Actual

La Granada que nos han legado

  • Son muchos los espacios que tratan de devolver a la ciudad la obra de los artistas que vivieron aquí El Centro García Lorca es el ejemplo más reciente

"Es indudable la importancia de los archivos privados dentro del patrimonio histórico español, especialmente cuando corresponden a una personalidad relevante en cualquier campo de la actividad humana", así comenzaba María del Carmen Guzmán el informe que el Ministerio de Cultura realizó sobre el Archivo Manuel de Falla en mayo de 1990, y no le faltaba razón.

El centro dedicado al gaditano no es más que un ejemplo de la larga lista de edificios que existen en Granada dedicados a un artista. Aunque diferentes, todos tienen una serie de características comunes, como la intención de estudiar y difundir la figura de la persona, o el hecho de estar gestionado por un patronato en el que intervienen entes públicos y familiares del artista. Este patronato, con diferentes matices, es el encargado de gestionar una herencia cultural que no deja de ser de carácter privado, lo que, como sucede en la Plaza de Romanilla, puede ocasionar problemas.

No se puede hablar de legados sin mencionar el edificio que se ha construido en La Romanilla para albergar el del autor de Bodas de sangre. Hace una década se planeó construir un espacio dedicado a la memoria de Federico García Lorca, que albergase los archivos que el poeta y dramaturgo había dejado en Madrid. La idea era traer esos documentos a Granada con un inmueble que debería convertirse en símbolo de la cultura contemporánea y en memoria viva del de Fuente Vaqueros. Sin embargo, una serie de problemas, políticos y económicos, retrasaron la apertura hasta este verano y no ha sido hasta este mes cuando ha albergado su primera exposición, mientras el legado sigue en la capital.

Quizá el de Lorca no sea el mejor ejemplo de cómo se gestiona un legado artístico, pero sirve para reflexionar sobre la importancia que un artista tiene, no sólo en su ciudad, sino en todo el mundo, así como la necesidad de que todo lo relacionado con él se conserve y difunda de la mejor forma posible.

En octubre de 1914 nacía en Granada José Guerrero, un pintor que se vio muy influenciado por el arte vanguardista de Picasso y Miró, tanto que se convertiría en uno de los artistas abstractos más destacados de nuestro país.

Con la intención de conservar las obras de Guerrero, en junio del año 2000 se inauguraba el Centro que lleva su nombre y que ha sido construido aprovechando un viejo edificio de la Alcaicería, que ha sido reformado y rehabilitado bajo las órdenes del arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas. Quince años después, el Centro cuenta con una colección de 40 obras sobre tela y 20 sobre papel, a lo que habría que sumar los documentos personales (correspondencia, fotografías,...), según comenta Francisco Baena, director del Centro, quien también reconoce que las negociaciones con la familia del pintor fueron largas, pero la buena sintonía entre las partes "salvó todos los obstáculos".

De esta forma, el Centro está gestionado por la Comisión Paritaria en la que participan, a partes iguales, la Diputación de Granada y la familia de José Guerrero, a la que después se unieron la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y el Ministerio de Educación y Cultura, más una serie de instituciones que apoyan el proyecto. Esta colaboración se hace posible gracias a un acuerdo entre los herederos y el ente público, que finaliza en 2025, pero Baena se muestra optimista y confía en que, llegado el momento, se renueve. Pese a todo, insiste, en que "lo fundamental es el buen entendimiento y el compromiso común con el proyecto".

En 1920 Manuel de Falla se instala en Granada, en casa del músico y amigo Ángel Barrios. Un año después, el compositor encontraría residencia propia en la ciudad, en la Antequeruela Alta, un lugar que actualmente se ha convertido en un museo dedicado a la figura del gaditano. La importancia de la ciudad en la vida de Manuel de Falla fue tal que sus herederos decidieron traer su legado aquí, en vez de Cádiz, su lugar de nacimiento, porque, como señala la gerente del archivo que lleva su nombre, Elena García de Paredes: "Falla eligió Granada, y eso es lo importante, el lugar de nacimiento es impuesto, no se elige".

Al igual que la Ruta Lorquiana, en Granada existen varios lugares centrados en Manuel de Falla, y uno es el Archivo que lleva su nombre y que se encuentra en el Paseo de los Mártires. Con más de 30.000 documentos, el centro está dedicado al estudio de la obra del compositor pero también a su momento histórico, pues Falla mantuvo relación con varias figuras destacadas de su época.

En este caso, es la Fundación la dueña del legado de Manuel de Falla, según comenta García de Paredes, y no ninguno de sus herederos. De hecho, fue la sobrina del compositor, Isabel de Falla, quien decidió que fuese una Fundación quien gestionase la memoria de su tío.

