De María de Zayas ha aprendido que la persistencia es esencial para hacerse un hueco en el campo de las letras, aunque las circunstancias no sean favorables. Ana Carole ha enseñado que 'valor, agravio y mujer', sí pueden ser. Es Herminia Luque, la autora granadina que ha recreado la vida de estas escritoras del siglo XVII en su última novela Amar tanta belleza. Un trabajo galardonado con el Premio Málaga de Novela que la ha apasionado hasta el punto de encontrarse un día diciéndole a su hijo: 'Voyme', al más puro estilo del lenguaje de la época que, por cierto, cuida de una manera excepcional.

-Una granadina, pregonera de la Feria del Libro de Málaga ¿hay que marcharse de Granada para que te aprecien?

-No lo creo; yo me instalé en la provincia de Málaga por razones de mi trabajo, no por razones literarias.

-Cuarto aniversario de la muerte de Cervantes y en Granada se dedica la Feria del Libro a la ciencia, ¿qué opina?

-Cierta originalidad sí que es. Y sospecho que el quinto centenario de la muerte de Cervantes ya no lo vamos a organizar ni nosotros ni nuestros coetáneos…

-Amar, tanta belleza, premio Málaga de Novela, ¿cómo se siente?

-Muy afortunada. Ha sido maravilloso recibir este galardón y publicar con la prestigiosa Fundación José Manuel Lara.

-¿Qué diferencias culturales encuentra entre Granada y Málaga? ¿Está nuestra ciudad quedándose atrás?

-No, no lo creo. Hay cosas importantes que se están haciendo en Granada (la misma Feria del Libro, el Tres Festival, voces del Mediterráneo, el Centro Federico García Lorca... Esto no debe ser una competición; debería entenderse como un conjunto de acciones que enriquecen nuestra tierra y que desde aquí se proyectan al mundo entero, para acabar convirtiéndose en patrimonio universal.

-María de Zayas y Ana Caro son las protagonistas de Amar tanta belleza ¿Pueden dos escritoras ser amigas en vez de rivales?

-Por supuesto que sí. Hay más ejemplos de complicidad femenina, como ocurrió con ciertas poetisas románticas que crearon una auténtica "hermandad lírica".

-Cómo surge la idea de la novela.

-Curiosamente, preparando otra novela. Buscaba un personaje histórico, una mujer que hubiese escrito en el siglo XVII. Y se me apareció doña María de Zayas, con todo su poderío; de la mano, otra escritora menos conocida pero interesantísima también, Ana Caro de Mallén. Y no tuve más remedio que dejarme llevar por ellas.

-¿Cree que las mujeres en el siglo XXI lo siguen teniendo más difícil para publicar?

-Publicar hoy no es difícil. Lo extraordinariamente complicado es tener prestigio, el éxito comercial hasta es más fácil de conseguir. Pero ser reconocida, valorada… Los premios, los homenajes, los sillones de la Academia, hoy por hoy, son mayoritariamente (los tantos por ciento no engañan) para los colegas varones.

-¿Cómo llevan sus alumnos que su profe de literatura sea una escritora famosa?

-Aunque sólo excepcionalmente doy clases de Literatura -soy profesora de Geografía e Historia- este año me ha tocado nada menos que dar toda la literatura del Barroco: ¡Cervantes, Lope, Calderón! Disfruto mucho hablando de la literatura que me gusta. Pero de mis libros no hablo jamás. "Yo no he venido a aquí a hablar de mi libro", les digo -parodiando la famosa frase de Umbral- cuando intentan sonsacarme algo.

-¿Siguen siendo las mujeres escritoras las grandes desconocidas?

-Sin duda. Incluso en ámbitos universitarios. Ha habido muchas escritoras hasta de libros de caballerías, como Beatriz Bernal.

-Su otra gran pasión es el ensayo.

-Acaba de salir el que recibió un premio en el certamen Carmen de Burgos de la Diputación de Almería: Siempre guapa. El imperativo estético en la sociedad contemporánea. Y amenazo con más…