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Emilio de Santiago: adiós a un sabio arabista

  • El profesor Emilio de Santiago falleció el martes en su domicilio de la capital.

El mundo de la cultura granadina se levantó ayer conmocionado por la noticia del fallecimiento de Emilio de Santiago Simón. Arabista, profesor y poeta, fue una figura clave en el desarrollo cultural de Granada desde los años 70.

El cuerpo de De Santiago fue encontrado sin vida en su propio domicilio de la capital. Solía ir a comer a diario al mismo restaurante y su ausencia levantó todas las alarmas. Desde ayer se vela en la sala número 2 del cementerio de San José de Granada y su despedida final será hoy a las 10:00 horas en la sala de ceremonias.

Con su fallecimiento, Granada pierde a una figura destacada y reconocida internacionalmente por sus estudios sobre Al-Ándalus, sus publicaciones y su conocimiento sobre la Alhambra, de la que fue guía durante 30 años para las personalidades más destacadas que visitaban el monumento: famosos, políticos, realeza... Porque él conocía la Alhambra al dedillo y no sólo la grandiosidad que se ve a simple vista, sino lo 'oculto', esa Alhambra desconocida que tanto le apasionó y que tanto defendió en todas sus ponencias y cursos internacionales.

Su pasión, como la de su maestro Emilio García Gómez, le llevó a traducir los poemas de las paredes de la Alhambra de Ibn al-Jatib e Ibn Zamrak, también maestro y discípulo.

Llegó incluso a recogerlos en un libro, La voz de la Alhambra, de la editorial Almuzara (2009), prologado por el escritor Antonio Muñoz Molina e ilustrado por el pintor Juan Vida. Porque en varias entrevistas publicadas defendía que "la Alhambra sigue siendo una enorme desconocida", en parte porque "no hemos sido educados para verla, sino para mirarla", por lo que en muchos trabajos se empeñó en dar a conocer algunos de sus secretos. Porque, para él, "lo más hermoso es lo que está oculto". También entraba, como experto, en el ámbito político y en más de una ocasión (como en una entrevista a El País en 1999) aseguró que no tenía para algunas instituciones "más valor que el ser una fuente inagotable de ingresos".

Precisamente el actual director del Patronato de la Alhambra, Reynaldo Fernández, lamentó ayer el fallecimiento de De Santiago, del que era amigo personal también por su vinculación profesional como estudioso de la lengua árabe y licenciado en historia medieval. De hecho, recordó que fue con Emilio de Santiago comisario de la exposición sobre poesía y música de Al-Ándalus que se celebró en los Reales Alcázares de Sevilla con motivo del mundial de esquí de 1995. "Era un gran arabista y una persona con una sensibilidad extraordinaria y un gusto exquisito", dijo Fernández, que destacó también su conocimiento sobre la Alhambra. "Como intelectual tenía una actitud crítica en algunos aspectos pero sus aportaciones siempre venían bien y eran positivas", recuerda.

Aunque en los últimos años estaba más apartado de la vida social, vivió una juventud intensa en Granada rodeado de intelectuales. Uno de sus amigos de juventud fue Juan de Loxa, que desde Madrid recordó ayer para este periódico la figura de "un sabio" como Emilio de Santiago, al que conoció a finales de los años 60 a través de la Universidad.

"Solíamos reunirnos en el café Suizo en torno a Elena Martín Vivaldi", a la que De Santiago consideraba casi como una madre. Durante los años 70 estuvieron especialmente unidos compartiendo experiencias literarias y formativas. "Era un sabio desde muy joven", destaca De Loxa, que recuerda al arabista como alumno de Joaquina Eguaras (que dirigía la Escuela de Estudios Árabes) y discípulo de Emilio García Gómez.

"También quería ser poeta y de hecho publicó varios libros de poesía". Así, entre sus publicaciones destaca La voz de la Alhambra, Serena de amarillos (una antología de Elena Martín Vivaldi), Siete poemas a la deriva, El polígrafo granadino, Fascinación, Las claves del mundo islámico o Palabras en un tiempo de talantes.

Aunque en los últimos años estuvo alejado del grupo de amigos de juventud, De Loxa, que guarda "recuerdos maravillosos y muy divertidos" de Emilio de Santiago, recuerda también sus últimas columnas en prensa, los debates en una televisión local, su voz grabada en el archivo del Centro de Documentación Musical de Andalucía o el homenaje organizado a Elena Martín Vivaldi.

El 9 de agosto este periódico publicó la última información sobre él sobre su otra pasión: los gatos. "Son mi debilidad. Son animales excepcionales: independientes al máximo pero capaces de dar todo el cariño del mundo", decía. Ahora vivía con Cuca y Peque, dos siamesas con las que compartió los últimos años de su vida, aunque siempre estuvo acompañado de gatos, pasión heredada de sus tías maternas. "Yo muchas veces me acuerdo de forma especial de una de mis tías, porque todo lo que amo en la vida me viene de ella". Incluso llegó a decir: "mi vida no habría sido igual sin los gatos".

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