El joven director granadino Ian Garrido López, de 26 años de edad, se hizo el pasado viernes con el tercer premio en la sección Cinéfondation del festival de cine de Cannes gracias a su corto Víctor XX, una producción que quiere hacer "empatizar a la sociedad con las personas trans a través de los sentimientos".

Garrido admite que "no tenía muchas expectativas" porque sabía que "era muy difícil" por lo que cuando escuchó el nombre de Víctor XX fue "toda una sorpresa".

El corto es el proyecto de fin de carrera de Garrido en la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña). Aunque nació en Granada y aquí estudió el Ballerato Artístico en el Instituto Severo Ochoa de La Chana, buena parte de su infancia la pasó en Níjar, Almería, y los estudios universitarios los ha cursado en Barcelona, tanto el primer ciclo de Periodismo en la Autónomoa como los de cine en la ESCAC. Fue la propia escuela la que se hizo cargo de los 14.000 euros de presupuesto de este corto, que entre los 1.600 presentados a concurso resultó uno de los 18 preseleccionados. Por este motivo, tanto la familia de Garrido como su equipo, formado por una treintena de personas, se desplazaron hasta Cannes el pasado fin de semana.

El corto que, por primera vez ha logrado que una escuela española compita en esta sección del festival de Cannes, cuenta en 20 minutos la historia de "esas personas que no encajan en el código binario de lo masculino y lo femenino", explica el director, quien señala con modestia que no tiene "ni idea de lo que ha valorado el jurado".

Esta producción fue grabada el pasado octubre en Almería entre Agua Amarga y la capital. Narra "la historia de una persona transexual del Sur, que tiene que lidiar con su identidad, sin sentirse a gusto con ser un chico o una chica y que busca su identidad propia", explica el joven cineasta, de 26 años de edad.

"No es un tema tabú pero sí ignorado, a la sombra. La ignorancia genera conflictos, los conflictos generan miedo y así se crea una cadena que nunca se para", dice Garrido.

El director también apunta que "si bien es una obra de ficción", la "parte emocional" del corto se corresponde con la de su experiencia vital. Con esto, quiere hacer que los espectadores tengan "un precedente emocional y no estén a oscuras cuando conozcan a una persona trans en la vida real".

Ahora comenzará a presentar el corto por otros festivales, con el aval de este premio de Cannes debajo del brazo. El corto será proyectado esta semana en la Filmoteca de París , en donde desde hoy se encuentra el cineasta y que espera que su paso por Cannes le abra "muchas puertas" para tener "un doblo o triple altavoz" sobre esta realidad y "así poder llegar a mucha gente para que puedan entender lo que sucede detrás de un conflicto de identidad de género".

El director señala que este tema "ha tenido últimamente bastante atención mediática gracias a propuestas legislativas que hacen que se esté visibilizando a las personas trans" y considera que esto puede ayudar para que la sociedad "deje de tomar esta cuestión como una enfermedad psiquiátrica".

En cuanto al por qué de rodar en la provincia de Almería, el director indica que se crió en Níjar y que le "encantan" los paisajes de esta zona pues pasó allí "toda su infancia y adolescencia". "La luz de Almería no la hay en otros sitios. La imagen, los invernaderos, el mar, el desierto son algo único. Quería rodar mi proyecto de final de carrera allí, con gente del lugar para llevarles mi experiencia".

Además, Garrido destaca el trabajo de la actriz protagonista, Alba Martínez. "Cuando comenzó el rodaje no era actriz pero se ha convertido en una durante el mismo, recibiendo felicitaciones de todo el mundo", mantiene el director, que no descarta llevar este tema a un largometraje.

Además, se encuentra inmerso ya en el episodio piloto de una serie de televisión que también es un trabajo de fin de curso y también es una producción de la ESCAC.