La bailarina, coreógrafa y directora española Blanca Li recibió ayer la insignia de Caballero de la Legión de Honor, la mayor distinción que otorga Francia, muy emocionada y feliz, en un momento personal "muy feminista", según comentó en una entrevista antes del acto. "Que un país como Francia te reconozca a ese nivel es muy bonito, como cuando recibí en España la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2009)", explicó la artista granadina. El galardón le fue entregado en el Ayuntamiento de París por su alcaldesa, Anne Hidalgo, también nacida en Andalucía.

"Es superemocionante, porque en el medio del arte y la cultura representa mucho. Aquí es muy importante, es el reconocimiento a una vida de trabajo de muchos años", abundó Li (1964), residente en París desde 1992.

La también actriz y artista plástica, que vivió el último año entre París y Nueva York y ahora prepara entre París y Moscú su próximo espectáculo: Déesses et Démones (Diosas y Demonias), dijo haber creado esa obra y haber propuesto a Hidalgo para presidir hoy la ceremonia de entrega por estar "en un momento muy feminista". "Cuando te otorgan la Legión de Honor eliges la persona que te la da y me apetecía que fuera Anne por eso". Las mujeres -recordó- "valemos mucho y estoy harta de que vivamos en un mundo en que lo masculino está por encima".

Aprecia especialmente que alguien como Hidalgo, "tan íntegra y respetable, que ha tenido que hacerlo todo sola, haya logrado superar esos muros masculinos, además en política y viniendo de una clase social que no tenía nada ganado", resaltó la artista.

Diosas y Demonias habla precisamente del valor de la mujeres. "Es un viaje por la mitología clásica y primitiva sobre el origen de la feminidad, cuando la mujer tenía una importancia increíble y las diosas representaban la creación, el mundo, la vida y la muerte". El estreno absoluto de esta pieza que Li interpretará a dúo con la bailarina estrella del Bolshói Maria Alexandrova tendrá lugar en el Teatro de los Champs Élysées el 22 de diciembre, uno de los principales escenarios de París, donde ofrecerán doce representaciones hasta el próximo 3 de enero.

"Ver dos chicas bailando juntas, dos estrellas, eso se ve muy poco, es muy raro", destaca Li de esta pieza en construcción que en algunas ocasiones hizo venir a París a su "increíble" compañera rusa, y que acaba de llevarle a ella unos días a ensayar en el Bolshói, algo que le ha entusiasmado.

"Venimos de mundos muy diferentes. Ella -comenta- apenas habla inglés, yo no hablo ruso, y así la danza toma todo su espacio; es lo único que nos une". La idea de invitar a la primera bailarina rusa vino de la ex directora de danza de la Ópera de París, Brigitte Lefèvre, cuando una de las estrellas de esa institución parisina, Marie-Agnès Gillot, con quien Li había pensado actuar inicialmente, tuvo que desistir por razones de calendario.

Es "muy divertido trabajar con María Alexandrova, para mí ha sido una gran suerte que estuviese disponible en este momento y ella está encantada", pues es la primera vez que colabora con un coreógrafo contemporáneo para un espectáculo donde ella tiene en solitario un papel eminente e inspirado en su propia personalidad. Como coreógrafa y directora artística, "quiero aprovechar al máximo quién es ella como bailarina estelar en su apogeo y sacar el mayor partido de su talento, tan atípico e interesante".

De su trabajo sobre el escenario, Li recuerda que "hace tiempo que no bailaba así, a un nivel tan personal e íntimo, tan en 'petit comité'". "Me da miedo, claro que me da miedo, porque siempre da subirte a un escenario, pero como disfruto mucho bailando, me digo que mientras al cuerpo le apetezca, es que estás bien. El cuerpo habla solo", dice.

Es "una aventura más, lo que me interesa es disfrutar, pasarlo bien y hacer algo muy bonito", afirma Li, cuya última creación, Robot, inició en 2013 una gira por el mundo que le llevó recientemente a Nueva York y México DF, al otro lado del océano, y en Europa por Suiza, España, Italia, Bélgica y Portugal.