Obras: Tomás Luis de Victoria, Antonio Lotti y Cristóbal de Morales. Intérpretes: Coro Tomás Luis de Victoria. Director: Pablo García Miranda. Lugar: Capilla Real. Fecha: sábado 20 de marzo de 2010.

La Asociación Amigos de la OCG programó, dentro del programa de celebración de su XV aniversario, un concierto de Semana Santa ofrecido por el coro de cámara Tomás Luis de Victoria. Esta formación está especializada en el repertorio renacentista, prestando especial atención a la producción de los grandes polifonistas españoles. Para la ocasión, seleccionaron diferentes motetes y responsorios de Semana Santa, a través de los cuales recrearon un recorrido por los momentos de la Pasión.

El concierto se abrió con el motete Pueri Hebraeorum de Victoria, autor al que pertenecían buena parte de las obras. La brillantez de este motete sirvió como pórtico del ciclo, que fue penetrando en la semántica de piezas como Caligaverunt y O vos omnes, para desembocar en la Lamentación de Sábado Santo. Así, el oyente puede tomar conciencia de la condición de pecador del ser humano y de la necesidad de redención, todo desde la óptica de la espiritualidad cristiana renacentista. La primera parte se cerraba con una obra de Antonio Lotti Crucifixus, en la que las disonancias y el uso de continuas sensibles en modo menor sirven como instrumento expresivo del dolor y dramatismo de la crucifixión.

La segunda parte se abrió con dos motetes de Cristóbal de Morales, Peccantem me quotidie y Circumdederunt me, en los que el ser humano clama ante su Dios perdón por sus pecados. Tras ellos, el Taedet animam mean de Victoria dio paso al Officium Defunctorum, máxima expresión de recogimiento ante la muerte. Finalmente, el motete Surrexit pastor bonus nos introdujo, como epílogo, en el convencimiento y la esperanza en la resurrección.

El coro Tomás Luis de Victoria tiene gran experiencia con el repertorio renacentista. El equilibrio entre sus voces, el respeto a la expresión de texto y música y el cuidado de la pronunciación y los finales de frase hacen excepcional la puesta en escena que de este programa. Las bóvedas de la Capilla se llenaron de suaves sonoridades, de delicadas armonías que se alimentaban en cada frase. Al frente de Pablo García Miranda, el coro demostró que la economía de medios no está reñida con la calidad.