Cantante y compositora de voz profunda e intensa, Claire Tonna no responde al estereotipo de cantautora frágil y vulnerable. No, la pasión y la voluptuosidad que imprime a sus interpretaciones hacen de esta pequeña gran cantante una artista torrencial y expresiva cuyos conciertos apelan directamente a la parte más emocional del oyente, que se descubre incapaz de mantenerse al margen en cada una de sus actuaciones. Su música, efectivamente, es al mismo tiempo reivindicativa y sanadora, e interpela de forma permanente a los más hondos sentimientos de pertenencia a la tierra, una experiencia telúrica sobre la que resulta imposible no sentirse concernido.

Ella afirma que en sus conciertos trata de compartir sus canciones como un regalo para hacer que las personas sientan y despierten a la verdadera belleza, y dice de ellas que "relatan cómo la luz y la oscuridad son dos amantes que hacen el amor con nosotros, cómo nos transforman, nos hacen renacer y cómo hacen nuestra piel más fuerte y tierna".

Nació en 1982 en la isla de Malta, aunque desde 2009 vive instalada en España, donde ha colaborado con célebres músicos y productores, y desde aquí combina su dedicación musical con su devoción por las labores humanitarias, como demuestran los conciertos que ha organizado en cárceles, hospitales psiquiátricos, orfanatos y otros espacios marginados, tanto en España como en la ciudad india de Calcuta. Debutó discográficamente con un álbum, The Port, que en 2013 llegó a presentar en las lejanas tierras de Nueva Zelanda. En su último disco, Night Skin, vuelve a celebrar la vida y los más hondos sentimientos humanos. Esta noche estará actuando a partir de las diez en La Tertulia.