Cómics

Punto y seguido

LOS ARCHIVOS DE THE SPIRIT, 24. Will Eisner y otros. Norma. 272 páginas. 38 euros.

Norma Editorial está a punto de completar un hito en nuestro país, la edición completa y a color de la que es considerada por muchos la mejor serie de la historia del cómic: The Spirit, de Will Eisner (y compañía). La relación de Norma con la obra maestra de Eisner empezó hace tres décadas, en 1987, con la edición del álbum ¿Quién mató a Cox Robin?, número 32 de la imprescindible colección Cimoc Extra Color, y la popularidad del personaje en nuestro país subió enteros cuando, al año siguiente, la editorial barcelonesa lanzó la colección de cómic books titulada The Spirit, traslación de la cabecera homónima de Kitchen Sink, que reproducía en blanco y negro las mejor etapa de la serie, es decir, las historietas fechadas de 1946 en adelante. Hubo que esperar hasta 2002 para que diera comienzo al fin una colección cronológica, a color y que arrancase desde el inicio (2 de junio de 1940). Lleva el sello de Norma, claro está, se llama Los archivos de The Spirit (en Estados Unidos la edita DC en una línea similar a sus DC Archives) y va ya por el volumen vigésimo cuarto, de los 26 previstos.

Están aquí recogidos los últimos episodios alumbrados en la sección dominical, con fechas del 6 de enero al 5 de octubre de 1952, y ya solo resta un tomo con las tiras diarias (animo desde aquí a Norma a que no cometa el error de DC y las publique en un formato mayor) y otro con el material realizado por Eisner en los años posteriores a la cancelación de la serie de prensa para editoriales como Harvey o Kitchen Sink. Entre las páginas del volumen 24 destaca sobremanera el arco argumental conocido como Espacio exterior, con el héroe embarcado en un viaje a la Luna y el gran Wally Wood en el tablero de mandos (artístico, se entiende). Ha habido otras ediciones en nuestro idioma, pero ninguna tan espectacular como esta, con colores remasterizados que otorgan energía y densidad a las páginas. Diría que solo por eso ya merece la pena el tomo, pero les mentiría: crepuscular y todo, es una gozada de principio a fin.

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