Hay que reconocerle a Malú la perseverancia y la determinación en su objetivo de alcanzar la cima. Desde que subió a la cresta de la ola, impulsada por la popularidad televisiva, ha venido disfrutando estos últimos años la plenitud de su carrera. A sus 34 años la madrileña puede presumir de una lustrosa sala de trofeos, unas ventas espectaculares, con números incontestables más propios de cuando el mercado discográfico lucía musculatura, y encima no solo en España sino en los principales países de habla hispana al otro lado del charco. Así ha sido durante el último lustro y con su décimo álbum de estudio trata de prolongar esa corriente favorable, conocedora, como parte de una estirpe de artistas, de lo volátil, ingrato y olvidadizo que puede llegar a ser el público. Tal vez a ella ahora no se lo parezca, pero por si acaso pisa con firmeza y vuelve al Palacio de Deportes de Granada, donde presentó su anterior trabajo, Sí (Sony-BMG, 2013), hace un par de años, y un lugar de gran aforo con el que ya muy pocos se atreven en estos tiempos de vacas flacas.

A finales de noviembre del año pasado publicó Caos (Sony-BMG, 2015), del que ya había adelantado, hace ahora un año, el sencillo Quiero. Con este alcanzó el número 1 de ventas y con el álbum el disco de platino a los pocos días de su publicación. Con este disco Malú incluía algunas composiciones de su autoría y un par de temas firmados por su hermano José de Lucía. Y el momento de descubrirlo por completo y en directo es esta noche en el Palacio de Congresos de Granada.