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Por amor al corto

  • Los cineastas granadinos muestran sus impulsos creativos en el Festival Internacional de Jóvenes Realizadores

Un resquicio, una brecha en la rutina. En este espacio crecen los trabajos que concursan en la sección de Cortometraje Granadino del XVII Festival Internacional de Jóvenes Realizadores. Todos nacen de un fogonazo creativo y con el mismo resplandor aparecen en la pantalla. Son en total trece cortometrajes que pasan de pequeños detalles cotidianos a plantear temas de calado como las incógnitas que plantea la violencia de género.

Un ejemplo es Pablo Rojas, que participa con Siempre juntos. "Me encontraba una tarde en Madrid cuando en las noticias dieron la noticia de un caso de violencia de género en el que un chico había asesinado brutalmente a su novia de 19 años. Después comentaban que la violencia de género es la primera causa de muerte entre las mujeres de 15 a 44 años según la OMS", recuerda el director. Impactado por la noticia se puso a reflexionar, a escarbar en el maltrato. "¿Son conscientes de lo que hacen los asesinos al cometer el asesinato? ¿Son ataques de celos e ira? ¿Cuántos de estos crímenes son premeditados? ¿Existe amor detrás del maltrato? ¿Qué hace que una persona aguante el maltrato durante años en silencio? ¿Por qué lo ocultan? ¿Cuándo llega el momento de decir basta?". Y las respuestas las condensó en apenas 6 minutos.

Por su parte, Juanfran Martínez muestra a un personaje que vive el eterno día de la marmota en Suspiros. "Después de muchos meses de trabajo pudimos rodar durante tres días en Granada juntando un gran equipo técnico donde todo el mundo puso un granito de arena", explica Martínez. "Sin duda todo por amor al arte ya que muchos de ellos se desplazaron desde Almería e incluso Madrid para poder trabajar sin cobrar un duro, por lo que si no fuera por esos grandes amigos esto no hubiese sido posible", agradece resumiendo el espíritu de la mayoría de los rodajes.

Otro de los cortometrajes a competición es Looking for la Alhambra, de Amaya Cía Molina. Se trata de un falso documental en el que Pawel Krolik, estudiante polaco de arte, llega a Granada a ver la Alhambra. Cuando llega se encuentra con la sorpresa de que ésta ha desaparecido, así que decide investigar el hecho y realizar un documental. Escrito, rodado y montado en 48 horas, contó con un presupuesto de 20 euros "que se gastaron en transporte, en unas postales para atrezzo y en cartulinas que utilizamos a modo de reflectores", cuenta la directora sobre el 'dispendio' del cortometraje. "Al hacerla en 48 horas nos encontramos con un montón de problemas, sobre todo de tiempo, obviamente. Los más graves fueron a la hora de la edición, ya que el ordenador que íbamos a utilizar se estropeó unos días antes y tuvimos que usar uno que no estaba muy preparado para soportar la edición de video, pero salimos a flote", recuerda. Además, el calor (Granada finales de julio) y la falta de sueño también hicieron mella en el equipo, "pero hicimos un último esfuerzo y aunque la hora de entrega se iba acercando y parecía imposible llegar a tiempo, conseguimos terminarlo".

Clara Martínez Malagelada es la directora de Corta y pega, el retrato de una obsesión tan terrorífica como cotidiana. "Nos adentramos en la mente de una obsesión, el pelo humano, para captar aquello que nos es inmortal, aquello que tiene vida propia", explica. Y respecto al minimalismo que respira el corto -también en el presupuesto de 15 euros- Clara Martínez destaca que "la idea era hacer algo conceptual, sin artificios". "Sólo necesitamos material de peluquería", detalla. Incluso el actor principal surgió inesperadamente. "No teníamos en mente utilizar personajes, pero la idea fue llevándonos hacia lo que ha sido el resultado final".

Una muestra más del eclecticismo de la sección es el corto En la piel de Salvador Jiménez, que se rodó en Boadilla del Monte. "Es un triple juego porque uno de los actores le propone al otro lo mismo que están haciendo en el tiempo que transcurre la acción y lo mismo que estaba haciendo yo en el rodaje". En resumen, "un corto con dos actores y una sola localización sin caracterización y sin vestuario, donde dos actores se ponen en la piel de todos los personajes por inverosímil que sea", explica el director sobre un trabajo que contó con un presupuesto de 4.000 euros, casi una superproducción 'hollywoodiense' respecto a otros trabajos.

Son sólo algunos argumentos de los que participan en Cortometraje granadino, pero demuestran las inquietudes de los jóvenes creadores, las brechas abiertas en la imaginación que acaban plasmadas en un cortometraje de apenas unos minutos.

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