ayer en el museo de la calle Oficios tiene una segunda sede en la casa morisca del Horno de Oro, donde ha creado una instalación tan rabiosamente contemporánea que la terminó apenas unas horas antes de la inauguración oficial. Al igual que José Guerrero, que cambió su forma de entender el arte tras vivir en Nueva York, Soledad Sevilla evolucionó durante una etapa en la Universidad de Boston, lo que hace que las biografías de ambos artistas se crucen como las redes geométricas de la artista valenciana, que mantiene desde hace décadas un estudio en Granada.

El recorrido incluye obras nunca vistas, pertenecientes a la colección de la artista, junto con obras procedentes de colecciones privadas y de museos nacionales, con más de cien obras, entre dibujos, pinturas y una instalación. En la planta baja del Centro José Guerrero se exhiben 81 dibujos pertenecientes a la primera etapa, más geométrica, comprendida entre los años 1966 a 1982. La primera planta muestra ocho pinturas correspondientes a la serie Las meninas, junto con tres pinturas previas a la serie, realizadas entre los años 1981 a 1983. La segunda planta del Centro acoge diez obras de la serie La Alhambra, pintadas entre 1984 y 1986. La muestra se completa con la instalación compuesta por acero, madera e hilos de cobre, que constituye una versión del ciclo La que recita la poesía es ella, que se va adaptando a cada espacio en el que se desarrolla y del que toma su nombre; en esta ocasión se titula Casa de oro.

Soledad Sevilla destacó que Variaciones de una línea, 1966-1986 es un proyecto ambicioso y "difícil" de llevar a cabo en el contexto actual. "Parece que el arte contemporáneo está en un momento más bajo, más oculto", comenzó la artista Premio Nacional de Artes Plásticas en 1993 y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007.

La muestra, gestada cuando Yolanda Romero aún estaba al frente del museo de la calle Oficios, fue para la artista "música celestial" desde que le llegó la propuesta por su especial vinculación con el centro y con Granada. A continuación, Romero le propuso centrarse en unos trabajos que comenzó hace más de cuarenta años, lo que le dio "cierta grima" porque se considera una artista en plena efervescencia.

La planta baja del Centro Guerrero permite asomarse a un conjunto de series de dibujos que van de 1966 a 1980. Varios de estos trabajos se presentan en primicia, pues la artista no las concebía como obras acabadas sino como estudios, investigaciones sobre los conceptos de color y ritmo a través del uso de módulos, redes geométricas y juegos de rotación y traslación. En la primera planta se sitúan Las meninas, una reinterpretación de la obra de Velázquez que utiliza la superposición de tramas con diferentes ritmos para sugerir, desde un estilo propio, un nuevo espacio desligado de la materialidad del famoso cuadro. "Lo que más me interesa de este cuadro es el espacio, que es lo que permanece y lo que fascina, porque parece que los personajes pueden desaparecer pero quedará el espacio, que es lo mismo que yo pretendo en mis obras, que quede algo más profundo", explicó la artista en una inauguración a la que también asistieron el diputado provincial de Cultura, José Torrente, y la viceconsejera de Educación, Cultura y Deporte, Montserrat Reyes, quienes destacaron la importancia de la colaboración institucional.

La segunda planta muestra una amplia colección de obras de la serie La Alhambra. Todas ellas desbordan los límites de la representación convencional para detenerse en los efectos de las sombras y los reflejos. Los lazos de la artista con Granada, y su relación continuada con el conjunto monumental, se estrecharon a comienzos de los años 80, cuando se alojó durante un tiempo en la residencia del carmen de la Fundación Rodríguez-Acosta. Ahora, con esta exposición, completa su círculo granadino.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios