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"Cada grupo tiene su modo de juego. El nuestro es poner pasión"

  • La banda se viste con sus mejores galas para actuar esta noche en la sala El Tren donde presentarán el disco '1999', el trabajo que los ha coronado definitivamente en la música de este país y con el que celebran sus diez años

Ni todos los conciertos que caben en un calendario tan apretado como el suyo ni tantas horas de carretera servirían para quebrar lo más mínimo "una piña que se hace más piña cuando le aprietan", así que los catalanes Love of Lesbian se visten con sus mejores galas para celebrar lo bueno de sus más de diez años de historia de amor juntos en 1999, el disco que los ha coronado definitivamente en la música de este país.

-¿Cómo se les ha quedado el cuerpo después de un verano con tantísimos conciertos como el que han tenido?

-Siempre hemos hecho muy a gusto nuestro trabajo, aunque es verdad que tienes que ponerle mucha pasión a lo que haces. En este caso, en el que nuestro trabajo es la música, aún más. Buscamos la manera para que las cosas que hacemos tengan un componente de magia, ilusión y encanto, así que estamos preparando un repertorio diferente, con canciones que no tocamos habitualmente, para que sea algo nuevo.

-Han dado no sé cuántas vueltas ya a la península, han puesto a 1.999 personas a tocar a la vez sus canciones y hasta han saltado al escenario apenas minutos después de que España se proclamase Campeona del Mundo. Pocas giras deben generar tantos recuerdos...

-Han sido muchos días, muchos meses, muchas ciudades... Todo el mundo nos decía que nos quería ver y nos trataban con mucho cariño, y sólo eso ya te da muchas experiencias muy bonitas, tanto que parece que no hayamos tenido malos momentos. Lo que más tengo grabado en la cabeza son imágenes como la de una chica llorando en la primera fila con Voy a romper las ventanas, o como lo que hicimos en Madrid con 1.999 guitarras. Normalmente estás preparado para entender lo que sucede en un concierto, pero a veces la emoción gana.

-Y es que lo de sus conciertos es mágico; podrían dejar de cantar en cualquier momento que su público no fallaría ni una palabra...

-Santi [Balmes] es un estilete, es como un cuchillo emocional. Se acerca a las emociones del oyente y escribe en un sentido en el que mucha gente se siente identificada. Si encima te ponen volumen alto, es que ya no puedes dejar de cantar.

-1999 celebra una década de vida del grupo y cuenta, a través de sus canciones, los distintos estados por los que pasa una relación de pareja. ¿Cómo ha sido la historia de amor de los Love of Lesbian en estos diez años?

-Los chicos y yo lo hablamos mucho... Nos ponen la máquina a funcionar a una velocidad a la que no estábamos acostumbrados porque antes hacíamos menos conciertos y nos veíamos menos... Pero, pese a que nos han apretado mucho, creo que el grupo se ha sabido mantener junto y nos seguimos queriendo. Si estamos una semana de vacaciones tengo muchas ganas de verlos, porque significaría que nos vamos a subir al escenario a tocar o que vamos a pasar unas horas en la furgoneta y nos vamos a reír y decir chorradas. Claro que hemos tenido momentos complicados; son muchas horas y es una vida muy pasional en la que todo se siente de forma muy fuerte, pero estoy orgulloso de cómo lo estamos viviendo y de adonde nos está llevando. La piña se hace más piña cuando nos han apretado.

-Su 1999 es un disco muy extremista; las canciones más alegres son muy divertidas y las más tristes están llenas de tragedia...

-Creo que en Maniobras de escapismo ya apuntábamos un poco por ahí... Teníamos algunas como Marlene jugando por la banda de lo histriónico, mientras que Domingo astromántico estaba por el lado más sentimental. Al cabo de los años aprendes y dejas de dar rodeos para ir directamente a lo que quieres. Cuando grabamos tenemos la sensación de que no podemos dejarnos nada en el tintero, de que hay que echar la carne en el asador. Creo que en 1999 hay canciones que no divagan y que van directamente al eje de la cuestión: si vamos a reírnos que sea a carcajadas, si hay que ser surrealistas lo somos más que nadie, y si nos ponemos sensibles vamos a tocar la fibra.

-¿Echan en falta algo más de humor en la música española actual?

-No lo hecho en falta, cada uno tiene que encontrar su modo de juego en la música. Otra cosa es el grado que tienen los grupos de tomarse en serio, porque algunos tienen actitudes altivas y toman demasiada distancia con su público. Pero también hay grupos con los que nos hemos cruzado en estos años que nos han dejado muy buen sabor de boca, como Lori Meyers, que son brutales y por ellos hacemos lo que sea.

-¿Qué ha favorecido más a la banda: myspace o el boca o boca?

-Creo que el boca a boca es lo que más nos ha ayudado, porque está ahí desde el principio, antes del Facebook y de todas estas cosas. A nosotros nos ha hecho mucho bien porque nunca hemos tenido grandes plataformas de promoción ni publicidad y porque no salimos en la tele y, si salimos, dicen mal nuestro nombre, así que nunca ha sido muy efectivo... El colegueo de un amigo que te pasa un disco y te dice que te va a gustar es lo más fiable...

-Con la vida tan larga de 1999, ya estarán pensando en qué va a venir después...

-Es inevitable echar un vistazo a un medio-largo plazo e idear qué es lo que te gustaría hacer. Antes de lanzar algo nuevo con Love of Lesbian nos gustaría hacer algo con otro nombre y con menos ambición, tal vez pequeños proyectos o colaboraciones. Santi ha estado grabando en los dos últimos meses un proyecto que se llama El antiguo niño prodigio y que es una gamberrada sonora que creo que va a sorprender a mucha gente porque no tiene nada que ver con Love of Lesbian.

-¿Y las vacaciones?

-El plan es acabar la gira de salas en diciembre y hacer la despedida en la Joy Eslava de Madrid y en la Razzmatazz de Barcelona entre enero y febrero y luego desaparecer y silenciarnos un poco hasta finales del año que viene y ya veremos cuándo saldrá lo nuevo.

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