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La realeza de los pinceles

  • El artista motrileño Carlos Moreu Spa, retratista de la Familia Real, expone hasta el 26 de junio en la Casa Condesa de Torre-Isabel una muestra de sus más de ochenta años de oficio en la pintura

Dos trazos realizados con maestría marcan la frente. Mezcla con rapidez los colores. Después, va descendiendo a todos los rasgos de la cara hasta afinar tanto que existe poca diferencia entre el lienzo y el modelo. Se trata de Carlos Moreu Spa (1922), sin duda uno de los mejores retratistas de España y del mundo. Hasta la mismísima familia real española ha confiado en él.

El artista dice que el secreto está en plasmar más allá del físico y llegar de alguna manera al alma de la persona. "Por eso es muy importante hablar con ella, explica. Del Príncipe Felipe le impresionó "su sentido del deber a España", comenta. "Ya adolescente, fue capaz de permanecer tres horas inmóvil posando, haciendo gala de su disciplina militar", añade.

Éste es uno de los muchos que ha retratado y que forman parte de su extensa obra de más de 1.100 cuadros. El que realiza frente a un público que apenas respira en la Casa de los Arcos de Motril es el último. El pasado lunes el pintor motrileño ofreció una inolvidable lección magistral ante casi un centenar de personas y flashes, micrófono en ristre, en la que hizo gala de su perfeccionismo. A sus 88 años, permaneció durante más de dos horas con los pinceles entre las manos, las cuales manejaba con especial destreza, para deleite del público, que quedó perplejo ante un magnífico retrato que él, sin embargo, calificó de "mero apunte".

El experimentado retratista dio también un ejemplo de envidiable vigor. El mismo que seguramente estos días le ha llevado a dejarse ver por las calles de Motril haciendo gala de una gran calidad humana que no queda a la zaga de la del artista. Un lugar donde es fácil encontrárselo es en la Casa Condesa de Torre-Isabel. Este edificio se viste de gala con motivo del décimo aniversario de la apertura de la casa de la cultura motrileña. Y qué mejor manera de celebrarlo que rindiendo homenaje a uno de sus personajes más ilustres: Carlos Moreu.

El hijo del universal Carlos Moreu Gisbert y nieto de la Condesa de Torre-Isabel acudió a la inauguración de su exposición antológica (1940-2010) el pasado viernes, cuya obra estrella es el retrato del Príncipe de Asturias. Han sido muchas las dificultades para traer este cuadro a la ciudad costera. Finalmente todos los motrileños pueden admirarlo hasta el próximo 26 de junio. Esto ha sido posible gracias al empeño de la familia, así como al esfuerzo de la Concejalía de Cultura y de la Asociación Amigos de Ramón Portillo, organizadores de estos actos.

"En el momento de la entrega, yo no sabía que iban a venir sus padres a ver el cuadro, la Reina Sofia quedó admirada y comentó que nadie le había dibujado a su hijo mejor, le gustó tanto el retrato que dos años después tuve que hacer otro para la familia real", relata rememorando uno de los puntos álgidos de su carrera.

También se exhiben varios cuadros en los que la protagonista es su esposa María de los Ángeles Arcos 'Yeli', otros de su familia, autorretratos, pero también paisajes basados en la Costa Tropical. Ahí han quedado plasmados el puerto, la playa, los espetos … "He estado veraneando muchos años en Torrenueva, siempre que bajaba a la playa me llevaba la caja, era muy difícil pintar a los personajes porque la gente se mueve, se baña … pero tomaba unas ligeros apuntes que me permitían luego continuar". Pese a vivir en Madrid, no ha dejado de veranear en Motril y Torrenueva.

Aparte del acento motrileño, también conserva algo del argentino, pues vivió allí cuando era niño. Abandonó este país al comenzar en Granada sus estudios de Derecho, carrera que dejó al ganar por oposición una beca del Centro Artístico granadino para ingresar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid. La capital de España era el lugar perfecto para pintar a las grandes personalidades. Así, hubo una época en la que retrató a todos los embajadores.

Desde siempre, el retrato ha sido la especialidad en la que más agusto se ha sentido Carlos Moreu, pero cree que "hay que pintar de todo: paisajes, bodegones … y atreverse a probar cosas nuevas. Una vez estaba pintando un cuadro y de repente sentí la necesidad de cambiar radicalmente de estilo, mis amigos dijeron que Carlos se había vuelto loco", comenta con su especial gracejo.

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