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El perdón, la mejor fórmula para conseguir la paz

  • Ismael Diadié, descendiente del arquitecto Es-Sahili, perdona al procesado por destruir el legado de Tombuctú Asegura que el hombre que comete una falta ya sufre por ello

Hay historias que acaban como en un cuento árabe clásico, donde hasta el mayor de los delitos se perdona si quien lo ha cometido muestra su arrepentimiento. El entorno, desde luego, es propicio para este tipo de desenlaces, la mítica Tombuctú, ciudad de origen legendario.

El pasado 22 de agosto comenzó el juicio contra el yihadista Ahmad al Mahdi al Faqi, alias 'Abu Turab', el primer acusado de crímenes de guerra por la destrucción de bienes Patrimonio de la Humanidad en Tombuctú (Mali). La sorpresa llegó cuando Abu Turab no dudó en declararse culpable ante la Corte Penal Internacional y pidió perdón por sus errores.

Entre los monumentos que Al Mahdi, presunto integrante del movimiento terrorista Ansar al Din, habría destruido o ayudado a destruir en 2012 figuran nueve mausoleos y la mezquita y madraza de Sidi Yahya de Tombuctú. "Con gran pesar presento mi culpabilidad. Todos los cargos que se me imputan son precisos y correctos", dijo el acusado asegurando que siente un "gran dolor" por los hechos cometidos y pide perdón a la población de Mali y a la comunidad internacional. "Espero que la pena que se me impute sea suficiente para lograr el perdón de todos los afectados", añadió.

En enero de 2012 comenzó en Mali un conflicto armado durante el cual la ciudad de Tombuctú estuvo bajo el control de varios grupos terroristas, incluido Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Ansar Al Din.

Los hechos conectan con Granada porque el autor de la mezquita de Sidi Yahya, uno de los monumentos dañados, es el arquitecto Es-Saheli, nacido en nuestra ciudad en 1290. Un poeta y arquitecto de vida azarosa que terminó sus días en Tombuctú, en 1346.

Uno de sus descendientes, el poeta Ismael Diadié, residente actualmente en Granada, no ha tardado en mostrar su perdón en una carta dirigida al fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), donde solicita el indulto para el yihadista Ahmad al-Faqui al-Mahdi. "No lo hago por minimizar el crimen, sino porque el perdón es el primer paso hacia la justicia".

Aclara que el mismo día en que se dañó la Mezquita de Sidi Yahya al-Tudeli al Andalusí "fueron destruidas" las tumbas de sus padres. Además, califica este acto como un "memoricidio".

Ismael Diadié, responsable de la Fundación Fondo Kati, ha dicho que Al-Faqi "le ha hecho daño no solo a Tombuctú". Sin embargo, opina que "no todo se reduzca al mal que cometió, es más, Al-Faqi necesita de nuestra confianza, nuestro amor, nuestra solidaridad en esos momentos difíciles, necesitamos su ayuda para reconciliarnos con nosotros mismos y con él".

En ese sentido añade que la justicia "debe ser una reforma del hombre, una reeducación en función de los valores comunes rotos por el crimen porque existen otras formas de rendirle justicia a las víctimas y esas formas tienen que ver con el amor, la educación que llevan a la víctima y al criminal a trabajar juntos para que sea posible ir más allá del dolor y del crimen". "Al-Faqi tiene que participar en la reconciliación y en la construcción de la paz", ha añadido.

Según la información recopilada por Diadié en medios franceses y a la que ha aludido en su misiva, la Federación Internacional de los Derechos Humanos y otras dos organizaciones malienses interpusieron una demanda en marzo de 2015 contra él y otros 14 yihadistas ante el tribunal de Bamako (Mali) "por torturas, muertes y violencias sexuales". Sin embargo, Diadié subraya que la Corte Penal "no lo enjuició por esos motivos, tiene que responder por la destrucción de los mausoleos".

En caso de ser declarado culpable, se le podría imponer una pena de hasta 30 años de prisión más una multa o la confiscación de los beneficios, bienes o haberes extraídos directa o indirectamente de los crímenes cometidos.

Ante estos hechos, el presidente de la Fundación Fondo Kati ha recalcado que el Tribunal de Justicia es un espacio sociopolítico que responde "a la violencia por la violencia y no es fuente de paz, puesto que el hombre que comete una falta ya sufre y la justicia tiene que hacer que ayude a la sociedad que ha padecido su falta". "Así, el que comete una falta necesita reconciliarse consigo mismo, con su víctima y con la sociedad entera", ha reiterado.

Por otro lado, Diadié ha añadido que la directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha considerado que la destrucción deliberada de la herencia cultural "es un crimen de guerra para difundir el miedo y el odio". Según él, la destrucción deliberada del patrimonio tiene un trasfondo, "ya que existe un factor ideológico que prohíbe la edificación sobre las tumbas, uno económico alimentado por la voluntad de saquear algunos museos para enriquecer otros y uno de dominación que consiste en destruir el patrimonio del pueblo para quitarle toda referencia de memoria".

En este caso, Abou Tourab, a su juicio, "está solo ante la CPI por crímenes que reconoce y por los cuales ha pedido perdón y, además, es uno de los mayores poetas en lengua árabe de Tombuctú, después del cadí Adil Muhammad Mahmud Ould Cheick".

Diadié ha relatado pormenorizadamente los hechos ocurridos, cuando el sábado 30 de junio de 2012, por la mañana, los yihadistas destruyeron el mausoleo de Cheihk Sidid El-Mokhtar y, después, fueron al cementerio de Alfa Moya, donde destruyeron su mausoleo. Además, acabaron con el mausoleo de Sidi Mahmud y tumbas de particulares. El domingo 1 de julio de ese mismo año terminaron de destruir el mausoleo de at-Tuati y de tres santos más del mismo cementerio al oeste de la Mezquita del Viernes, llamada Djingareyber, construida por Es-Sahili de Granada a petición del rey Kanku Mussa.

Según ha proseguido su relato, el 2 de julio por la mañana destruyeron la puerta de la mezquita de Sidi Yahya al-Tudeli al-Andalusí, donde "no encontraron nada detrás de la puerta". Fue el hijo de Diadié, Abdel Karim, quien constató que las tumbas de sus padres "habían sido destruidas al igual que la de Salama Yakouba", quien fuera la esposa del monje expulsado Dupuis Yakouba.

En Bamako, el director del Instituto Ahmed Baba de Tombuctú, Abdel Kadiri Maiga; el director de Savama, Abdel Kader Mamma Haidara, y el director del Fondo Kati, Ismael Diadié, se reunieron para pensar en el desplazamiento de los manuscritos de Tombuctú: desplazarlos fuera de la ciudad sobre burros, en piraguas...

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