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Cita de magos

El Hocus Pocus reunió ayer a una convención que ni la mismísima Rowling hubiera congregado en torno a su Harry Potter. Al parecer MagoMigue, el director del festival, tiene mucho más tirón, y ayer juntó en el escenario del Isabel la Católica a presdigitadores, mentalistas, cartómagos, regurgitadores, malabaristas y un personaje que no es mago pero que va por el camino. No están todos los que son, pero si alguien precisara del servicio de los magos en algún otro lugar que no fuera Granada difícil lo tendría para recibir un sí.

En la extravagante reunión, Florentino Fernández llevaba la batuta. Lo suyo no es la magia potagia sino la potagia a secas. Él puso anoche la risa y todos los demás el pellizco que provoca en el estómago el arte de lo imposible. Hubo para todos los gustos. A Flo no le hacen falta trucos para hacer reír y aprovechó las extrañas cualidades de los invitados para bromear a gusto.

Lo tuvo fácil con el belga Aaron Crow, un ilusionista que va más allá de la mera ilusión para tocar el miedo con tal de sorprender con espadas, fuegos y arcos a lo Guillermo Tell. Ya lo avisó antes de su espectáculo: "No me conformo con lo convencional e intento ir siempre más allá. Buscar mi propio camino". Su presencia en el teatro ya era de por sí sobrecogedora porque si hay algo que lo defina es su misteriosa presencia. Tanto, que no le hace falta hablar para comunicarla al público.

De todos los magos que ayer se dieron cita en esta convención especial, sin duda Jammes Garibo fue el que puso el ritmo más trepidante, acompañado por Noelia -su fiel 50 por ciento-. Apariciones y desapariciones y uno de esos trucos que nunca pasarán de moda: el corte por la mitad. Tampoco faltaron jaulas, copas que flotan, llamaradas y palomas...

Stevie Starr -habitual del Cirque du Soleil- no se quedó corto. Llegó al teatro con un estómago a prueba de bombas. Florentino le pidió uno igual para comer hamburguesas con la misma facilidad que el inglés traga monedas o bolas de billar, llamas y burbujas como quien no quiere la cosa.

Huang Zheng puso la belleza y la delicadeza de sus pañuelos y las hojas de otoño. Sus manipulaciones no se separan de la milenaria magia china a la que añade movimientos propios de la gimnasia. La pareja Samsarate vino de la mano de Jorge Blass con sus acrobacias imposibles y Juan Mayoral demostró por qué es el Campeón Mundial de Magia General sin necesidad de grandes artilugios.

La HocusDixie Band con Arturo Cid a la cabeza fue la encargada de poner la música.

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