El Archivo abrió sus puertas en 1991, pero el proceso de preparación data de muchos años antes: en 1988 se creó la Fundación que gestiona los documentos y que acordó ofrecer a Granada el legado, que se encontraba en Madrid, en depósito. Son más de dos décadas de vida del Archivo, un tiempo en el que no ha parado de incrementar los fondos originales, incorporando a su biblioteca toda clase de documentos sobre la cultura de la época en la que vivió Falla.

Al igual que ocurre en el Centro Guerrero, el Archivo Manuel de Falla está participado por distintos organismos institucionales (Universidad de Granada, Ministerio de Educación, Junta de Andalucía y Ayuntamiento) y varios familiares de Falla, como la ya mencionada sobrina, que ocupa el puesto de presidenta, y la hija de esta, Ángela García de Paredes.

"Viviré en mis libros, durante algún tiempo, y ya está. Ésa es toda la inmortalidad a la que aspiro", dijo el escritor Francisco Ayala, uno de los pocos artistas que participaron en la creación del centro que debería albergar su legado. Fue en octubre de 1998 cuando asistió a la reunión en la que se acordó la constitución de la Fundación Francisco Ayala.

El actual secretario de este organismo, Rafael Juárez, que coincidió en varias reuniones con el escritor, considera que "fue una fortuna" el hecho de que Ayala estuviese presente, aunque también asegura que no solía participar demasiado, ya que no era su función.

Ayala murió en 2009 a la edad de 103 años, pero, como ya dijo, sigue vivo en una Fundación que, en la actualidad cuenta con una biblioteca de más de 3.500 volúmenes, según los datos que facilita Manuel Ros, bibliotecario de la entidad. A esta cantidad habría que sumar el fondo documental, que supera los 4.000 archivos, los cuales han sido digitalizados y están a disposición de los investigadores que deseen consultarlos.

"Tenemos una biblioteca muy especializada", afirma Juárez, ya que en ella se pueden encontrar, no solo escritos con la firma de Ayala, sino también documentos que ayudan a conocer mejor su vida, por ejemplo sus títulos académicos. Todo esto compone, según el secretario, un "legado de dominio público" ya que se trata de material que, de una forma u otra, está en posesión de la Fundación Ayala y desde ese momento pierde su carácter privado. No existe, por tanto, un acuerdo que caduque dentro de cierto tiempo y haya que renovarlo, como ocurre con el Centro Guerrero.

En cuanto al edificio que alberga el legado, un palacete que data del siglo XIII situado en el Alcázar de Genil, es, según Juárez, "un guante perfecto" para un organismo que "no es grande ni aspira a serlo", un ente que, además, se encarga también de vigilar y mostrar al público los restos medievales con los que comparte espacio.

Hijo de banqueros, José María Rodríguez Acosta dedicó gran parte de su vida a la pintura, debido especialmente a su posición socioeconómica. Solo dejó los pinceles durante unos años en los que se dedicó a construir y decorar su carmen granadino, el edificio que hoy alberga su legado.

El propio pintor dejó escrito en su testamento que ese carmen debía albergar su Fundación, aunque años después ha recogido obras de otros artistas como Manuel Maldonado o José Martínez Rioboo. La biblioteca de Rodríguez Acosta, en la que se incluyen libros de todas las temáticas, junto a varios de sus cuadros, es la herencia que el edificio conserva del granadino, aunque, como reconoce Carmen López, responsable de comunicación del centro, gran parte del archivo está descatalogado. A diferencia del resto de instituciones aquí reseñadas, esta es de carácter privado, aunque participa en ella la Junta de Andalucía a través del Patronato de la Alhambra, que gestiona un legado también privado. Además, como explica Carmen López, la familia del pintor lleva varios años desatendiendo su Fundación, aunque su sobrino es el presidente.

Dentro de la Ruta Lorquiana que existe en Granada encontramos la Casa Natal de Fuente Vaqueros. Allí, en junio de 1988 vieron la luz por primera vez los ojos de García Lorca. La residencia, hoy convertida en museo, fue adquirida por la Diputación en 1982, por lo que es un organismo público el que gestiona un legado también público.

Aunque la casa pasó por varias manos hasta llegar a las actuales, a fecha de hoy se conserva de forma muy similar a como se encontraba en 1988, gracias a las indicaciones de Isabel, la hermana del poeta, y de los vecinos, que 'robaron' los muebles para evitar que desaparecieran cuando la familia Lorca se marchó de allí.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios