Cultura

Ballester, Premio Nacional de Fotografía

  • El artista es galardonado por su singular interpretación del espacio arquitectónico

Cuando era un valor en alza en el mercado, el artista español José Manuel Ballester decidió un día abandonar los pinceles a favor de la cámara fotográfica gracias a la cual ganó ayer el Premio Nacional de Fotografía 2010, que concede el Ministerio de Cultura.

Ballester (Madrid, 1960) fue galardonado "por su trayectoria personal, por su singular interpretación del espacio arquitectónico y la luz y por su aportación destacada a la renovación de las técnicas fotográficas", informó el Ministerio.

Desde que se apasionó hace una década por crear fotografiando, los espacios arquitectónicos -tanto el interior como el exterior de los edificios- han protagonizado sus obras. Su visión polícroma e irreal de la catedral de Burgos que plasmó en su trabajo Resplandores tuvo una gran recepción en el mercado así como su extensa obra sobre China.

La construcción feroz de rascacielos en China acaparó la atención de Ballester, quien empezó a viajar a países orientales. Fruto de ello fueron dos exposiciones de 2010 y 2009: La Gran Ciudad en la China actual y Hiperarquitectura e hiperdiseño: nuevos modelos urbanos en la China del siglo XXI.

Ballester, a sus 50 años, no encuentra fronteras para exponer sus instantáneas de paisajes arquitectónicos en los que los lugares se convierten en una excusa estética para obras como Espacio digitales y Galerías de luz.

El fotógrafo, siguiendo su intuición, se bajó hace una década en la estación llamada "fotografía" del tren de la pintura, en la que bebió de las fuentes de las escuelas clásicas italiana y flamenca de los siglos XV y XVIII. Sus primeros cuadros eran de estilo hiperrealista y naturalista hasta que el artista pintó lienzos de formatos muy grandes y con gran mancha de color. Pero su educación visual y formal con la pintura, Ballester la ha llevado últimamente al vídeo y en particular a la fotografía, un aspecto por el que ha sido reconocido con el Premio Nacional de Fotografía.

De ahí que a Ballester al igual que le ocurrió con la pintura, al principio era hiperrealista y ahora su estética se mueve en caminos diversos como el minimalismo en Tras-pasar el vacío (2009) o la abstracción en sus obras Museos y Habitación 253 (2005).

Ballester, al igual que otros artistas, ha rendido tributo a El Bosco, pintor holandés del siglo XV, como hizo en su porfolio Espacios ocultos (2008).

De este fotógrafo, modesto y sin afán de popularidad, es habitual encontrar piezas en todas las ediciones de ferias internacionales de arte contemporáneo como la madrileña ARCO y la suiza Basel, así como en la más importante en Europa en materia de fotografía: el salón Paris Photo.

Hace cinco años ya tuvo su primera retrospectiva el IVAM (Institut Valencia d'Art Modern) y hace tres años le homenajearon sus galeristas Charles Cowles (Nueva York) y Nicholas Metivier (Toronto).

En su curriculum atesora decenas de exposiciones individuales y colectivas, entre ellas, Habitación 523 que montó el Museo Reina Sofía en 2005 y Setting Out que organizó en 2003 la galería neoyorquina Charles Cowles.

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