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Últimos minutos del amor

  • Águeda Fernández reflexiona sobre lo efímero de las relaciones pasionales

Águeda Fernández ha concebido en la sala C del Instituto de América un pastel de ingredientes pasionales. Con un lenguaje absolutamente vanguardista e íntimo, la autora recurre a una instalación multidisciplinar para hablar de algo tan antiguo como el amor cuando se encuentra en sus últimos estertores. Un mural de siete metros, realizado con pintura acrílica; las típicas blondas que decoran los bordes de las tartas pero en gran formato colocadas sobre la pared de la sala; y una serie de dibujos a lápiz cuentan la historia de sus Inventores de huidas, un título que remite al poemario Capitán imposible de Daniel Vázquez Barros y donde la autora reflexiona sobre el paso del tiempo.

La exposición aborda las relaciones de pareja vistas desde una perspectiva melancólica, recurriendo a instantáneas de lo cotidiano. Así, en los dibujos muestra a una pareja en diferentes escenas de su vida amorosa y donde el espectador puede leer entre líneas que se trata de una historia que está llegando a su fin. Se ve por ejemplo un dibujo de sus piernas donde se intuye que la pareja se abraza sentada en la cama. Se la ve a ella quitándose la ropa. Se la ve tumbada y a la espera de una llamada. Se le ve a él abrazándose a sí mismo. Se la vuelve a ver a ella esperando un regalo de Navidad que nunca llega...

Dice Águeda Fernández que Inventores de huidas habla de "los momentos que se han captado como instantáneas de momentos en la vida que ya no volverán". Nada dura eternamente. Los inventores de huidas (estos personajes de sus dibujos) "se las ingenian para huir de esa realidad efímera, ajenos al futuro que les espera, aunque se respira un trasfondo dramático". La artista explica que podrían ser los protagonistas de la película Dos en la carretera, dirigida por Stanley Donen, una cinta en que las imágenes son muy bonitas estéticamente, pero respiran tristeza...

En el mural, que cubre una de las paredes de la sala y que la autora ha titulado Home sweet home aparece por su parte una mujer con una máscara de conejo. Todo tiene relación. También las blondas.

Al igual que en sus anteriores obras, sigue utilizando imágenes de lo cotidiano, ya que estas acciones ya pasadas "nos llevan directamente al pasado y nos hacen reflexionar sobre el tiempo, llevándonos directamente a plantearnos lo efímero de la vida".

La volatilidad de la exposición no es casual, los dibujos están realizados directamente sobre las paredes de las salas con grafito, incluso los marcos de estos dibujos están dibujados.

Al terminar la exposición, la obra desaparecerá, "todo es efímero, nada perdurará tras su clausura, no entendía esta obra de otro modo, si se hubiesen realizado sobre cualquier otro soporte el significado no habría sido el mismo". La artista tenía en la mente mientras la realizaba los jardines zen utilizados como forma de meditación por los monjes zen japoneses, ya que hacerla "ha resultado ser un acto catárquico para mí".

Águeda Fernández Instituto de América. Hasta febrero

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